|
La Lolita de Nabokov, llevada al cine por Kubrick |
Rosie Inguanzo
Siendo
estela huella, Stella también es la esposa abusada y sumisa del filme (basado en la obra teatral de Tennessee Williams)
Un tranvía llamado deseo (1951); Estelita es la protagonista de novela póstuma de Guillermo Cabrera Infante,
La ninfa inconstante (2008); o es Stella Artois, la cerveza dorada que llega hasta nuestra época —“She is a thing of beauty”, reza el anuncio en la revista
Miami, edición de junio de 2011; asimismo, es Stella Morris, la actriz de cine (actriz inglesa secundaria con mínima filmografía, con quien la Estelita de
La ninfa comparte nombre —en español— y apellido en lengua inglesa, y que plausiblemente hace referencia a la controvertida niña Stella-Esther, de Jonathan Swift —lo que nos remite a una relación controvertida entre un adulto y una niña.
A Journal to Stella (1910-1913), es una especie de diario epistolar de Swift, de cartas dirigidas a su amiga Esther Jonson, cuyo sobrenombre era Stella. Alrededor de la relación entre Swift y Stella hubo gran controversia, ya que ambos se conocieron cuando ella tenía 8 años, siendo la hija de uno de los sirvientes del escritor adulto. Swift se convirtió en el tutor y mentor de la joven a la que también dedicara poemas, incluso se cree que ambos contrajeron matrimonio secretamente. Precisamente, entrevistada por Ángel S. Harguindey para el diario El País, en el año 2007, la viuda de GCI, Miriam Gómez, dice: “Yo creo que la protagonista, Estela (
La ninfa), no tenía 16 años, era mayor, aunque, a la vez, es una forma de rendir tributo a Jonathan Swift y a su joven dama Stella-Esther". A propósito, el vocablo
estela apunta a la fugacidad de la relación amorosa narrada ahí.
Los lectores de la obra cabrerainfanteana sabemos que una tal Estrella es la protagonista de su relato “Ella cantaba boleros”, en
Tres Tristes Tigres (1964) —fotografiada en vida (vida fugaz) por el narrador de dicho cuento, Códac o Kódac, Jesse Fernández en la vida real y en las novelas de GCI, además de amigo íntimo del autor y fotógrafo de las estrellas (o
estelas) de la época. La Estrella de dicho relato —inspirada en la cantante Freddy, voz legendaria de la noche habanera— muere prematuramente (aunque circunstancias diferentes a la protagonista de
La ninfa), cuando el avión en que viajaba desaparece,
estrellándose (la itálica es nuestra) en algún lugar del Golfo de México. Pero comparte nombre casi idéntico con la Estela de
La ninfa y muerte prematura. Ambos personajes están involucradas en una relación ilícita; la primera con un hombre casado; la segunda con un adulto casado, siendo menor de edad. Estelita de
La ninfa es, finalmente (también póstumamente), Elena en
Cuerpos divinos (2010), igualmente publicado después de la muerte de GCI; aunque ella es un calco menos novelado, dentro de “una novela que sólo fue una biografía velada”, según el propio autor. Permítaseme una última simetría:
Stela en griego es monumento y lápida: Estelita es el monumento púber a La Habana de los años cincuenta de GCI (escindida del acontecer político en
La ninfa), y es lápida moral en el estupro.
*La ninfa inconstante.