El mismo ha ocurrido en un centro hospitalario de Dallas, Texas:
el Texas Health Presbyterian Hospital,
donde Thomas Eric Duncan - la primera persona diagnosticada con ébola en
Estados Unidos - murió la pasada semana.
Fue precisamente Duncan el progenitor
involuntario de la alimaña, pero otros factores, entre ellos la negligencia más
absurda, han hecho su aporte a la fatídica concepción. Vamos al grano y mencionemos los
detalles de como fue transcurriendo este natural, espontáneo y exitoso
alumbramiento de la bestia invisible.
-Duncan arribó al
hospital declarando
sentirse con síntomas de ébola y fue ubicado durante horas en un cubículo
de emergencia común y corriente sin aislamiento alguno
- Fue atendido durante
todo ese tiempo por el personal de enfermería sin medidas de seguridad ni
observar protocolo alguno
- Cohabitó con otros pacientes en
ciertas áreas, los cuales fueron puestos en cuarentena sólo por un día y luego fueron
trasladados a otras áreas comunes del hospital
- El personal de enfermería que trató
a Duncan sin la protección debida y en medio de sus violentos vómitos y
diarreas le dió atención también a otros
pacientes del centro
- Las muestras extraídas del cuerpo
de Duncan para los exámenes de laboratorio transitaron por todo el sistema de conductos
neumáticos del hospital
- Los equipos de protección personal concebidos
para el tratamiento del ébola demoraron días en llegar al hospital
- El conocimiento de los protocolos
de atención y cuidados a un paciente de ébola era mínimo entre
el personal hospitalario
Eso es todo. Ébola en la calle y sin fórceps,
por obra y gracia de una cadena de imperdonables imprudencias. Ahora esperemos
que la experiencia sirva al resto de la red de hospitales en toda la nación. Mientras
tanto la criatura fatal ha rebasado los umbrales del cuerpo de Duncan. Una realidad lo suficientemente terrible para
que creyentes de todas las religiones, agnósticos y ateos nos encomendemos a
Dios. (JR)
Yo en lo personal, para curarme en salud, he pedido a mis familiares que si enfermo de gravedad me internen en el Mount Sinai, preferiblemente en el piso 8, con vista al mar. Asimismo, he pedido a mis familiares que tan pronto me hospitalicen se olviden de mi y que no vayan a visitarme nunca; de suerte que:los empleados del lindo hospital me maten rápido. Tengo anotado los nombres de las enfermeras y médicos que deseo para tener una eutanasia asistida y pagada por el seguro....Seguro que si.... ( Y ahora... Azzzucar No hay que llorar, que la vida es un carnaval, Y es más bello vivir cantando, oh oh oh) . Saludith
ResponderEliminarEn España, los medios han loado la rapidez y profesionalidad de Estados Unidos ante el virus en comparación con los pasos dados aquí. Imaginen como estamos.
ResponderEliminarJudith, esa filosofía colorea felizmente la permanencia o la partida...
ResponderEliminarYa ves, mi estimado Iván, en todas partes (incluso en USA) se cuecen ébolas
De todos modos, que el Ébola se convierte en un virus occidental puede ayudar a acabarlo en África. Los ricos se cuidan.
ResponderEliminarComprensible tu dardo, Iván. Me imagino a Bentham y Mill cruzándose sonrisitas en el palco celestial.
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