Rostros de los Juegos Olímpicos De Río De Janeiro
Rosie Inguanzo
En las olimpiadas los jugadores compiten a capacidades físicas y psicológicas extremas donde demuestran su resistencia. Para los que seguimos los juegos olímpicos es muy emocionante y para los psicólogos como el profesor David Matsumoto, resulta cónclave fascinante analizar los patrones expresivos de las emociones de los mejores atletas del mundo.
Según Matsumoto, quien además de profesor es entrenador de yudo, cuando los jugadores ganan o pierden al final de una competencia todos enseguida hacen algo con el rostro automáticamente y no tienen control sobre ello; ya un segundo después toman consciencia de que están en un escenario a la vista de millones y entonces controlan el rostro. ¿Qué nos enseña esto del comportamiento humano?
En 2004 en Atenas, Matsumoto fotografío a 84 jugadores de 34 países, durante los tres primeros segundos que siguen al dictamen del triunfo o la derrota, justo en el momento en que ganaban o perdían sus respectivos competencias y comprobó que todos los jugadores del mundo muestran "las mismas expresiones" dependiendo de si ganan o pierden. Los que ganan muestran una sonrisa feliz; los que pierden quedan generalmente inexpresivos, aunque algunos manifiestan tristeza, disgusto y otros angustia. Su trabajo es el primer estudio en un “ ambiente ecológicamente válido” como los juegos olimpicos. Según el estudio, incluso en las paraolimpiadas , los competidores ciegos (invidentes congénitos que no se ven a sí mismos), se expresan de igual manera. O sea, el estudio arroja la evidencia de que éstas reacciones son también biológicamente innatas.
Como he dicho, Matsumoto toma 8 fotografías por segundo del rostro de los atletas durante los tres primeros segundos de concluida la competencia; luego las cataloga de acuerdo a la expresión y la progresión del gesto.
El estudio nos dice que ante el triunfo el cuerpo responde con expansión del pecho, un puño en alto, miedo en el rostro, y algunas veces rostros congelados, como piedras. Luego del primer segundo, entre los segundos 2 y 3, se da la segunda expresión ya controlada y es ahí donde ya afloran las diferencias culturales. Algunos atletas empiezan a llorar otros hacen otra variante emocional. Ahí es cuando los “neutralizadores culturales” les caen encima. Según el estudio destacan los jugadores del antiguo bloque soviético de Europa del Este porque tienen una historia en común y ¡los cubanos! Éstos muestran algo sincero en el primer segundo pero para los segundos 2 y 3 ya está vedada la emoción, se hielan. Otro comportamiento inusual es el de los chinos, que tienden a sonreír incluso cuando pierden. Y durante los juegos en curso hemos visto cómo el norcoreano Om Yun-Chol se ha disculpado con el gobierno de su país por haber obtenido plata.
Sospecho por qué los jugadores olímpicos cubanos, los de países del antiguo bloque socialista, los norcoreanos y los chinos presentan variaciones a la norma. ¿Será el miedo? Estos atletas compiten con una carga tenebrosa para ganar por su país y por sus respectivos gobiernos conflictuados. Productos de sistemas totalitarios y sus secuelas, estos atletas están entrenados a no expresar sus verdaderos sentimientos y ahí se explican las variantes que nota el profesor yudoka.
Así que no se llame a engaño, detrás del elegante uniforme de gala del equipo cubano diseñado por Christian Louboutin para Los Juegos Olímpicos De Río De Janeiro, detrás de los triunfos y las derrotas, la lágrima y las sonrisas, los himnos y los desfiles, la verdad del rostro que muestra lo que hay se hace evidencia y se convierte en dato para el lente de Matsumoto.
Atletas cubanos en Juegos Olímpicos 2016
Yulia Efimova sonríe miserablemente por su plata en Río 2016
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Otra variante del engendro totalitario es la cubana Glenhis Hernández sacando el dedo
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