Teléfono de Mina Justice (Foto AP)
La madre de una de las víctimas fue quizás de las primeras en conocer del desencadenamiento de la masacre. Difícilmente nos podríamos poner en la piel de tanta desesperación e impotencia. Ya para entonces había comenzado el conteo mortal del atacante. Un golpe que si bien algunos medios pretenden calificarlo de "crimen de odio", en realidad va más allá de toda sectarización por género o raza. Es un atentado contra la condición humana que brota desde las doctrinas más oscuras.
Es desprecio, no meramente hacia el gay, el hispano o el negro, sino hacia el sagrado derecho a la existencia y a vivirla en paz, lejos del espanto y el desamor. Después de estos sucesos desdichados de Orlando, acá unas millas más al sur, los miamenses habremos de continuar la vida y afrontarla sin miedo. Disfrutando de la zona de confort que con tanto esfuerzo hemos logrado. Con la firme convicción de que cuidando al prójimo, sea allegado o no, nos estaremos protegiendo como conglomerado social.
Nuestras oraciones para Droy Justice y las otras 48 víctimas. Que en paz descansen. (JR)
No hay comentarios:
Publicar un comentario