miércoles, 25 de enero de 2017

Segurosos, partidarios, simpatizantes e indiferentes: todos apoyan el castrismo

Despliegue de masas revolucionarias, La Habana (1980)

alFreDo tRifF

Leo con interés el artículo Los grandes aliados de los Castro, de Iván García para Diario de Cuba. García caracteriza un segmento social de la sociedad cubana que él llama "indiferentes":
 Muchos de estos cubanos, indiferentes a la política, por 10 pesos convertibles al mes (el salario mínimo en Cuba) se conectan por cable a antenas ilegales. Son circuitos televisivos privados que funcionan en numerosos barrios de La Habana y algunas provincias, con programaciones diseñadas por el dueño de la antena, esencialmente las trasmitidas en el sur de la Florida: muñequitos, culebrones, noticieros, humorísticos y béisbol de las Grandes Ligas.
García concluye que esos "indiferentes" resultan "aliados" de Castro. Bien, mi ángulo es convergente pero se bisecta. Lo llamo "apoyo". y sí, todo aliado, de cierta manera, apoya. El asunto no es que no protesten, sino que tácitamente, ese cubano apoya al régimen.

Es una  vida congelada en una fantasía surrealista que viven (casi) a gusto. Y en todo esto hay un lado perverso,
A pesar de que muchos cubanos ambiguos dicen no interesarse por la política, rezongando, asisten a las "marchas del pueblo combatiente", las pachangas revolucionarias conmemorativas o los actos de repudio a las Damas de Blanco. A ratos, los correcaminos de los servicios especiales movilizan al personal de empresas situadas en Centro Habana ... para acosar a las Damas de Blanco.
Los niños son la esperanza de la Revolución

Les presento al típico indiferente: Yoliván, joven que se debate entre dos polos: Uno el de su mamá revolucionaria fuerte (hay muchísimos revolucionarios que viven de las remesas exiliadas) y el otro, su mujer, que depende directamente del dinero que le lleva el viejo de Miami a la familia
La mamá de Yoliván (una mujer cincuentona y rozagante): Livancito, tu papá te tiene chantajeado. No quieres ver que se está comiendo un cable en Miami y vive peor que nosotros. Trabaja de valé parkin por la madrugada en un hotel en Miami Beach. ¡Un ingeniero eléctrico graduado de la Lenin! Un hombre que tenía futuro. ¿Dónde vive? En un cuartico de mierda.
Yoliván (interrumpe gesticulando con las manos): Coño, vieja, al menos el viejo no es un delincuente. La economía está dura donde quiera. Tengo fe que el viejo salga adelante. Ahí nos beneficiamos todos. El viejo nos ha olvidado.
La mamá: Pero renegó a sus principios. Mijo tu padre era un revolucionario lo respetaban. Fue hasta miembro del partido. Sacrificó su juventud a la revolución. Y mira como terminó, un disidente ripiao. 
 Ydalmis, esposa de Yoliván (interrumpiendo a la mamá con una voz nasal, como la que no quiere las cosas): Yoli, qué bien me cae tu papá. (Ahora observa a la mamá de Yoliván de reojo) ¿y cuándo viene tu papá de nuevo?
Yoliván (incómodo): Que sé yo Ydalmis. Acaba de venir hace un mes. ¿Qué quieres, que venga todas las semanas? El viejo tiene su trabajo.
Ydalmis (Sorprendida): Eh, ¿pero qué te entró muchacho?
Yoliván: Lo que me pasa es que en esta casa todo gira alrededor del viejo. Que cuándo viene, que si trajo la bicicleta, que si las vitaminas de tu tío, ¡cojone!
La mamá (cariacontecida): Livancito, mijo ¿no eras tú el que ayer mismo hablabas de poner un día un paladar?
Yoliván: Sí, vieja, ¿y qué tiene que ver eso con mi papá?
Volviendo al artículo de García:
Es probable que los talibanes fieles a Castro no excedan el 15% de la población. Los opositores públicos se mueven en esos guarismos. Pero —y ésta es una de las causas de que en Cuba no existan grandes protestas antigubernamentales— la inmensa mayoría opta por no manifestarse.
¿No manifestarse?


La inferencia de García no tiene sentido. Si hay talibanes hoy es porque hay aspirantes a talibanes esperando su momento. ¿Cómo explicar el relevo generacional de todos los talibanes desde 1959?

Les presento una tropa de choque de mujeres en un acto de repudio. Lo importante desde el punto de vista sociológico es qué tipo de comportamiento exhiben. Observen que cada grupo actúa de manera diferente:
Primer grupo: segurosas atacan físicamente un grupo de Damas de Blanco en un mítin de repudio, halan pelos, abofetean, clavan uñas, ponen llaves, etc.
 Primer grupo: compañeros entrenados en defensa personal defenden la Revolución 
Segundo grupo: testaferras encargadas de transportar a las Damas a un autobús.
 Segundo grupo, transportadores, ¡abran paso!
Tercer grupo: testaferros hacen coro firme a 3 metros del primer anillo. Gritan consignas y rompen a carcajadas y gritan ¡Viva la Revolución! ¡Viva Raúl! cuando meten a las Damas de Blanco en el autobús.
 Del tercer grupo al cuarto grupo, ¡que se vayan! ¡Viva Raúl!  
Cuarto grupo: compañeros y compañeras, brazos en alto, repiten las consignas de los grupos anteriores. No se separan, no parecen distraídas.
Quinto grupo: un número indistinto de mujeres y hombres observa con curiosidad. Han sido traídos de diferentes centros de trabajo cercanos corean consignas. Otros, aunque en actitud partidaria, parecen desorientados. Los menos, en la periferia del grupo, caminan vacilantes en dirección opuesta. 
Siempre hay relevo porque el castrismo tiene reservas.

lunes, 23 de enero de 2017

La dura verdad que no queremos admitir sobre la sociedad cubana


aLfrEdo tRifF

El último a-go-go de NDDV es una pieza compleja y honesta. Compleja, pues se advierte un deseo de desentrañar el ámbito que el poeta dejara hace más de treinta años. Honesta, porque en este deuxième voyage queda marcado por una búsqueda consigo mismo*:
Estoy casi seguro que si la policía viniera a buscarme y me arrancara de la luneta del teatro Trianón, donde fui a ver el Harry Potter de Carlos Díaz, nadie levantaría un dedo para impedirlo. Eso debo tenerlo clarísimo. La cobardía permanece intacta: es el mismo temor de la época en que me fui, y me resulta tan familiar como cualquiera de los parientes que he vuelto a ver.
¡Por supuesto que debes! Si el primer viaje deslumbra, el segundo demuestra claramente las costuras.**
Los artistas viven aterrorizados, encerrados en sus estudios, en sus talleres, y son incapaces de solidaridad. A veces protestan tímidamente en los medios de prensa oficiales o en distantes campañas de Internet, pero no te darán un Like si éste pudiera ser malinterpretado por la policía cibernética. En Cuba, todo el mundo se cuida, y el miedo no constituye un verdadero problema, la gente no lo considera inadmisible.
Entremos por la puerta del miedo a que de Villegas alude, sentir institucionalizado que infecta a la mayoría de los cubanos. Aquí está la originalidad maquiavélica del miedo castrista que oprimiera a Virgilio Piñera cuando declaró: "Comandante, siento miedo", en aquella aciaga congregación de intelectuales y artistas en el verano de 1961. Para vivir en ese miedo y sencillamente no volverse loco hay que fabricarse una hipóstasis. Con tal de no verse a sí mismo como cobarde, el artista o intelectual (¿puede haber intelectual castrista?) se presenta como (¿valeroso? ¿aguerrido?) defensor de la Revolución.
... dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada.*** 
Todo o nada.

El cubano no tiene otra opción que adecuar su brújula moral alrededor del "todo".

¿Y la "nada"?
Por otra parte, la disidencia es ... algo que sucede en otro plano, en otra platea, en otro planeta: algo a lo que no tiene acceso el espectador común. Que El Sexto y Oscar Biscet hayan ido otra vez a la cárcel los tiene sin cuidado. La disidencia es un asunto para las páginas de Diario de Cuba. Por eso los censores tienen pánico de Diario de Cuba, y amenazan a los artistas con relegarlos a esa comarca cibernética, como si se tratara de Siberia.
La "nada" en ese otro plano que la mayoría sencillamente repudia ver.
La valentía de la disidencia se centuplica en el vacío: hay que tener cojones para seguir insistiendo, para seguir arando en la maldita circunstancia.
¿Será la maldita circunstancia, "nada" disidente, omisión irrebatible, la que guíe a la nación a su redefinición existencial? No se sabe, pero por ahora no.

La mayoría alucinada no quiere ver. El castrismo es la ideología predominante de la sociedad cubana por más de medio siglo. No puede negarse que las acciones y reacciones del cubano promedio están influenciadas por esta obstinada realidad. Es castrismo es esencialmente una forma de determinismo social que funciona a las mil maravillas.

Lo que explica esto:


En tumiamiblog hemos resuelto la aparente contradicción entre "pueblo" y "castrismo" a que aluden tantos voluntaristas cubanólogos confundidos que conozco.


"Apoyo" es un hecho eminentemente social, no individual. El gran logro del castrismo no fue convertir a cada cubano en un autómata sueño imposible y el exilio es la prueba. El gran logro del castrismo es poder contar con esa masa automática de 1º de mayo de 2015 (arriba) a más de medio siglo en el poder. De nada vale que muchos de ellos, en esa mañana calurosa sientan perplejidad, remordimiento, incluso vergüenza de sí mismos.

¿Quiénes son?
... generales enriquecidos, militares agradecidos, burócratas acomodados, familiares muy beneficiados, tropas de choque aguayaberadas, segurosos adiestrados avesados, dirigentes corruptos y renombrados, estudiantes casi esperanzados algunos semi-convencidos, sociedades de aspirantes simpatizantes, asociaciones de chivatos anónimos, trovadores conocidos, no arrepentidos, escritores publicados y agradecidos o en lista de espera, compositores consagrados, pintores afamados o emergentes, cederistas vigilantes natos, deportistas destacados, obreros sacrificados y extenuados, ex-combatientes endurecidos, masas adaptadas y persuadidas (incluso resignadas), militantes semi-entusiasmados, ex-militantes revisionistas (pero aun castristas), jamoneros desafectos, jineteras revueltas, niños candorosos risueños, vetustos prosélitos...
Pero volvamos a NDDV, quien presenta la siguiente hipótesis tan probable como atrevida:
Los cubanos viven en contradicción permanente, regodeándose en las chistosas incongruencias de la dictadura. El darwinismo social creó, de esas circunstancias extremas, un ser indiferenciado, insensible y mañoso. El nuevo tipo de indiferencia ha contagiado a latinoamericanos, gringos y europeos por igual: son los turistas que miran la desgracia desde sus almendrones, o van a hacer la cola de los mercadillos, solo por divertirse.
_________________
* "El polvo y las ruínas me persiguen hasta en mis sueños". Italienische Reise, J.W. Goethe. **No culpo a NDDV. El que escribe fue también deslumbrado por su primer viaje, aunque no razonaría aún: "todo primer viaje deslumbra".  *** Palabras a los intelectuales, 30 de junio, 1961.

jueves, 12 de enero de 2017

hacen falta más máscaras en el arte cubano


la máscara es el vehículo idóneo que representa la doble moral que caracteriza nuestra historia, nuestro discurso, y nuestra visión política. 

ser cubano es prácticamente vivir bajo el signo de la máscara.

domingo, 8 de enero de 2017

Corazón y muela


Por Alcides

“Estoy enamorado: écheme o dejémoslo como está. No paso más tiempo en el teléfono por respeto a su persona, pero me pide mucho. ¿Debo entrar en su molde sin que usted se haya preguntado por qué quiere que las cosas sean de determinada manera? Pues no. Lamento no poder complacerlo ni ser flexible. Al menos hoy, yo sé por qué hago lo que hago. Necesito escuchar a esa mujer, normalmente encuentro algo que decirle. Hablamos pocas veces al día, no más de diez minutos. Mi trabajo no suele afectarse, porque tengo la carreta delante de los bueyes y a Marte ahí mismo. Tampoco interrumpo la línea porque es doble, a veces triple, y suena un pitico cuando la gente llama. Soy loco -es decir: tal vez piensa eso- y sin embargo no soy una bestia. Pregúntese qué le fastidia en realidad. 

¿Que me ve pasándola bien? 

También disfruto trabajar y luzco alegre. No importa qué métodos tenga que usar: procuro mantener una sonrisa. Creo que usted me entiende pero como necesita hacer el papel de patrón, la coge con mis conversaciones. Es como si se congelara con esa emoción. 

¿Verdad que me explico? 

Tratar de hacerme entender, semana tras semana, me roba energía que podría usar en dar más de mí, en llenarme de ideas y hacer que el dinero entre por tuberías a este lugar. Ni siquiera es capaz de disfrutar el afecto que le tengo, mi aura grande. Prefiere ser como piensa que es. En fin: me desinflé ya. Mi destino está ahora en sus manos (por seguro el destino de hoy) pero haga lo que tenga que hacer. De todos modos me siento como Superman. ¿No tiene algo que decir? Entonces deme el cheque.”

jueves, 5 de enero de 2017

Formas de sumisión para consumo de hombres


Rosie Inguanzo

La conversación con los amigos se torna jocosa cuando se pasan de uno en uno el teléfono celular con la imagen de la chica en bikini que baila en la televisión. Llega hasta mí y compruebo que está toda "hecha". Pero admirar la "belleza" deformada de X es meterte un cuento, digo. Un cuento hiperbólico y macabro. La hipertrofia que exhibe la joven es en muchos sentidos lamentable.

Primero, su "belleza" conlleva varias operaciones quirúrgicas y mucho material de relleno artificial —cuando no tóxico. Lo que va en detrimento de la salud de la chica. A saber, rinoplastia, estética dental o electrólisis, botox y fillers para agregar volumen a los labios y a los pómulos… implante de senos de silicona, liposucción e inserción de grasa en la zona glútea o rellenos de plástico en la zona glútea (debajo de los músculos), etc. Segundo, ella avasallaría su atributos únicos, digamos naturales, y lo haría para encajar en una canon estético deformado en el que ella vale lo que el tamaño de su trasero y el volumen de sus senos. Digamos que lo haría para el consumo de los hombres (y mujeres) que premian este estado de cosas.

Entonces, ¿cómo dejar a un lado lo que a todas vistas es hipertrofia perceptiva y baja autoestima? ¿Por qué a mis amigos no les causa el mismo malestar moral que a mí? ¿Por qué se autoengañan hasta el punto de verla "bella" (y no grotescamente deformada como la veo yo)?

Supongo que mis amigos tienen la visión atrofiada por la realidad aumentada donde lo mismo consumes una Coca-Cola X-large (y todas sus calorías de azúcar nocivas para la salud), que admiras el trasero desproporcionado de Kim Kardashian —modelo de belleza y seso hueco para estas jóvenes. Pero resulta que a mí me duele que las jóvenes ansíen ser vedettes como máxima aspiración para sus vidas. Sobrecoge que se desfiguren persiguiendo una imagen ridícula y distorsionada donde la norma es la hipertrofia. El paradigma es devastador.

Porque si no deseas lo mismo para tu hija ¿por qué lo celebras en estas chicas que se contonean semidesnudas en el televisor?

Luego vamos a TAP 42 y las camareras llevan unos shortcitos negros súper cortos y súper apretados —dentro de la (in)cultura machista lo micro sólo aplica a las prendas de vestir femeninas. Dice mi marido: "Pero está bien, ellas se sienten sexy vestidas así…"

No, no y no. ¿Por qué los camareros están vestidos normalmente? El shortcito es un requisito que no se exige a los chicos. ¿Por qué a mis amigos intelectuales no les salta a la vista la degradación de la mujer en tantos aspectos de la (in)cultura?

Celebrarlo es otra manera de fustigar socialmente a la mujer. Rebajadas a lo que mis amigos varones sobreestiman sin el menor resquicio de conflicto. Que no se lo hacen ellos, que se lo hacen ellas mismas, no me lo creo. Hay un deber moral con el 50% de la humanidad en desventaja social. Al macho predador heterosexual no le causa ningún conflicto ético, claro. Pero estas chicas no están emancipadas. No hay motivo de júbilo.