Donald Trump: solvencia, respetabilidad y prosopopeya
tumiamiblog
Hablemos de la exaltación del cubano con Trump, del hombre cubano, quiero decir.*
Capacitado no estoy para hablar de la mujer
—aunque no parece que la mujer en general esté muy interesada en Trump:
I. Trump causa una fascinación en la especie masculina cubana. Un
love affair inmediato.
¿El secreto?
Primero, su facultad macho alfa.
El macho alfa tiene garantizado acceso preferencial a la comida, sexo y territorio. Sencillamente por su ímpetu genético. Es un hecho biológico inalienable. Pero la cultura y la civilización han despojado al macho alfa de su privilegio biológico. Tener mejor genética no significa ser mejor persona ni más inteligente.
Aún, la sola presencia del macho alfa cautiva a cualquier macho.
Segundo, el fenotipo.
Donald es un rubio de ojos azules, 6 pies 2 pulgadas. Casi un ario
–es escocés. Para el trigueño, el mulato o el negro cubano, Donald es la amenaza blanca, pero esta se encoge ante la envidia. Entonces se ven a sí mismos como
bons sauvages.
La figura ¡qué impostura!
Le sigue la pudencia y su apetencia.
El homo capitalista luce su éxito pecuniario. Obliga por tanto la selección natural económica fundada en el trabajo honesto, el ahorro y la inversión prudente.
Después viene la fortuna:
Donald es hijo de papá.
Todo lo anterior nos lleva al límite de lo posible (aún no).
¡Qué suerte:
macho alfa,
alto,
hijo de papá
... y ¿tenorio? (del segundo acto de La promesa de Trump)
El Factor Tenorio
Don Juan Tenorio como símbolo
Yarini, otro Don Juan, es símbolo sagrado para el hombre isleño. ¿Qué cubano no quisiera ser joven, noble, arrogante, castigador de féminas inocentes, osado hasta la temeridad? ¡Si hasta Lord Byron lo envidiaba!
Si de algo se precia el macho cubano es de conquistador
—aunque sea imposible volver al siglo XVI y ser parte de la tropa de Cortés en marcha a Tenochtitlán, o luchar contra Manco Yupanqui en el cerro del Cuzco.
No olvidemos otra importante cualidad de Donald: el actor (no actor de talento dramático, que su género es más bien el bufo).
El discernimento estético de Donald
El rescate de Donald
del concurso Miss Universo en el año 1997, fue un acto de generosidad ante la belleza femenina. Sus enemigos aducen que era una manera de tener acceso directo al sexo opuesto,
que incluso se metía en los camerinos sin previo aviso con las muchachas a medio vestir. Exageraciones de resentidos. ¿Qué puede esperarse de un esteta de la forma femenina como Donald? Hablamos de la mujer eslava, joven, delgada, bien alta, de pómulos salientes, nariz respingada, labios carnosos y dientes marfilinos. Una heroína salida de una película del 007 Bond.
Queda la última y la más preciada de todas las cualidades de Donald el multimillonario. Y es el privilegio de postularse p
ara llegar a la presidencia de la nación más poderosa del planeta.
Para cualquier hombre cubano esta elección representa la oportunidad exiliada de proclamar al
übermensch nietzscheano
—lo más apto conocido de la especie.
Canta el coro de cubanos con Zaratustra:
Mirad, yo os enseño el superhombre! El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el superhombre el sentido de la tierra!
Trump:
la síntesis platónica de lo masculino.
II. Murmuraciones y componendas contra Donald
Llega el momento de combatir la campaña venenosa contra Trump
— y en esto el hombre cubano es imparcial. No faltaba más, es normal que un hombre de la categoría de Trump tenga enemigos y furibundos.
Por ello se entiende que en ocasiones
Donald parezca mofarse de los minusválidos,
o de un héroe condecorado de guerra en Viet Nam, o que humille con cierta frecuencia a las minorías.
Es que como gran figura del entretenimiento Trump conoce el secreto de la comunicación. No importa que
se lance sorpresivamente sobre una fémina en un elevador, q
ue agarre a una joven concursante del programa The Apprentice, la estruje y le meta la mano por debajo de la saya o que
en un avión en vuelo de primera clase se le tire a una pasajera la manosee, la bese. Es un macho alfa. No hay nada indecoroso: un macho alfa hace esto de manera automática, sin pensarlo.
Qué importa que los enemigos de Trump distorsionen la verdad y lo acusen de haber timado a decenas de contratistas y trabajadores en sus negocios fracasados o que, como aspirante a la presidencia,
no haya pagado taxes por 20 años (el hombre cubano de derecha desprecia pagar taxes, idea socialistoide que solo contribuye a engordar los gobiernos corruptos
—olvidemos por ahora que muchos de estos cubanos tienen familia que reciben Medicare y Medicaid del gobierno).
III. Nada de lo anterior importa
Un macho alfa total está más allá de todo reproche. Es lo que se desprende a los cuatro puntos cardinales. Triunfa la emoción más pura: la santa alianza del género masculino sobre la razón y la falibilidad.
Y entonces con la vista fija en el caudillo, el hombre cubano exclama, enardecido, con muchos otros como él: ¡Viva nuestro máximo líder! ¡Viva Trump!
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Trump goza de mayor aceptación entre el hombre cubano mayor de 45 años. El cubano-americano joven no comparte la persuasión trumpista de sus padres.
