martes, 14 de junio de 2016

La institucionalidad de la homofobia en los países islámicos


En lo que sigue lo deseamos problematizar en qué medida el fermento de creencias sociopolíticas producen una situación particular llamada Omar Mateen:

Egipto: la socióloga egipcia Heba Kotb opina que el 10-15% de la población es homosexual. Sin embargo, de acuerdo con un Pew Research 2013, 95% de la población en Egipto cree que la homosexualidad debe ser prohibida.

Irán: la homosexualidad se castiga con prisión, castigo corporal o la pena de muerte.

Arabia Saudita: la homosexualidad se castiga con la pena de muerte, encarcelamiento, multas, castigos corporales, o flagelación.

Lo mismo ocurre con Sudán, Libia y Yemen.

Kuwait: La homosexualidad no es ilegal, pero los homosexuales están sujetos a la llamada ley de "libertinaje".

Argelia: la homosexualidad es ilegal desde 1966.

Siria: la homosexualidad es ilegal. El artículo 520 del código penal de 1949, prohíbe tener relaciones homosexuales, es decir "relaciones carnales contra natura", y prevé un máximo de 3 tres años de prisión.

Emiratos Árabes Unidos: La pena de muerte se aplica para la homosexualidad.

Túnez: La homosexualidad es ilegal en Túnez.

Marruecos: Ídem.

Pakistán: la homosexualidad se considera tabú.

Afganistán: La homosexualidad se considera delito grave en Afganistán.

La lista sigue.

¿No debemos acaso suponer que estas políticas de estado parten de creencias religiosas? Si la
política del estado refleja normas aceptadas (o una alianza más perversa entre el estado y la religión) dentro de las sociedades, ¿no puede inferirse que la homofobia institucionalizada en todos estos países islámicos es la consecuencia de un círculo vicioso entre la religión y el estado?

7 comentarios:

I. Teodoro dijo...

Creo que esto es una simplificación del problema, que además es recurrente y parte de no comprender el conflicto en su dimensión histórica. Primero, la homofobia se origina como fenómeno cultural en el éxodo judío y no en el Corán. Por eso no puede decirse que sea una institución árabe, que incluso en algún momento fueron más liberales que los católicos. Ni siquiera la violencia fundamentalista es intrínseca a la cultura ārabe, sólo es un instrumento de su realeza, que depende de eso para impedir el desarrollo de una clase media lo suficientemente fuerte como para que ponga en peligro sus sistemas políticos, básicamente feudales. La prueba está en que ese mismo fenómeno lo encuentras en las sectas fundamentalistas norteamericanas. Ni siquiera puede tratarse de una guerra cultural de verdad, pues quienes los fundan económicamente son esas realezas, que son nuestros aliados.

judith ghashghaei dijo...

En occidente esto de las libertades y derechos humanos de los homosexuales es realmente novisimo. Todavia hay muchos religiones occidentales que aceptan solo feligreses heterosexuales .

Alfredo Triff dijo...

teodoro, te sigo sin seguirte, pero te entiendo.

cierto judith. esos derechos han sido muy resistidos.

Iván dijo...

Es muy distinta la tradición sufí que la suní. Creo que ahí está la clave: en cómo la segunda ha enterrado a la primera.

Alfredo Triff dijo...

iván: si te refieres a la diferencia sunita-chiita. mi punto era que la secularización está muy lejos de ser realidad en el mundo islámico. el ejemplopredominante es la constante interferencia de la charía en los asuntos del estado.

Iván dijo...

Sí. De acuerdo. Su destino es la teocracia. Al punto de que hoy hablamos de "países islámicos" y no de Estados árabes, como hace una década. Hay un punto paradójico en todo esto. Porque esa islamización estatal se ha recrudecido después de dos oleadas que se suponía iban a democratizar ese mundo: invasión americana y primavera árabe.

Alfredo Triff dijo...

¡!