miércoles, 5 de julio de 2017
Hocus Pocus (1971) - Focus
Ayer 4 de julio reflexionaba como a través de mi experiencia vital he ido entendiendo en toda su dimensión el vínculo indisoluble entre la cultura cubana y la norteamericana. Si en la década de los cincuenta del siglo pasado, la publicidad, las costumbres y las aficiones entre los cubanos ya estaba hollada por la influencia anglo, con el triunfo del castrismo y la sovietización ese apego no desapareció y, aún más, se convirtió en nicho de resistencia. De modo que las expresiones de norteamericanización del modus vivendi cubano que escritores oficialistas como Lisandro Otero o José Soler Puig referían en algunas de sus novelas no se diluyeron sino que se reforzaron en el gusto de la juventud cubana reprimida por el régimen de Castro. La pieza que hoy traigo a Tumiami refresca una etapa de mi vida donde el American way of life nos calaba a los entonces teenagers. Allí, en 1972, en el Parque de los Enamorados, cerca de Malecón y junto a la celda que le tocó ocupar a Martí en las canteras de San Lázaro, un grupo de chicos nos reuníamos al filo de la medianoche a disfrutar de Beaker Street, el programa trasnochado del cual ya he escrito en este blog, para disfrutar de los herzios rockeros provenientes desde las entrañas del monstruo.
El grupo se iba nutriendo paulatinamente hasta convertirse en motivo de preocupación de la monada. Omarito Sesohueco (encarcelado por romper teléfonos públicos, uno de los primeros en emigrar como expreso político), Yiyo (profesor de inglés que ha envejecido en su apartamento de la calle Cárcel), Landy (un excelente guitarrista graduado del Amadeo Roldán que se debatía entre el carnet de la Juventud y la vocación de contestatario), Jorge Tareco (de rebelde a ingeniero industrial, pasando por chivato del Partido antes de sucumbir a la crisis alcohólica de conciencia), el negro Franklin recién liberado (desertor de la guapería, quien se convertiría en uno de los hippies protagonistas que se sentaron en la calle y provocaron el trancón de tráfico en Galiano, frente al parque Fe del del Valle durante la recogida del 68, lo cual le costó tres años en una granja), Fifo (examigo, infiel con los que lo apreciaban pero gusano hasta el presente), Nany (que se graduaría como ingeniero agrónomo para emigrar también tempranamente), Valentina (la chica con quien perdí la virginidad en un ascensor), Mayra Bolloloco (legítima defensora del libre sexo y heroína de las fiestas rockeras a la que aún muchos guerrilleros de la época recuerdan), Pepito (el mejor fabricante de guitarras eléctricas, amplificadores y baffles que he conocido en mi vida), su hermana Rebequita (la grumete del piquete, una amistad que continúa acá en Miami)...
Focus era una banda holandesa de rock progresivo creada en Amsterdam en 1969. Su miembro estrella era el guitarrista Jan Akerman. El tema Hocus Pocus (1971), original de Ankerman, hizo furia en USA y, por repique, en La Habana. Solía ser la segunda o tercera pieza en Beaker Street y junto al Frankestein de Edgar Winter (aunque no llegaba al nivel de elaboración de esta última) era de las que más disfrutaba personalmente. El tema grabado en estudio cuenta con un rondó de seductor tempo que iba siendo coloreado alternativamente por los instrumentistas y vocalistas para hacer bailar a los fans y que después en aras de la comercialización sería lamentablemente degradado por la banda en una faster version durante sus actuaciones en vivo en Estados Unidos. (JR)
Buenísimo JR. Tienes q tirar más de estas memorias.
ResponderEliminar... Bueno, entendible y veraz!!!... Ya te pasaré algunos tracks inolvidables del Focus de esos primeros 70's, pues una vez sobre el 96's (la única, dicho sea de paso)les vi en el fabuloso recinto de The Albert Hall y , pese a lo interesante de ese "meeting-remake", ya habían perdido toda la fuerza creativa (sobre todo en lo instrumental) de aquellos años. También el lineup, aunque aun permanecía ese genio de Thijs van Leer y su trio inicial,pero no escapaban de la evidencia de haber sufrido un cambio sustancial: Jan Akkerman, el guitarrista que había sido inspiración de muchos otros de su generación, había abandonado la banda para dedicarse a producir su pentagrama en solitario... por lo demás, en lo personal fue mi reencuentro con muchas de las cosas que apostillas ern tu crónica y que, por igual y hasta en contextos similares hube de vivir y sentir en el tuétano de la semilla.... Abrazzottes amigo querido y que bueno relerte.... pásame tu número y así te hago una llamada y nos ponemos al día...Saludos a la familia.
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