viernes, 20 de junio de 2014

Decálogo para músicos en Nueva York


Eliseo Cardona

1. Si tienes un ego desmesurado, más te valdrá ponerlo en remojo mientras te botas una paja. Porque a esta ciudad le importa un culo lo que hagas con tu música. (Ya no digamos lo que hagas con tu vida.)

2. Si traficas con expresiones del tipo "support live music", no te sorprendas si a alguien se le escapa una risita por lo bajo, como queriendo disimular un pedito golondrino. Es cierto, habrá quienes reciban esas palabras como quien se persigna. Pero esa risita es más honesta que la solemnidad. Fundamentalmente porque es el reconocimiento (involuntario pero claro) a las muchas mierdas que adoptan los músicos para no tener que reconocer que ya andan mendigando.

3. ¿Que Nueva York es una plataforma para el reconocimiento? Hombre, no se diga más. Pero si te arrogas el derecho a creerte esa vaina, yo tengo derecho a decirte que las cigüeñas ya no traen a los bebés desde París: ahora vienen por FedEx desde Burkina Faso.

4. Vender folclor de tu tierrita (aunque se lo disfrace de fusión, para usar una palabreja gaseosa) es como venderle hielo a los esquimales. Aquí las tribus nacionales devienen, las más de las veces, caricatura. Una caricatura que invita a reír primero y luego a compungirse, como una canción festiva para ser llorada. En este sentido, el pop, que no es tan tonto como se lo piensa, a veces lo ve con mayor lucidez. (Vea si no a Shakira moviendo su apetecible culo al compás de la raza mariachi. ¿Y luego, claro, dígame usted si no es para pedorrearse de la risa?) http://youtu.be/qe60ClhEfKE

5. A la primera que un promotor, un booking manager o el propietario de un local te meta el dedo en el culo, perderás la reputación. Que como la virginidad, toda vez que se ha ido, no se recupera ni por obra del espíritu santo. Otra cosa, claro, es que te dejes, te guste y hasta hagas alardes de la violación. En cuyo caso, evita que te llamen puta. Lo digo por un asunto de precisión, porque hasta las putas de South Bronx cobran por adelatando y establecen reglas claras. Y ay de ti si no te vienes en el tiempo convenido.

6. Si alguien cree en ti, procura que siga creyendo en ti. Hacer que crea es todo un arte. Puede que esa persona (llámasele esposa, esposo, amante, friend with benetifs, sugar daddy, oyster mamma, trapo de cocina) pase por alto tus mierdas con mucha discresión. Pero yo sospecho que esos seres son sabios, porque saben mirar la condición humana en su estado de supuración. No tengo que decirte la clase de cojones que tienen.

7. La actitud de mirar otras ciudades como la periferia es tal vez el peor de los cánceres. Leonard Bernstein solía decir: "En Nueva York, el que más, el que menos, es un Zanpanó". Joder.

8. Los mejores periodos de creatividad en esta ciudad se dieron bajo una combinación afortunada de músicos que podían vivir sin grandes sobresaltos y de un público que buscaba en la música una manera de formarse, como mínimo, una identidad. Hoy la identidad la da Facebook, nuestra sagrada iglesia de la simulación.

9. Seamos honestos, carajo: la geografía neoyorquina está sobrepoblada de músicos. Y los que salen de esos conservatorios son como el humo negro que disparan las fábricas en Filadelfia. Muchos para sobrevivir (literalmente) han acudido a la payasada. Que no está mal si la payasada destilara sustancia.

10. Si alguna noche abres el refrigerador y encuentras que sólo hay dos rebanaditas de bologna Oscar Mayer, date por privilegiado. Recuerda siempre esas estupendas líneas del cuento "El Perseguidor", de Julio Cortázar: "Johnny ha sacado una de sus largas manos flacas de debajo de la frazada, y yo he sentido la fláccida tibieza de su piel. Entonces Dédée ha dicho que iba a preparar unos nescafés. Me ha alegrado saber que por lo menos tienen una lata de nescafé. Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta de que no está en la última miseria; [que] todavía puede resistir un poco".

2 comentarios:

  1. eliseo, me encantan el desparpajo y la sinceridad de este post, realismo sucio urbano en la vena.

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  2. subscribo todo lo que dice elíseo
    a.brouwer

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