con
spiritual unity, 1964, albert ayler evoca la visión de un mundo posible no terrenal que es a la vez un brutal anhelo de trascendencia social. en efecto, nunca el fervor religioso y la vanguardia estuvieron tan cerca.
por una parte tenemos el arsenal ayleriano de improvisación colectiva, efectos vocales, gritos, chillidos, bocinazos, y ese vibrato aylerianio, el más intenso jamás escuchado en un álbum de jazz. el saxofonista consigue adaptar la forma más aparentemente simple e infundirle un increíble poder visceral.
spiritual unity es un álbum esencial de ese fenómeno llamado free jazz.
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