martes, 30 de junio de 2015

Bienal de La Habana 2015: ¿arte o política? //// PANEL//// Wolfson Campus, Miami Dade College, jueves 2 de julio


El panel explora la libertad artística, el mercado global del arte y el affair Tania Bruguera, en el contexto del deshielo CUBA/USA y la Duodécima Bienal de La Habana. 

Panelistas: Ariana Hernández-Reguant (antropóloga, escritora), Gean Moreno, (artista, curador, editor).

Moderator: Alfredo Triff (professor, MDC Wolfson Campus).

jueves 2 de julio, 7:30pm
300 NE 2nd Ave. #7128 (primer piso del edificio 7)
entrada y parqueo en edificio 7, gratis.

jueves, 25 de junio de 2015

Lezama y la cultura mítica


Ángel Velázquez Callejas

Mi abuela paterna, Ofelia Fernandina, nació en Cauto Embarcadero, un antiguo término municipal de Bayamo, alboreando la República. Desde muy joven se trasladó a Cacocún, un municipio de Holguín, y luego, a la edad de 16 años, a Guantánamo, donde murió a los 95 años. Que yo sepa, nunca escribió un verso, y tampoco la oí hablar en términos teóricos sobre filosofía y religión. Eso sí, la escuché referirse mucha veces a la vida inmediata, el tedio, las amarguras y sus amores de familia. Era más bien una campesina que miraba la vida desde sus experiencias, cuyas imágenes figuraban en el lenguaje de cualquier niño. Sus ancestros inmediatos eran campesinos, monteros, esos que el padrón elaborado por Jacobo de la Pezuela llamaba estancieros en 1860. Me contó en una oportunidad que su padre, Antonio Espinosa, mantuvo atendiendo durante largo tiempo una pequeña hacienda ganadera que había adquirido en propiedad mediante arrendamiento, y luego por compra/venta a fines del siglo XIX. Su madre siempre se dedicó a los quehaceres domésticos y a cuidar de los hijos. Solía decirme sobre la vida en el campo, lugar donde pasó sus primeros 14 años, que guardaba de él un espacio privilegiado en su memoria; recordaba las delicias de la naturaleza campestre, el ganado y las haciendas, el ritmo del tiempo, la paz que se respiraba, y enfatizaba la belleza del río Cauto y los valles. ¡Era feliz!

Me hablaba de aquellos tiempos con amor, con ternura, como si regresara a su paraíso. Pasados los años, ya en sus 80’s, prevalecía en ella la picardía de la vejez, del desgaste físico por el paso de los años, y daba significado a las experiencias vitales. Tenía algo que me gustaba, pero no sabía cómo explicar; al acercarme a ella sentía una inmensa seguridad, algo así como que el tiempo, la memoria, los recuerdos se extinguían. Con ella a mi lado, me olvidaba del mundo. Creo que fue mi primer satori, una sensación extraña de olvido, del peso del pasado, pero verdadera. Nunca la vi enfadarse, ni violentar una conversación. Siempre riéndose, tomaba la vida por sorpresa. Me acuerdo sobremanera de unas de las tantas charlas que sostuvimos siendo ella ya una anciana, a pocos años de su muerte. Por su intrepidez, estas palabras que siguen, y que forman uno de los tantos diálogos entre la abuela y el nieto, quedaron grabadas para la posteridad. En una ocasión me dijo:

“Cuando uno ha vivido por largo tiempo llega la ocasión en que se siente motivado a decir que la vida es un disparate, que no tiene sentido, que nos vamos yendo de este mundo sin darnos cuenta que algo falta por hacer, pero en un instante de apreciación profunda se prevé algo diferente, algo que no se explica, pero que llevo muy profundamente en mi corazón. Me ha llegado el momento en que esa sensación de amargura ha desaparecido involuntariamente de mí. ¡Ahora vuelvo a estar feliz! Ya puedo morir”.

Cuando fueron dichas esas palabras no tenía yo un modo de referencia para verificar su significado. No sabía de qué trataban, aunque creía ciegamente en ellas. Creí de inmediato, sin titubear, que era verdad lo que implicaban. Desde luego, en ese momento, cuando fueron pronunciadas, tuve la sensación de que algo significativo ocultaba, y quizás por eso quedaron depositadas como una semilla en mi corazón. Hace unos años, al leer la obra ensayística y las novelas de Lezama, vino a mí la impronta de esas palabras, el recuerdo inusitado de que era el momento de comprender. Descubrí que Lezama era la referencia para entender su significado. Mi abuela, a pesar de no haber escrito nunca un verso, ni hablar nunca de filosofía y religión, en sus últimos años fue un Poeta, un Cemí, un Bayam. Entonces pude entrever lo que significaba en aquel entonces estar a su lado, percibir la belleza de sus gestos, la dulzura de sus palabras, la mirada majestuosa y el andar de la beldad. Ahora entiendo que algo había sido transformado. Un Poeta, un Cemí, es toda una atmosfera enigmática, energética y viva que seduce al cambio esencial. Comprendí lo que Lezama afirma en Paradiso cuando Oppiano Licario le dice a José Cemí: “ritmo asiático, podemos empezar”.

José Cemí no es sólo un personaje arquetípico de la novela Paradiso, de Lezama Lima, sino también un símbolo, una imagen poética. José no es Cemí, pero Cemí es José en el porvenir; en fin, son ambas cosas, imagen y posibilidad. José definiéndose sin llegar a ser y Cemí buscando la fijeza. Lo cubano parecer estar en la posibilidad de Cemí; es decir, Cemí en José esforzándose por nacer y José en Cemí resintiéndose, como el útero materno que no desea que la criatura llegue al mundo. José (Lezama) es un sueño y Cemí es la aurora del despertar de la concien-cia y de la visión pura. José es la historia, la memoria, el pasado, la mente colectiva, la visión impura, y Cemí es la poética de la eternidad. José es lo cubano insular y Cemí lo cubano en lo universal. Traducido poéticamente, es Cemí el testigo, Bayam posesionado sobre José, sobre la cultura, la historia y produciendo una posibilidad infinita, la posibilidad de algún día llegar a ser cubano. José (Lezama) representa al pueblo, al proceso de la formación de la nacionalidad, de la identidad, del ego cubano, y Cemí a eso que Lezama diferenció sutilmente como cuestión oculta en su poesía: la “noche insular” y “el arco invisible de Viñales”.

Al respecto, en entrevista a Reynaldo González, Lezama dice (cito en extenso):
Y ya con madurez de los años y de la observación estoy apto para reiterar algo que intuí ensayando, trabajando: lo cubano es un tema hecho en lo invisible. Las dos veces en que con mayor ambición me he acercado a ese tema en mi poesía, las llame “Noche insular, jardines invisibles”, y luego “El arco invisible de Viñales”. Y lo hice así porque creo que debemos tener mucho cuidado con eso de lo cubano. Se llega a una conclusión fácil de que lo cubano es esto y aquello –siguiendo intereses de gusto o criterios apriorísticos-; pero esa forma de certidumbre sería destructiva. En cada hombre hay lo que no se osa decir, lo que no se osa nombrar y eso, en parte, es lo cubano. Habrá de tenerse un pudor esencial en esa dimensión, tener mucho riesgo cuando hablamos de lo cubano como si fuera una cosa gelée, última, definida. Lo nuestro es lo ondulante, la brisa, una cierta infinitud, una mezcla de lo telúrico con lo estelar hecho en una forma muy meridional, muy cenital. Ya te digo, hay que tener mucho cuidado con el riesgo turístico de llegar a decir “lo cubano es esto o aquello”, porque eso puede dañar y cerrarnos puertas a lo universal. Pudiéramos decir que la más firme tradición cubana es la tradición del porvenir. Es decir: pocos pueblos en la América se han decidido a entrar con tanta violencia y decisión, como un zumbido presagioso, en lo porvenirista. Pudiéramos decir que lo cubano tiene sus catedrales y sus grandes mitos construidos en el porvenir. Por eso en los últimos tiempos ha habido cierta fusión en las generaciones de Cuba. Todos marchamos hacia una finalidad, que la vemos todavía un poco lejana, que quizás todavía no la podamos alcanzar. Esa impresión es conveniente, nos enriquece. Esa definición por alcanzar nos da vigor y amplitud. Esa falta de límite nos presta más entusiasmo en el acercamiento. Esa falta de contornos netos nos da una atmósfera mayor y más plena…Yo supongo que al abordar el tema no espere de mí una definición de lo cubano. Yo prefiero ver lo cubano como posibilidad, como ensoñación, como fiebre por verista.
Hablamos de esa posibilidad, de esa ensoñación, de esa fiebre por verista. Entonces no es difícil intuir por qué Lezama le atribuye a Cemí el personaje central de Paradiso. José vive en el infierno y Cemí penetra en el paraíso. Lezama recurre a una cuenta invisible para plantear su proyecto estético como posibilidad: recurre a una imagen aborigen, a un símil; y ese símil es el ídolo de Bayamo, el cual representa en la tradición cultural aborigen la eternidad, el ritmo temporal asiático. Lezama lo intuyó allí, con una mirada oblicua, en el ídolo que se exhibe en el museo Montaner de la Universidad de La Habana; el ídolo le despejó la imagen de la posibilidad. Lezama descubrió en el ídolo la fijeza y la lejanía. Cuando los aborígenes de Bayamo construyeron la imagen del ídolo lo hicieron bajo la posibilidad nunca alcanzada. El ídolo representa la imagen del aborigen del cacicazgo de Bayamo en la tradición universal de la mitología taína. El ídolo era una fuerza, una imagen para enfrentarse al desarraigo universal. Ese desarraigo lleva la historia de las pasiones tumultuosas. Y mi abuela Ofelia es una manifestación cultural de ese encuentro.

En una reciente investigación sobre el caso español, El reino del ocaso, Jon Juaristi insiste en que las comunidades y los pueblos se apoyan en un repertorio de imágenes que permiten integrar la nación desde la experiencia emocional. Ese repertorio de imágenes va formando una comunidad integrada a lo largo del tiempo y van estructurando el ser de un pueblo. Todas estas imágenes, mitos, leyendas que sostiene la identidad del pueblo son, también, formas de soñar el tiempo. Para que una sociedad se mantengan, sobreviva, tiene que soñar.

Es interesante anotar cómo en la novela histórica, Hondo corre el Cauto, cuya narración transcurre durante las guerras de independencias, entre 1867 y 1902, el autor, Manuel Márquez Sterling, pone en boca de uno de esos personajes fugaces pero que vienen a colorear la vida, el guajiro Severo Calderón, una metáfora de lo esencial. Siendo un campesino de la zona, para este iletrado personaje el Cauto fluye en lo hondo y no en la superficie. Dice el narrador a través de Severo Calderón en su recorrido por el Cauto:
Hace mucho años que recorro el Cauto y me conozco todo su curso. Alguien una vez me dijo que tenía ochenta y seis leguas. Nunca lo he medido pero yo le puedo asegurar que me la sé palmo a palmo, desde la Loma del Gato, donde lo he visto nacer y bajar de la sierra, hasta la mismísima mar. Me he bañado en sus aguas y he dormido en sus orillas y siempre he sentido que el Cauto sabe más de lo que dice. El Cauto es el único que entiende estas tierras… y sabe de sus tristezas. Las cosas que el Cauto nos podría contar si hablara, señores…Sólo él sabe cómo se hicieron estas tierras y cuando el Turquino dejó de hervir y de escupir fuego, y como crecieron los bosques, y cuándo llegaron los pájaros a los árboles. Él lo ha visto todo…El vio a los indios llegar a sus orillas y levantar su bohíos y hacer sus conucos. El vio adorar a sus dioses y confiar en ellos. Él sintió las herraduras de acero de los conquistadores retumbar en su llanu-ras y oyó el alarido rebelde de Hatuey ahogarse en la hoguera y el silencio que siguió al último areito y el triste gemir del esclavo bajo el látigo que le quemaba su espalda… ¡Que no le falta por ver al Cauto! ¿Verá algún día, señores, al hijo alzarse contra el padre y al hermano matar al hermano? ¡Pero no, él no dice nada! Él sólo sigue su curso por la llanura, hondo, lento, callado y contento con saber que en sus entrañas no va quitando a Cuba. Sí, contento de quitársela a los hombres que de un paraíso han hecho un infierno, pero el Cauto no dice nada.
Severo tenía contacto con lo que Lezama llama lejanía. Conocía mucho más que otros individuos del pueblo sobre ese valle, sobre esa geografía, no porque lo hubiese leído en los libros, escuchado a través de las leyendas, los mitos y su historia, sino mediante su ser: su ser estaba conectado con el ser del Cauto. El Cauto, sin decir una palabra, le había transferido cierto conocimiento de la historia y del pasado. Pero no lo miremos así literalmente; el Cauto es una alegoría, una metáfora, un signo para indicar algo del misterio, del origen que es Bayamo y sus comarcas. Ese guajiro había vivido lo suficiente como para que la experiencia de su vida lo colocara justo en el lugar donde el ser se encuentra con el no-ser, donde se halla, según palabras de Octavio Paz, con la presencia, el presente. Severo sabía, intuido, como transportarse hacia la fuente, al origen. El Cauto fue su contrapartida.

Severo afirma: “Yo se lo juro a ustedes, él a mí no me engaña porque yo soy de la tierra como él. Yo sé el que quiere la tierra que esculpe porque yo lo he visto en el lecho de sus aguas”. Se trata de la unión que vislumbra Lezama entre el cielo y la tierra. En ese mismo momento en que Severo termina de contar sus vivencias, dos de los personajes centrales de la novela, Pablo y Rosalía, cruzan la mirada por aquel valle y exclaman. “Rosalía –dijo Pablo- se me había olvidado lo cautivante que es mi tierra. A lo que respondió Rosalía: es tal como la describiste, el edén del creador. Hoy me siento como si hubiera llegado al hontanar de nuestra vida”.

Ese es el Cauto y su valle, el punto cero y origen de Cuba. Ese contacto con la lejanía, que no es una lejanía sino un encuentro, la tuvieron otros, pero el pueblo, la mentalidad colectiva, hunde sus raíces en los mitos y leyendas, mirando siempre a la lejanía.

De modo que veo en Severo esa misma apreciación de su modernidad. Quiere ser moderno pero al mismo tiempo se siente comprometido con la historia, con la leyenda y los mitos que hacen del valle su significado. Desprejuiciado de cualquier filosofía, a no ser la de la vida misma, afirma: “no hay cosa peor que un guajiro filosofando… Créanme que Severo Calderón es un hombre sencillo de la tierra que se contenta con lidiar un buen gallo, con tener una guajira en el bohío, allá en el monte, donde lo abrase el sol y lo refresque el arroyo, y que cuando triste, pueda echar una cuarteta al aire…”.

Si tuviera que narrar el sentido del Cauto y su valle me fuera por el enfoque de la novela del peruano José María Arguedas, Los ríos profundos. Tal y como Arguedas se comunica con sus ancestros, también mediante lo que oculta el Cauto intentaría discernir las vías profundas que conectan el presente con el pasado del valle. El propio Paz no deja de considerar, a pesar de su rectitud liberal y democrática, de su ruptura ideo-política con el pasado secular, el peso de la cultura mítica azteca sobre el presente mexicano. De igual modo es muy difícil para el pueblo actual de Bayamo dejar de concebir el presente sin el peso de la penumbra mítica del pasado aborigen y la creación mitológica de la sociedad colonial, republicana y revolucionaria.

En esta conexión radica la imbricación poética de un Cemí y un Bayam con la Poesía. Nos conduce a alejarnos de este mundo.

martes, 23 de junio de 2015

El fraude de cubanos al medicare pica y se extiende...

Agente federal interviniendo la clínica Palmetto Comprehensive Healthcare

tumiamiblog

Hace dos años en tumiamiblog publicamos un post tratando el tema de la nueva ola de cubanos y el fraude al Medicare. La noticia ahora es que el fraude pica y se extiende. 

¿Cómo es posible? Hay mucho dinero y muy fácil. Los atrapan, pero se multiplican. Son redes de delincuentes organizados que conocen el sistema americano. Sanguijuelas de la economía del Sur de la Florida.

La punta del iceberg: Elkis Almanza y su esposo Juan E. Díaz González, quienes presentaban recetas falsas que sus pacientes no necesitaban. Almanza y González y su compadre Andrés Rojas eran los dueños de Endless Medical Services, Corp. o la también llamada "E-Z Pharmacy" (farmacia fácil). Desde 2008 el matrimonio presentó reclamos al Medicare Parte D por medicamentos y prescripciones falsas o innecesarias recetadas por un doctor ficticio. ¿El monto del fraude? 4,8 millones de dólares.

El nudo gordiano era la clínica Palmetto Comprehensive Healthcare de una tal Enemisis Torres. El fraude consistía en alterar recetas y servicios a pacientes de Medicare D, a través de un circuito de propietarios de farmacias de Miami-Dade que a su vez, facturaron al Medicare servicios por valor de $21.2 millones de dólares.

¿Quién era el doctor  delincuente? Yamile Duain Porro, una medical practitioner de 69 años de edad, residente de Hialeah, acusada ahora de recibir soborno y cometer fraude.

La Palmetto Comprehensive fue allanada la madrugada del jueves pasado. Aquí reza un fragmento del acta de acusación del FBI:
Daniel Suárez, de 23 años, residente de Miami, María Echarri, de 40 años, residente de North Miami Beach, Angelina González, de 47 años, residente de Miami, Odalys del Carmen Borrego, de 47 años, residente de Miami, Ron Victor Manuel, 30 años, residente de Homestead, Evelyn Parrado, de 26 años, residente de Homestead, Enemisis Torres, de 48 años, residente de Miami, y Geada Aimee, de 39 años, residente de Miami, son acusados de conspiración por cometer fraude y fraude electrónico al seguro de atención médica. Los acusados participaron del fraude desde 2010 hasta finales de 2014. Suárez, Echarri, González y Borrego eran dueños de cuatro farmacias: Alpha & Discount Pharmacy, Inc., Galaxy Pharmacy Discount Inc., Dixie Pharmacy Discount Inc., Nicole Pharmacy, LLC. Manuel Ron y Parrado operaban una quinta farmacia: NW Pharmacy, Inc. De acuerdo al acta dichos acusados facturaron cuentas al Medicare Parte D como si hubiesen sido despachadas desde sus farmacias a pacientes reales del Medicare. La acusación indica que utilizaron reclamaciones falsas y fraudulentas, Tanto Torres como su empleada Geada alteraban prescripciones y se las vendían a otros inculpados, quienes las presentaban como facturas al Medicare Parte D. Se estima que el fraude llega a un total de $21 millones dólares.
También son acusados de soborno el matrimonio Iván e Ivón Fonseca, ambos residentes de Miami. En este caso pagaban al dueño de una clínica dinero bajo la mesa, a cambio de recetas de productos y servicio de terapia física. Los Fonseca entonces cobraban estos servicios al Medicare como si fueran servicios reales (cuando en realidad eran ficticios).

Tenemos a Laura Ledesma de 31 años, dueña y directora de la EDI Pharmacy, acusada de seis cargos de fraude por representar medicamentos y tratamientos falsos o innecesarios al Medicare Parte D. En tres años la farmacia de Ledesma recibió $3,300,000 dólares de pagos del Medicare.

Le sigue Roque X. García, de 62 años y Odette Sánchez, de 37 años de edad, ambos residentes de Miami Lakes, ambos acusados de conspiración de fraude, en este caso a través de Limited Home Health Care, Inc., donde García fungía como director y enfermero de la compañía.

Y la lista sigue. Se trata de nada menos que 73 nuevos delincuentes, casi todos cubanos.

Pregunta inocente: ¿cómo detener esta plaga?

viernes, 19 de junio de 2015

La angustia del sábado de René Jordán hoy en el CCE

Foto de cubierta: Fausto Canel

Rosie Inguanzo

La angustia del sábado (Editorial Silueta 2015), relatos de René Jordán, compilación y prologo de Carlos Velazco, se presenta hoy en CCE. El librito me llegó en muy buenas manos, por anticipado. Y es que simpatizo con René Jordan, más por haber seguido religiosamente sus críticas de cine que por haber bailado con él un par de veces durante el Festival de cine de Miami —al que era asiduo.

He saboreado bien La angustia del sábado, colección de relatos habaneros cincuentosos tardíos (atmósfera que ya de por sí, una siempre devora), aliñados con acíbar los rasgos nocivos de la nacionalidad —el hábito de la delación, el machismo y su contrapartida el marianismo, la disposición a la violencia, la mujer objetivizada, la madre posesiva, la banalidad existencial con la abulia sensual, etc.

Porque aunque los personajes oscilan entre ser alimañas o rumiantes entrampados en vidas triviales, el narrador los expone con “odio” sí —como bien apunta Velazco—, pero también de manera autocrítica con penetración analítica y humor ácido. Plasmados quedan los personajes tipo en el leguaje habanero y en los juegos de apariencias destilando veneno: “sus ojos inocentes, levemente malignos”, “tranquilos e incómodos”, “ovejas cansadas al llamado de ese gran cencerro”. Luego prefiero “Una madre ejemplar” y “La angustia del sábado” porque les veo potencial para ser representados; incluso “In articulo mortis” se me ocurre como un ejercicio teatral delicioso. Me pregunto dónde hubiera llegado su estilo. Porque a Cabrera Infante todavía le quedaba benevolencia con la ciudad y las mujeres (o muchachitas, preferiblemente); pero a Jordán tal vez el desengaño lo alcanzó muy joven —según destilan estos relatos. Y para la ficción habrá que tener provisiones.

Hay que agradecerle a Velazco —y a Editorial Silueta—, que a pesar de la resistencia del autor (expuesta en el prólogo) y los accidentes sociopolíticos, compilara y presentara estos cuentos, rescatándolos felizmente. La angustia del sábado se incorpora luego a la producción literaria desigual de una generación que se disolvió en estampida inmediatamente después.

miércoles, 17 de junio de 2015

Ailer González Mena legitima la performatividad de Tania Bruguera a Tomás Sánchez

Tania Bruguera observa la brigada de construcción "asignada" a su casa (durante la Bienal de la Habana). En su mano, el libro de Hannah Arendt Los orígenes del Totalitarismo. 

A continuacion reproducimos la siguiente declaración de Ailer González Mena en su muro de Facebook. Nos parece acertada su definición de "performance", en el contexto de la situación actual de Tania Bruguera. González-Mena hilvana un argumento de alta filosofía política que compartir con ustedes.
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Ailer González Mena

Ha dicho Tomás Sánchez que "al performance de Tania se lo está llevando el viento ... que ya tuvo su efecto ... que es hora de una pausa". Es sintomático que el pintor no reconozca en este caso que un performance puede transcurrir, que puede asimilarlo todo y que todo, es performance. Mis grandes amigos poetas performers Amaury Pacheco y Luis Eligio lo definen como "aportar un dato a la realidad".

Es lo que ha hecho Tania, entrar, mover los dados, tirar, en ese instante, aporta un dato, denota a los segurosos, a las Damas de Blanco y activistas, a la chusma de la teniente coronel que la "atiende", a las viejas "factores" de su cuadra, y hasta al ruido del martillo rompecalles, todo eso se integra y trenza un performance que no se lleva el viento porque es el propio absurdo totalitario quien se encarga de insuflarlo.

Tania eligió confrontar un poder con el poder del performance. Los focos que acompañan su proceso se corresponden a su valor y a su capacidad como artista de apropiarse de la intensidad de un momento para intervenirlo. Nadie ha "usado a Tania para hacerse promoción" dentro de Cuba, pero es en la oposición (porque la mayoría de los artistas cubanos son unos pencos y han virado la cara, salvo dos o tres excepciones ) donde ha encontrado gente que la apoya con respeto total.

Es esa actitud insana, mezquina y frívola de sancionar a las víctimas y no a los verdugos, la misma que sostiene bienales censoras, atiborradas de arte mediocre y apolítico usado para relativizar el horror de una dictadura de 56 años.

Mas respetable sería, un "yo tengo miedo", un "yo nunca me atrevería a hacer algo así" o un "me importa un pito lo que pasa en Cuba", mejor flotar del otro lado y perderme en la paz de húmedos paisajes vegetales…

lunes, 15 de junio de 2015

Quiero decirle a....


Entrevista de Ofill Echevarría a Tania Bruguera

Ofill Echevarría

Recuerdo que a mediados de los ochentas, en La Habana, siendo aún adolescente, mientras creaba junto a mis compañeros (de Arte Calle), obras de contenido social y político que ayudaran a difundir ideas nuevas entre los intelectuales y artistas de la época, descubrí, tal vez con la misma rapidez con que crecía, que sería mejor marcharme a vivir a otro lugar, fuera de mi país, donde mis perspectivas fueran más amplias y mi libertad para expresarme, mucho mayor. “La Habana está imposible”, pensaba yo. La misma frase escuché decir el otro día a un joven artista cubano aquí en New York.
En abril, durante un viaje que hice a México, mi segunda casa y lugar de destino por casi diez años antes de decidir lugar de residencia -poco se sabe sobre las travesías ya no en aguas abiertas, pero del karma, de los cubanos que deciden escapar del regimen totalitario de los Castro- un amigo artista, también cubano, muy reconocido e influyente, me recomendó que visitara la Habana durante la
bienal este año; que la cosa se pondría buena, que todo el mundo estaría allí, que este era el año para ir, que incluso oportunidades no faltarían, “además -añadió- vas a ver, se acuerdan de ti, te van a conocer”.

Hace casi 25 años me fui de Cuba y nunca he regresado.

El comentario no me sorprendió, incluso cuando uno de mis ex-compañeros de Arte Calle hoy radicado en España, Aldito, denunciaba por aquellos días que su permiso de entrada a la isla le había sido negado, y a Tania Bruguera la habían aprehendido, finalmente, con la excusa de querer realizar un show similar al que hiciera años atrás en la sala de la UNEAC, donde el pueblo (o el que quisiera) podia ir a decir (lo que quisiera) en una tribuna con micrófonos, al estilo de Fidel.

[La Bienal de La Habana, tan caprichosa como ella sola puede serlo, (todo el mundo sabe que ni siquiera sucede cada dos años), agrupa por así decir, a un sin número de personas concernientes al medio de las artes visuales de Cuba, así como a todo aquel que, fuera de la isla, siendo cubano o no, se encuentre en ese momento manteniendo relaciones amistosas con funcionarios de la cultura, las artes visuales y el gobierno en ese país]. Y por favor no confundamos esta acotación con un comentario intolerante o anti-turismo. Los que me conocen saben que soy una persona de mente abierta.

Pero volviendo a mi viaje, ya otra vez en Cuernavaca, donde estuve unos días más antes de volver a la gran manzana, tal vez por pura coincidencia internáutica me detuve a videar ese importante documental cubano, Conducta Impropia, realizado por intelectuales cubanos de otras épocas. Mi cabeza seguía dando vueltas, recomponiendo y reorganizando momentos, hechos (históricos y personales). No podia creer que hicieran mas de 30 años de la premier de esta joya de la cinematografía (en París). ¿Recuerdan como termina? Ni el resultado más acertado de todos nuestros análisis podrá jamás explicar el drama perfecto del cubano.

En lo personal, iría con gusto a la Bienal o expondría en La Habana orgullosamente (si no fuera por la cantidad de inconveniencias que implicaría tan arriesgada empresa). Si para ello no tuviera que conceder privilegios a curadores que no curan o a funcionarios que se esconden tras un velo intelectual, pero que en realidad fungen como policías de la cultura. Me encantaría llegar a mi país y pasear sus calles sabiendo que soy libre de decir lo que pienso; o sentir que no soy superior sólo porque vivo fuera, disfrutando de oportunidades y de una libertad que la mayoría de las personas a mi alrededor desconocen. En general me siento mal tan solo de pensar que muchos van a Cuba para obtener lo que aquí les costaría un ojo de la cara.

Ya se sabe que en Cuba, artistas y figuras públicas con base en ese país, deben seguir reglas específicas convenidas con las autoridades cubanas, si quieren conservar el privilegio de vivir [viajar] como cualquier persona civilizada en cualquier lugar del mundo. Estos cubanos privilegiados prefieren viajar en silencio. Cumplir con todos, pero en silencio, otorgando al gobierno totalitario de la isla la autoridad para seguir desarrollando su proyecto; cualquiera que este sea.

En los Estados Unidos, y para los que aún creen en esa idea pueril de hermandad entre Cuba y el monstruo del norte, a los artistas se les juzga con la misma intolerancia que impera en el país del que provienen. “Para los artistas cubanos - como una vez vi decir en una cena a uno de esos mismos funcionarios camuflados en el medio artístico- seria un suicidio quedarse a vivir fuera de Cuba”. O como dijera en otra ocasión uno de esos curadores tibios que moran estas tierras, refiriéndose a una obra de arte importante típica de los ochentas: “a mí no me interesa”. Aquí, en palabras de otro artista inconforme, Arturo Cuenca: “al talento lo matan”, o por lo menos eso tratan; a saber por qué.

Y bien, mientras ese otro grupo de intelectuales izquierdosos newyorkinos continúa, desde sus cómodos apartamentos, disfrutando del buen vino y el buen queso, apoyando secretamente lo mismo mapas enteros de silencio o, las perturbadoras historias de artistas cubanos caídos en desgracia, yo quiero decirle al maestro Tomás Sánchez, así como a todos esos que hoy aprovechan los “vientos del norte”, que a los artistas cubanos en el exilio sí nos importa lo que le esta pasando a Tania, al Sexto, o las miles de injurias producidas por el gobierno del país que él también dejo por falta de libertades. Olvidar, es uno de esos lujos que los cubanos no nos podemos dar.

domingo, 14 de junio de 2015

Cantiga de Longe 1970 (versión completa) de Edu Lobo




Cantiga de Longe de Edu Lobo marca una nueva etapa en la expresión musical de la música brasilera. El trabajo comienza precisamente en ese momento post-bossa, en una búsqueda de una onda de un barroquismo por así decirlo, de vocalizaciones complejas y un trabajo fresco de la guitarra de Lobo y la flauta de Hermeto Pascoal que sugieren una tristeza lánguida y oscura. Lobo voz y guitarra, Pascoal, flauta y piano, José Marino bajo, Claudio Slon, batería y Heirto Moreira en la percusión. No se pierdan la exquisita "Zum Zum", "Cidade Nova", "Cantiga De Longe" y "Aquaverde".

miércoles, 10 de junio de 2015

El conflicto de intereses de Tomás Sánchez en el affair Tania Bruguera


alfRedO tRiFf

A continuación presentamos el post del pintor Tomás Sanchez en su muro en facebook sobre el affair Tania Bruguera (nos permitimos enumerar algunos puntos en su declaración para luego discutirlos).
Creo que lo más sabio para las autoridades cubanas sería eximir a Tania de los cargos y devolverle el pasaporte. (1) Por otra parte también pienso que sería bueno para ella salir de Cuba y retornar a sus deberes habituales, en primer lugar, su arte político y la enseñanza. (2) Creo que grupos, que ni siquiera se ponen de acuerdo entre ellos, están haciéndose promoción a costa de su prestigio internacional y buenas intenciones. Por otra parte (3) la mayoría de los artistas cubanos, dentro y fuera de Cuba, no ponen atención a lo que ella está haciendo ni a la actitud torpe con la que se ha manejado su situación. Casi todos los cubanos, sobre todo en Cuba, están esperanzados con la normalización de relaciones y el levantamiento del embargo-bloqueo. (4) Su performance ha tenido innegable repercusión internacional en las altas esferas del mundo del arte, pero casi nadie más le ha prestado atención. En estos momentos no está siendo de interés de "el pueblo en general"- incluyendo a los artistas - (5) sus palabras pierden el sonido con el ruido de los martillos neumáticos que perforan su calle. Tania también desea que termine el embargo y además que exista verdadera libertad de expresión, pero en este momento está siendo difamada y mal interpretada. Tania, eres una gran artista, inmensa como ser humano. Admiro tu valentía pero es el momento de reflexionar. (6) A tu performance se lo está llevando el viento y ahora no debes convertirte en mártir.
(1) ¿Qué significa "deberes habituales" en el derrotero de una artista? ¿Existe una lista específica de "deberes" de Tania que quisieras explicar?

(2) El que un grupo X apoye a Tania dentro de Cuba no debía presentarse como una cuestión onerosa (mucho más ahora que sus antiguos "compañeros" en la isla le viran la cara). ¿Pero no es ese su derecho (tanto de ellos como de ella) dentro de un estado de derecho?

(3) Tomás, hablar por la mayoría sin instrumentos de sondeo adecuados es --casi siempre-- falaz.  

(4) Te contradices y te desdices. ¿Cómo puede un performance tener "repercusión internacional" y a la vez "casi nadie" prestarle atención? La comunidad artística es -siempre- una minoría dentro de mayorías. Es precisamente a esa minoría a la que Tania dirige su esfuerzo. Esta discusión en este blog y otros demuestra que Tania es una figura relevante.

(5) Aseverar: "sus palabras pierden el sonido con el ruido de los martillos..." es despectivo y algo arrogante, pero la ironía aquí es que tú y nosotros estamos hablando de sus palabras, lo que sugiere que "el ruido de los martillos" no las apagó.

(6) ¿Tomás, tú que dices ser amigo de Tania le espetas: "tu performance se lo está llevando el viento"? ¡No me defiendas, compadre!

Otro comentario de Tomás Sánchez (a otros comentarios)
Es fácil ser crítico u opositor desde el exilio e instar a la rebelión a los que los que están adentro. (1) El performance de Tania ya tuvo su efecto. Es hora de una pausa. No es justo pretender que se convierta en una mártir. Su posición ha sido la de (2) una artista política que con sus provocaciones promueve a la reflexión y el cuestionamiento, no de una disidente. En eso la han querido convertir, unos para utilizarla, otros para sentirse con el derecho a callarla. (3) Ella es más poderosa sin asociarse con una facción política determinada. El arte de Tania seguirá y aún será más grande. Ella no perderá su vínculo con Cuba.
(1) Tomás, ¿no quedamos que sus palabras (de Tania) "se perdieron con el ruido de los martillos"?

(2) ¿Qué hay de malo en ser una artista política y además "disidente". Un disidente simplemente "diside", es decir, se separa de una doctrina, creencia o grupo por no estar ya de acuerdo con esas ideas. Ser un disidente no es una mancha, es un derecho normal en un estado de derecho. 

(3) No la defiendas, compadre.

Tomás: Llama la atención que en tu post arriba no tienes ni una sola palabra de crítica para las autoridades cubanas. Y Tania ha sido encarcelada, golpeada, acosada y humillada. Y claro, mientras discutimos, tienes una retrospectiva en el Museo de Bellas Artes. 

Pese a tus buenas intenciones (y nos las dudo), tu posición está plagada de "conflicto de intereses". 


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Full disclosure: Conozco personalmente a Tomás Sánchez desde fines de los 70, cuando era casi desconocido y visitaba la sala de mi tío Eduardo en el Vedado. En 1993 escribí las palabras para su exibición en el Museo Cubano de Miami: "De Cuba a Cuba, el arte como puente".

viernes, 5 de junio de 2015

El mito del inconsciente literario

Ernst Robert Curtius 

Ángel Velázquez Callejas

Fue delicioso leer apenas hace una semana Diario de lecturas de Ernst R. Curtius, autor que Lezama cita y de quien acepta casi a ciegas –supongo que la tomó de los Ensayos críticos sobre literatura europea– la idea “imprescindible”, total, de que la “técnica de ficción” –reconstructiva, por supuesto– yace en la literatura y debe contraponerse –véase en los principios del ensayo La expresión americana– al “método mítico crítico” –que es el “uso de la poesía y el uso de la crítica”– de T. S. Eliot, es decir, a su imposibilidad de precisar en la historia las imágenes que brotan del mundo inconsciente, del mundo de lo no establecido y precisado.

Pero Diario de lecturas en este sentido es sorprendente y revelador para quienes tenemos la esperanza de algún día individualizarnos frente a los hechos colectivos de nuestra historia pasada, pues se diría –después de una revisitación juiciosa del libro– que junto a Eliot, y no hay otra perspectiva al margen por el momento, Curtius se franquea ante el hecho –también sobre la metodología crítico mítica– de que la literatura, en un sentido primordial y absoluto, es justamente la elaboración mítica del inconsciente, de fuerzas que están más allá del control del ego. La literatura, según creo visualizar de Diario de lecturas, comienza con la atestiguación del “mito de las ideas” y finaliza con el “mito del héroe”, que le reconoce y lo asume como su idea. El mito del héroe hace de la literatura –no hay otra posibilidad, a no ser la del antihéroe– un encanto por la aventura, la búsqueda de lo real y la técnica de lo ficcional.

“En cualquier caso –dice Curtius sobre su trabajo crítico literario, sobre lo que denomina la latinidad literaria, emblema de 'estabilidad cultural' y que se precisa en las ideas que estuvieron en boga sobre la teoría del inconsciente junguiano por aquellos días–, uno nunca es libre en la elección del propio camino, sino que sigue a un guía espiritual más o menos ciego”. Camino que por supuesto a Curtius le viene refrendado por antiguas imágenes inconclusas e incomprensibles a las cuales el inconsciente colectivo intentó reservarle una racionalidad crítica (cosa que Eliot admiraba profundamente). Esa incomprensibilidad ante las imágenes inconclusas e incomprensibles, al menos tenidas como consciente, provocó en Curtius y, por qué no, en Eliot, el acto de asumir lo literario al mismo tiempo como acto crítico mítico.

Lo que Lezama desechaba del “método mítico crítico” de Eliot era precisamente lo que Diario…, revelaba para toda crítica de la literatura europea moderna: que del inconsciente, de los mitos, nace el impulso por la literatura y el relato de sí mismo, y del relato por la historia y de la historia como análisis por la imagen. Curtius lo llama abiertamente el hecho antiguo de la continuidad –y Lezama “causalidad”–, cuya corriente advenediza entonces no se podrá separar de la tendencia a recobrar, del tiempo y el espacio, las fantasía tenidas como conciencia astral. Conciencia que da sentido al hecho literario.

De ello se desprende, en líneas generales, el pronóstico –hoy ausente en la crítica literaria– de un esquema de dicha continuidad, que puede ser –siguiendo cierta lógica interna dentro de la regla del inconsciente– del siguiente modo:

De la psicología de Jung (el inconsciente colectivo) a la crítica literaria de Curtius, de ésta a la era imaginaria de Lezama y de ésta a la imagen de la tradición. Es decir, para que se aprecie mejor el juego –y retomo el término juego a partir de una sugerente exposición plástica que por estos días se expone en Miami, “Juegos del inconsciente”– de la causalidad, ahora al revés, los copistas y epígonos recrean la tradición (inconsciencia total sobre el mito) de la imagen critica sin contener en sus experiencias existenciales ninguna era imaginaria (literatura textual, por supuesto) a la crítica literaria tenida como espejo del inconsciente colectivo, hasta apreciar en la psicología del mito la representación de ese camino a ciegas que gustaba, al decir de Curtius, como un guía espiritual.

Si analizamos en Paradiso la labor del mito del héroe – y Cemí ante Lezama es su propio mito extraído de la crítica literaria de Curtius sobre la literatura moderna europea–, podemos entender con facilidad cuál es la finalidad con que el mito de Anteón sobreviene a Lezama después del cansancio clásico. Cemí, cuyo símil es revelador del inconsciente colectivo cubano, promete devolvernos dentro de la expresión americana (y criolla, por qué no) esa continuidad –causalidad– que insinúa estabilidad ante toda decadencia cultural. Cemí se nos presenta como un símbolo, arquetipo sobre el prejuicio, que pudiera debilitar las razones de la cultura americana dentro del lenguaje de la cultura occidental establecida.

La expresión americana no podrá estar en los cielos, tal y como Anteón, su protagonista, no podrá estar en el aire. Perdería su fuerza y de ahí la potencia para resistir cualquier adversidad cultural. Debido a los va y viene de las culturas, el arraigo a la tierra y de ahí a la nación serán el propósito de la iniciación y trabajo esotérico en los tiempos de Cemí, que es lo mismo en los tiempos de la revolución. Es por eso que la expresión americana será siempre, míresele como se le mire, según la crítica literaria del método mítico y de la técnica de la ficción, una cultura para la resistencia, ya anunciada por el mito en el inconsciente colectivo americano.

Lo que pasa en estos tiempos –separándonos del tiempo de la crítica– es que los epígonos de esa imagen nunca han estado interesados en desentrañar el origen del mito. Han sido – y creo que seguirán siendo– espectadores de los juegos profundos del inconsciente colectivo sin tener apenas una conciencia sobre ellos. Han hecho de ese juego lo que se denomina hoy “el lenguaje de la metatranca”, con la única finalidad, en el sentido recto del término, de extraer con ella, mediante una jerga intelectual, el contenido vital de la vida. A eso iba dirigida tanto la crítica de Eliot como la de Curtius, aun cuando el segundo se empeñaba en ofrecer un redescubrimiento de la necesidad del mito en la Historia.

Y esta es la historia de la imagen como tradición, de que sus artífices nunca sabrán hasta qué punto han sido manipulados por esa idea del “mito que nos falta”. Jung en su Libro Rojo lo advierte así: el camino es para ser usado retrospectivamente, hacia adentro, hasta toparnos con el mito que nos acecha. No se trata de reconstruirlo a través de la ficción, sino de disolverlo naturalmente cuando es encontrado. De ahí que toda la literatura adeude un tópico significativo y crítico con la psicología. La latinidad es –a pesar de que no tengamos todas las coordenadas para comprobarla– la representación psicológica, imaginaria, de una época de profunda estabilidad, y no porque la estabilidad fuera psicológica en sí, sino porque a través de esa psicología se podía entrever la naturaleza mítica de esa época.

Y en eso estamos, tratando de salvar la cultura, la decadencia y el caos en que nos hallamos, a través de la reconstrucción de un mito. Para mí, nada más falso.

miércoles, 3 de junio de 2015

Cuba cambiará si un deseo genuino nos impulsa a acabar con el sinsentido y la estupidez


Antonio Rodiles
(tomado de Diario de Cuba)

Desde el mismo año 1959, Fidel Castro dejó muy claro que los espacios públicos eran solo para los "revolucionarios". Para lograr ese objetivo convirtió cada acto público en una arenga para intimidar a la ciudadanía. Muy rápido los cubanos vieron que los alardes se convertían en acciones y en turbas que podían arrasar con ellos y su seres queridos. El terror se implanto, la "revolución" se impuso.

56 años después, el totalitarismo pretende mantener su poder con la herramienta que mejor conoce, la violencia. Reactivar esos genes del pánico que te hacen poner una camisa de fuerza es prioridad del régimen.

¿Puede cambiar Cuba si seguimos sosteniendo la memoria del miedo? ¿Puede cambiar Cuba si aceptamos los términos de unos decrépitos ancianos y sus adeptos?

No se trata de un dilema entre un supuesto cambio pacífico y uno violento, como algunos quieren mostrar. Cuba cambiará si sentimos la determinación de hacerlo, si un deseo genuino nos impulsa a acabar con el sinsentido y la estupidez.

Desde hace ocho domingos, el régimen reprime brutalmente a un grupo de opositores que, unidos a las Damas de Blanco, reclamamos la liberación de los presos políticos. Dos puntos resultan intolerables para la dictadura: que le exijamos liberar a sus rehenes y que lo hagamos ejerciendo nuestro derecho a la manifestación pública y pacífica.

Sin embargo, lo que ha sido imprevisible es la capacidad de resistir que hemos demostrado ante los abusos y la impunidad de las fuerzas represivas. Casi un centenar de activistas nos mantenemos asistiendo a pesar de la violencia que se nos aplican. Resulta duro, pero nuestros derechos lo valen. No sabemos cuántos domingos más de abusos y atropellos nos esperan, pero estamos seguro de que la libertad ganará.

La semana pasada pedimos a algunos amigos que nos apoyaran, pues necesitamos ayuda para sostener este reclamo frente al silencio de la comunidad internacional. Rápidamente se pusieron en función de promover en twitter la etiqueta #TodosMarchamos. Se organizó "un twittazo" contra la represión, en apoyo a las marchas dominicales. Y el resultado no pudo ser mejor. Miles de tweets inundaron la red. Verlos fue un bálsamo después de tanto abuso.

El próximo domingo estaremos nuevamente en la calle junto a las Damas de Blanco, esas mujeres humildes, cargadas de virtudes y defectos, pero que se han plantado como pocos y a las que tanto tendrá que agradecer la Cuba futura.

Ojalá muchos se sumen. Fuera de la Isla, que todos los cubanos que ansían un cambio pongan sus tweets o acudan a espacios públicos para mostrar que Cuba duele. Dentro, que el resto de la oposición comprenda que la calle es un espacio de todos y que los golpes duelen, pero más debe dolernos la indiferencia.

Si #TodosMarchamos los domingos, el miedo y la dictadura se acaban. Hagámoslo.