sábado, 8 de marzo de 2014

Helen Mirren: permanencia en la no permanencia (a propósito del día de la mujer)

Ernesto González

Un día me di cuenta de que algunas de las mujeronas que he conocido en mi vida habían elegido conscientemente no tener descendencia. Cuando descubrí que constituían una cantidad respetable, todavía no me pareció suficiente para hablar de algo que para mí estaba claro incluso desde antes de que se reafirmara mi sexualidad. Es un tema delicado y puede malinterpretarse.

Aunque también es verdad que la comunicación humana es tan desastrosa, que prácticamente todo lo que uno diga/escriba se va a entender de forma contraria. Tengo sobradas experiencias con los editores. Con los lectores, en cambio, muy pocas. La intención les queda clara, porque abordan el texto abiertamente, sin demasiadas comparaciones, y la proyección del propio (¿conocimiento?) no es apabullante para quienes dan más peso en la balanza a la curiosidad que al juicio.

Esto se entronca con mis observaciones sobre el mundo femenino, su riqueza infinita, sus texturas, su complejidad. Nunca me he erigido en psicólogo-clasificador-juez, solo en observador. Ese es mi único instrumento, y aunque no se considere científico puedo asegurar que es ciertamente muy eficaz. Ya estoy convencido de que me moriré mucho más sabio de lo que era, y eso es en gran medida gracias a ellas.

Me he encontrado con cientos de mujeronas en el camino, a algunas las he conocido solo de pasada, en un concierto, en una caminata por Ischia, por Holguín o París. Con una sonrisa dan la bienvenida, acogen al extraño que les hace una pregunta y hasta lo malcrían. Intervienen en mi vida de pasada o por un tiempo más largo, pero todas se han quedado en mí.

Otras, como Marguerite, Nina, Steve Nicks son puros núcleos de creatividad. La misma energía que pone una madre en la perfección de proyecto de su hijo, la han colocado aquellas en la literatura, en la música, en las artes o la actuación.

“Pienso que todavía es bueno no desear tener hijos”, dice la increíble Helen Mirren en una entrevista hecha por Tim Adams/The Interview People. “Hay demasiadas personas en el mundo, es mi contribución a la ecología.”

“Y no es porque mi carrera estuviera primero. Creo que algunos hombres y mujeres simplemente no tienen un profundo deseo de procrear. Otras cosas sí lo son para mí: la libertad personal y el sentido de la aventura creativa”.

Y sigue: “Uno escribe su historia a través de las decisiones que toma. Nunca se sabe si han sido erradas. Pasé por una fase de consulta del I Ching que fue útil porque me liberó para escuchar el instinto”.

“No creo haber dormido en la misma cama más de tres o cuatro meses. Siempre planto verduras que nunca llego a comer y flores que no veo florecer. Me muevo por el mundo”.

Es un regusto incomparable construir un protagonista femenino o una historia alrededor de los mundos tan incomparables de la mujer. Tengo recuerdos hermosos de todas estas mujeronas que representan el pico más alto de la vida, que acogen, unen, alimentan, como lo hace (o hacía) la tierra antes de que la voracidad de la mente masculina provocara el desbalance. Solo la predominancia de la mente femenina, ese otro desbalance impostergable, podrá salvarnos si no es ya demasiado tarde.

5 comentarios:

RI dijo...

qué gusto me ha dado leerte, ernesto. en un tono distinto del que te conocemos (y celebramos) nos dedicas el testimonio de una gran actriz que además sabe expresarse muy bien. en nombre de las damas (y de los que se ven retrados en las palabras de mirren -desde hace años consulto el i-ching), merci pour vos mots.
"...la libertad personal y el sentido de la aventura creativa”, antepone ella.

Miguel Iturralde dijo...

Un punto de vista sumamente interesante. La búsqueda constante del saber y el mejoramiento como meta, sin el estigma de pecar de egoísta.

De paso, hace poco leí "Descargue cuando acabe" --casi de un tirón--, la cual disfrute muchísimo, especialmente las ponderaciones de Reinaldo Sand. Muy buena.

Saludos

Miguel Iturralde dijo...

Un punto de vista sumamente interesante. La búsqueda constante del saber y el mejoramiento como meta, sin el estigma de pecar de egoísta.

De paso, hace poco leí "Descargue cuando acabe" --casi de un tirón--, la cual disfrute muchísimo, especialmente las ponderaciones de Reinaldo Sand. Muy buena.

Saludos

judith ghashghaei dijo...


Bienaventuradas las estériles por personal libre decisión; han conquistado el espacio de sus vidas y cuerpos, se han liberado de la cultura opresora, de la mirada machista. Aunque soy madre y abuela, y no me arrepiento, las admiro y respeto.

Ernesto Gonzalez dijo...

GRACIAS POR SER TAN AMABLES, LA PALABRA ESTÉRIL NO ME AGRADA MUCHO, NADIE LO ES EN DEFINITIVA.
UN ABRAZOTE
ERNESTO