Para entender el espíritu de esta canción hay que sumergirse en
Berlin, álbum tétricamente hermoso de Lou Reed que reúne una colección de temas bohemios y oscuros donde se van degranando las vivencias de una pareja de yonquis. El disco, quizás el más pretencioso del legendario compositor, termina justamente con la parasinfónica
Sad Song, una conmovedora pieza que se convierte en esta hora de adioses en el panegírico melódico ideal. (JR)
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