Alcides Herrera
Por partes iba, de las buenas, organizadas partes
en el burdel de la Calle Final o Del Francés.
La sugestión de un día precedido por uno mejor,
muchos reflejos, un solo charco. Cristalizaba
en máquinas de ladrar, nunca en molinos
o árbol rojo. Nunca en misericordia. ¿Ves?
Con cada nube que va apartando el mundo
jugaba el joven corazón de Mami-Llévame, reía,
y Pavlidis volvía a saltar en unos pozos.
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