La memoria de los 60 y 70 está marcada por esta voz y por esta pieza. Cuando intentemos rebobinar ciertos momentos azules de aquellos años resurgirá una vez más esta melodía. Regresará junto al peladito accatone, la mini y los discos de placa. Anunciándose en las horas de radio por Manolo Ribeiro o Chucho Herrera. La escucharemos para olvidar las consignas de entonces y volver a sumergirnos en las oscuras zonas de tolerancia. Son poco de más de dos minutos que se convertían por aquellos tiempos en belleza efímera antes de reasumir los listados de prohibiciones y la cartilla de racionamiento. Rememorarla nos confirmará que los cubanos estamos jodidos definitivamente por una doble añoranza. Enfermos de nostalgia de lo que tuvimos y de lo que no tuvimos. Hollados por un pasado incompleto que va enjugando penas en su banda sonora. Gracias por haber existido, Jimmy Fontana. Descansa en paz. (JR)
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