Jesús Rosado
La noticia es fresca. Ha sido publicada en la página digital de la Fundación Cintas. La Fundación ha decidido a partir de este año otorgar becas a artistas radicados en Cuba. Que bien. La democracia es bella. Uno observa decisiones como estas que en Cuba serían imposibles de asumir hacia los artistas exiliados y no queda otra que enorgullecerse de la capacidad de la democracia para legitimar la diversidad de posiciones ideológicas. Justamente colaboraba con mi asistencia curatorial a un proyecto de exhibición de la colección Cintas en el American Museum of the Cuban Diaspora cuando sale esta noticia. Y, claro, precisamente por esa maravilla con que nos toca la democracia es que manifiesto mi total desacuerdo con el cambio de la agenda histórica de la Fundación Cintas y me retiro rotundamente del proyecto.
Ustedes se preguntarán, pero bueno, ¿y qué hay con la democracia? Ahí comienza mi defección. ¿Cómo puedo aceptar en mi doble función de historiador y curador que no se haya producido este giro en los momentos más aciagos de la dictadura castrista cuando los abstractos eran relegados, los miembros de la generación del ochenta eran censurados o arrestados y los movimientos de arte libre e independiente eran silenciados o reprimidos? ¿Por qué el giro ahora? ¿Porque se restablecieron las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba? ¿Porque hay una estrategia desde La Habana de asalto intelectual a los circuitos académicos e instituciones proexilio para invadirnos ideológicamente, mientras el castrismo se mantiene atrincherado y vigila cada incursión de la diáspora en el interior del país? ¿Quién me garantiza que los Kcho, los Nelson Domínguez, los Miguel Barnet, todos artistas oficialistas y consagrados a la dictadura no obtengan una beca Cintas? Porque si hay una táctica particular de la Fundación para alejar a este tipo de personajes de su misión, pienso que debería haber sido ser explícita.
¿En qué posición de la competencia quedan los artistas e intelectuales cubanos exiliados huérfanos de patrocinio estatal, privados de circuitos de galería y promoción institucional?
¿O es que se trata de una estrategia camuflajeada para incentivar a artistas contestatarias como Tania Bruguera, galería alternativas como Espacio Aglutinador, proyectos intelectuales como Estado de Sats o performances que pueden costar la libertad o la vida como los del Sexto? Reitero, hay que explicarse. ¿O, perdón por la especulación, se trata de acomodar más a los aterciopelados que se mueven entre La Habana y Miami con residencias y estudios en ambas ciudades? O negro o blanco, muchachos, que los matices bajo dictaduras no llegan a ningún lado.
Esta decisión contó con el respaldo del Departamento del Tesoro. Me pregunto, ¿es una decisión a sabiendas del Presidente Trump o estará ajeno a su alcance?
Por otra parte, no sé qué diría el finado Cintas ante tal decisión de la Fundación después de tanto saqueo al patrimonio cultural de la nación por parte de funcionarios y ladrones particulares. ¿Se han cuestionado, amigos de la Fundación, el estado de la colección Cintas en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana? ¿Por qué no se dan una vueltecita por la capital de la isla y constatan inventario de la colección contra presencia física de obras a ver qué pasa? A lo mejor hay sorpresitas.
¿En qué posición de la competencia quedan los artistas e intelectuales cubanos exiliados huérfanos de patrocinio estatal, privados de circuitos de galería y promoción institucional?
¿O es que se trata de una estrategia camuflajeada para incentivar a artistas contestatarias como Tania Bruguera, galería alternativas como Espacio Aglutinador, proyectos intelectuales como Estado de Sats o performances que pueden costar la libertad o la vida como los del Sexto? Reitero, hay que explicarse. ¿O, perdón por la especulación, se trata de acomodar más a los aterciopelados que se mueven entre La Habana y Miami con residencias y estudios en ambas ciudades? O negro o blanco, muchachos, que los matices bajo dictaduras no llegan a ningún lado.
Esta decisión contó con el respaldo del Departamento del Tesoro. Me pregunto, ¿es una decisión a sabiendas del Presidente Trump o estará ajeno a su alcance?
Por otra parte, no sé qué diría el finado Cintas ante tal decisión de la Fundación después de tanto saqueo al patrimonio cultural de la nación por parte de funcionarios y ladrones particulares. ¿Se han cuestionado, amigos de la Fundación, el estado de la colección Cintas en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana? ¿Por qué no se dan una vueltecita por la capital de la isla y constatan inventario de la colección contra presencia física de obras a ver qué pasa? A lo mejor hay sorpresitas.
No, amigos míos, como se dice en la jerga del dominó, paso. Renuncio al proyecto de curaduría, independientemente de la decisión que tome el Museo. Yo nací en la abundancia, soy hijo de un empresario exitoso que fue expropiado por el gobierno revolucionario cubano. Mi padre murió de tristeza en plena pobreza. Viví con mi familia en la miseria. Nos costó trabajo y sacrificios para yo poder terminar mis estudios universitarios como historiador. Aguanté cuarenta años de comunismo, que los que lo sufrimos sabemos que hay que vivirlo para entenderlo y padecerlo. A base de esfuerzo y sin traicionar mi credo me coloqué en posición para la estampida. ¿Cómo voy a prestarme al juego de crédulos y fantasiosos que no tienen la más puñetera idea de lo que es política cultural en un estado totalitario?
Hay mucho tema de que ocuparse la mente de un estudioso de las ciencias sociales en la diáspora: la operación Peter Pan, los vuelos de la libertad, los caídos en el Escambray, los héroes y mártires de la Brigada 2506, Camarioca, el Mariel, los balseros del 94, los desaparecidos en el estrecho de la Florida, el hundimiento del transbordador 13 de marzo, la experiencia del presidio político, los más de 500 artistas visuales exiliados, los logros en el teatro, la literatura, el cine, la música, la danza, en la esfera política, en el deporte, en las ciencias. Sesenta años de desarraigo, de dolor, de sacrificios, de triunfos, de éxito innegable. En Estados Unidos, en España, en México, en Argentina, en Chile, en Suecia, en Checoslovaquia, en Francia, en Australia…
No hay tiempo para perder el tiempo. Mi afiliación al Museo Cubano tiene que ver con su misión: estudiar, preservar y divulgar el patrimonio cultural del exilio. Con el cambio de agenda de la Fundación me paso y me levanto de la mesa. No transijo con esa forma de jugar el dominó entre auténticos cubanos.
Claro, sin castrismo, amigos de la Cintas, pueden contar conmigo, estaría dispuesto a jugar otro partido. No Castro, no problem.
Completamente de acuerdo contigo.Cuando funde Termino en 1982, determine que era una revista para quienes estaban exiliados y no se les habia permitido publicar en Cuba y para aquellos que entonces se atreviern a enviar colaboraciones siendo marginados en la isla. Erna muy pocas paginas y no habia razon para ceder espacio a quienes contaban con el apoyo de las represoras instituciones culturales de la isla. Fue un espacio para quienes no tuvieron espacio. La beca Cintas se diseno para el exilio, para quienes han hecho arte y literatura contra viento y marea. Incluir a quienes han representado a los censores o mantienen su apoyo es quitar respaldo a los artistas y escritores que luchan dia a dia para mostrar su obra y que se han exiliado por raznes pliticas y por la imposibilidad de desarrollar su arte en la isla. Esa decision no tiene nada que ver con la democracia, Las instituciones privadas definen sus limites. Cabiarlos de esta manera, es puro oportunismo.
ResponderEliminarSuscribo y apoyo. Es una peligrosa estocada en el feroz asalto contra la cultura del exilio.
ResponderEliminarUna y otra vez, independientemente de que la política oficial (demasiado "oficial") hacia el gobierno cubano haya aparentado ser estricta y justa, los encargados de instrumentarla se ponen guantes de seda para tocar los asuntos cubanos con una delicadeza tal como si trataran con un recién nacido. Después de la caída del comunismo, todos los gobiernos de ambos partidos, en vez de ponerles el pie encima al castrismo para acabar con la pesadilla, no han hecho más que hacer concesiones y "tirarle el cabo", ayudando a su supervivencia. No sólo fue Obama y Clinton, también Bush y, ahora, no espero otra cosa del venerado Trump. El cadáver descompuesto del tirano debe estar en su tumba con una sonrisa de oreja a oreja.
ResponderEliminarPura letanía y basura fascista y terroristas, pero es casi una iluminación del diablo como los lacayos cumplen con gringolandia
ResponderEliminarAhí hubo lobby de fuera y una fuerza desde dentro de la fundación. Desde ahora la beca cambia el tono.
ResponderEliminarDe acuerdo contigo, mi estimado Madrigal. No era de esperar otra cosa que afinidad. Aunque hay un punto en que nos alejamos. Es el referido al derecho de ellos a cambiar el rumbo. Lo pueden hacer, eso es democracia. Que sea inmoral no es una cuestión de derecho sino de ética. Y ahí volvemos a juntarnos...claro que sí, que son oportunistas. Se intuyen oscuros intereses de coleccionismo que no tienen que ver con filantropía.
ResponderEliminarEstás claro, machetico. Gracias.
ResponderEliminarOctavio, amigo mío, de acuerdo con tu comentario, pero la "supervivencia" tiene que ver más con nuestra desnaturalización como pueblo que con lo que hacen presidentes republicanos y demócratas. Bueno, es mi criterio, puede que me equivoque.
ResponderEliminarBienvenido al blog, Jesús Navarrete. Puedes visitarnos cuando quieras y opinar. Aunque sea un sitio de "fascistas y terroristas" como groseramente planteas. Te advierto que tu blog se incluye con más autenticidad en esa categoría. ¿O es que hay algo más fascista y terrorista que el castrismo? Bendiciones, Jesús. Tienes un hermoso nombre. Dios se apiade de ti.
ResponderEliminarAT, están en su derecho de hacerlo aunque traicionen un legado y una misión. Yo soy el que no cambio el tono.
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