Ha sido una movida sorpresiva de la tiranía en Venezuela. El cambio de cárcel por casa para el más popular de los líderes venezolanos es una aparente muestra de poder del Tribunal Supremo de Justicia con el ánimo de amortiguar su acelerado desprestigio como institución judicial, confirmar su autoridad y, de paso, intenta restar presión a los tres meses de marchas y protestas del pueblo.
Se espera que otros presos políticos vayan saliendo de las celdas. En realidad, es una evidencia de la debilidad del régimen de Maduro. Del resquebrajamiento interno del gobierno. Es un indicio más de que la libertad y la democracia merodean. Que la jornada final está cercana.