martes, 1 de enero de 2013

reformulemos el cambio: qué podrá ser lo que es hoy cuba

caída del muro de berlín 1989
atRifF

el estudio del cambio en la política ha sido analizado por comentaristas tan diversos de la historia como platón, confucio, marx, weber y luhmann. para un cubano (o latinoamericano) a principios del siglo XXI, el asunto de cómo definir "cambio" a partir de la idea marxista-leninista de "la revolución" parece un estereotipo. no nos engañemos, revolución es un caso extremo de ese cambio social que se opera a diario por otros medios. ¿qué queda de ese mundo unipolar post caída-del-muro de principios de los años 90?

¿qué hay de esa menos dramática y constante lucha "diferencial" continua, que se opera a cada minuto, en cada día a través del tejido social?

a grosso modo, el análisis está resumido por tres posiciones: 1- cambio requiere una revolución. obsérvese sin embargo que si "cambio" es definido por "revolución", el requerimiento se hace inmediatamente redundante, es decir, cómo es posible definir "cambio" en términos de... cambio. 2- el cambio no existe. sería una ilusión donde la historia aparenta detenerse, ser lo que no es. esta posición digna de los hijos revolucionarios de parmínedes representa la era del inmovilismo del castrismo en su fase más ortodoxa entre 1988-2008 (desde la glasnost soviética hasta el retiro de castro I). 3- el cambio opera continuo e imperceptiblemente en tiempo real (llamarlo "real" es una forma de subrayar lo difícil que es de observar por lo evidente que es).

la verdad de perogrullo es esta: todo cambia aunque parece no cambiar. toda esta introducción tiene que ver con nuestra perenne discusión.

¿es el cubano bajo el castrismo ese ser plegado que nos pintan? ojo: ser cubano es ser humano, los antepasados primates del ser humano son dados al alboroto. ¿se trata acaso del efecto de la cultura como mediación de lo que llaman "estabilidad" en ciencias políticas? freud, no necesariamente un científico político, comentaba que "toda clase sin privilegio a la postre hace todo lo posible por sacudirse esa falta".

nuestra tesis es que el castrismo es una condición socio-genética de lo que cubanamente somos. pero el castrismo (como ideología) es otra cosa. ahora la discusión nos lleva al álgido tema de la justicia social.

la justicia social puede que no sea, como se ha postmodernamente tratado de presentar, una mera "construcción". puede que la justicia sea un hecho objetivo. en ese tejido heterogéneo (y en parte irreducible) que es la sociedad existe la comparación y la percepción de esa comparación genera actitudes y posibles comportamientos. en tanto que seres sociales, digamos, nos vemos mejor o peor. nos comparamos; discutimos salarios, acceso a viviendas, comodidades, posibilidades de crecer económicamente, etc. exploramos intuitivamente un balance entre "derechos que me tocan" y "derechos que me obligan", que apunta al contrapeso entre libertad e igualdad del que pende todo gobierno.

isaiah berlin lo pone claro. un toma-y-daca ni a la derecha ni a la izquierda: 
debemos hallar el balance entre el disfrute y ámbito de la vida privada y la autoridad pública. ¿cómo definirla exactamente es una cuestión de negociación. la vida del ser humano es en gran medida interdependiente, ninguna actividad es tan completamente privada como para obstruir la vida de los demás. como dicen "la libertad total del pez grande implica la muerte de los peces pequeños", es decir, la libertad de algunos debe depender de la moderación de los demás.
¿cuál es el balance de 54 años de castrismo? esa percepción de "justicia" que el máximo líder definió como "socialismo" (no sin dolor, protestas y lucha armada de minorías) fue asimilada, aceptada, por la mayor parte de la sociedad cubana. el sistema le apostó a la igualdad por encima de la libertad (en 2007 por otra parte, aprendimos que bajo el capitalismo apostarle a la libertad sin límites puede llevarnos al caos). bajo el castrismo, el derecho que me toca fue -y es- aplastado por el derecho que me obliga. el exilio y esa saga de "emigración económica" con casi dos millones y contando, son respuesta definitiva al arreglo --lo que queda de él. la ideología pasa a un segundo plano, se desmorona. irse fue siempre decir NO a ese arreglo social castrista (lo cual no implica que quedarse fuese una manera de pactar).

ruinas en la calle galiano, dec. 2012
ha pasado más de medio siglo y vivimos otra coyuntura: la primera generación de artífices de la revolución desaparece. con ello la ideología revolucionaria se torna en neblina. la percepción de aquella justicia tan defendida por el sistema queda dislocada de su tiempo real. quien visita a cuba hoy puede constatar que existen dos economías: la clase pudiente (ejército, la clase asociada al gobierno, al turismo, los cubanos con familiares en el extranjero, casi todos blancos) con acceso a dólares, euros, y por tanto, moneda convertible (cuc). por otro lado está la clase asalariada en pesos cubanos y la masa de desempleados (la mayoría negra). para ellos aquella "justicia" revolucionaria  se ha evaporado.


el cambio es 25 pesos por 1 cuc. la aritmética es crítica: cinco cervezas equivalen casi a la mitad de un sueldo de 200 pesos al mes.

en menos de un año de aperturas tímidas los paladares cubanos han desplazado la estructura de servicios gastronómica del estado. restaurantes conocidos como el conejito, la roca, monseñor, o el carmelo de calzada, vacíos y deprimidos, parecen malos cafetines de barrio al lado de los nuevos paladares remozados, animados, llenos de comensales, que pagan en cuc y que abren en la cuadra de enfrente a aquellos. las casas particulares o apartamentos de arrendamiento esparcidos por toda la ciudad, han hecho que hoteles estatales como el habana libre o el riviera (cuya empleomanía es remunerada con pesos, con mantenimiento deficiente) queden mosqueados y obsoletos. de cierta manera -y muy a pesar de ellos- la industria turística se le va de las manos al gobierno.

¿qué trabajador estatal del habana libre tiene el incentivo de ese camarero de un paladar privado que se lleva 40 cuc a su casa de propina por una noche de trabajo? por arte de magia aparecen nuevas contradicciones -y soluciones. lo viejo se cuartea bajo el peso de lo nuevo. las consignas quedan atrás, pierden su eco y su halo. la vida privada de que hablara berlin se ensancha y se hace presente en la sociedad. el pez grande sigue con su fuerza estructurada por décadas de burocracia, sus pilares carcomidos por el desgaste y el nuevo empuje de los peces pequeños. la vuelta a dios y las navidades no son solamente una política del estado, es también una necesidad social inevitable, ¿ignorada, aplastada? del cubano.

lo que nos trae a una reformulación del cambio. se ha presentado el análisis cubano como un contraste del presente con el pasado. la pregunta "qué pudo ser de aquello que dejamos" ha definido la posición exiliada. esa pregunta debe cambiar. hay que preguntarse "qué podrá ser de lo que es hoy". la respuesta le apuesta al cambio (de otra manera induscutible: tiempo es cambio) pero precisamente al por venir, lo nuevo -en otra palabras- lo imprevisible del futuro. 

5 comentarios:

  1. y tumiami fué a Cuba que lo noto tan empapdo de la realidad? Que maravilla si, si.

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  2. Buen análisis con una mente bien puesta. Los felicito.

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  3. Texto maduro. Me recordó un tanto el tono de extrañamiento y definitorio de Sergio Carmona. Solo que, a diferencia del alter ego de Desnoes, no se tratan de reflexiones inconsolables sino de una mirada optimista hacia el futuro. En ese enfoque hay que apuntarse.

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  4. "Estados Unidos representa ejemplo más dramático de los sueños rotos del capitalismo. De acuerdo a cifras oficiales del Departamento de Agricultura, más de 49 millones de norteamericanos/as sufren de inseguridad alimentaria. Estos datos son congruentes con las cifras sobre pobreza en el país más rico del mundo: el 15% de las familias (49 millones de personas) están clasificadas como pobres o extremadamente pobres. El 20,7 % de la niñez de ese país se ubica en esta categoría".

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  5. gracias, lorenzo.

    jr, el pasado ya no es. el presente es ya. ¿qué queda sino el futuro?

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