Meditación (2011, mixed media) |
Antonio Correa Iglesias
Qué nos puede ofrecer hoy la pintura después de una tradición tan llevada y traída. Muchos responderán a coro que nada, otros quizás queden a la espera de algún dictamen para poder apostar un puñado de monedas y otros tantos responderán que algo debe ofrecernos hoy un medio tan instalado en la cultura occidental.
Según el semanario “The Week” diariamente se producen cinco millones de imágenes lo cual no solo es impresionante, sino que también coloca un torpedo a la propia idea de producción visual y a la forma en que éstas se recepcionan. Ante este panorama de tensiones y distensiones ¿Qué nos puede ofrecer la pintura como medio? Para mí, el carácter aportativo de este medio se define en el caudal semiológico, conceptual y ontológico de la obra misma, más allá de la tradicional perspectiva representacionalista.
Y es precisamente esto lo que me interesa en la obra de Yovani Bauta. Yovani acota una densidad e intencionalidad singularísima. Uno de los elementos que sorprende es el desenfado de sus “líneas”, desenfado que recuerda las itinerancias de quien al buscar, encuentra su decir en un modo descarnado. Bauta es uno de esos artistas que pone en cuestión a los teóricos que, como Danto, supone que «pensar en el arte después del fin del arte, como si estuviésemos emergiendo desde la era del arte a otra cosa, cuya exacta forma y estructura resta ser entendida»1 puede ser una suerte de delirium tremens. O sea, el Arte para este autor queda reducido irrestrictamente a determinados períodos de la historia humana, cuyas formas dan cuenta de ello. Salir de este entendimiento supone adentrarnos en el sinsentido del entendimiento mismo de lo que el arte nos puede ofrecer.
Sin embargo, es precisamente este desenfado que se trasmuta en elocuentes pinceladas lo que hace de la obra de Bauta una suerte de peregrina que, como esos personajes de Roberto Arlt, tratan de vivir en una dimensión que por usual, no deja de ser lacerante. Los rostros que se aglutinan en sus lienzos transpiran una violencia somatizada al tiempo que anulan, en la gestualidad misma de su ser, cualquier giño alusivo a lo piadoso. Es por ello que lo descarnado, expresado en lo grotesco se convierte en metodología para una producción simbólica. Lo punzante de sus trazos desgarra el lienzo del cual brotan sus imágenes, cuya vida, anticipada o no, «Cae… siempre más bajo. Y sin embargo, otros hombres son felices, encuentran el amor, pero todos sufren. Lo que ocurre es que unos se dan cuenta y otros no»2
Los personajes que cubren el universo visual y simbólico de Yovani Bauta son conscientes de ello, de aquí la coherencia de sus imágenes.
El carácter inclusivo que la pintura de Yovani Bauta ha venido manifestando, habla de esa densidad por ir más allá de lo pictórico y adentrarse en búsquedas más asociadas a lo antropológico. Partiendo de una comprensión crítica de los fenómenos del arte contemporáneo, de sus maneras y de sus conflictualidades, Yovani establece una relacionalidad en el plano del contenido y el plano de la expresión que consolidan una indagación expresiva y sanguínea. La lánguida policromía de sus lienzos, construyen universos paralelos y textuales que vienen dado no solo por la propia naturaleza de sus personajes, sino por un environment escatológico asociado a la descomposición. Pero debo confesar que no es el soporte lo prioritario aquí, sino la narratividad que desde este se promueve lo que nos interesa. Y es precisamente esta relacionalidad lo que hace de la pintura de Yovani Bauta un espacio donde “lo real”, la “simulación”, “la ilusión y la desilusión” confluyen y dialogan intensamente. Aquí está su agudeza conceptual y ésta debe hallarse en el diálogo con la tradición pictórica para romper, en la subversión de su discursividad y narrativa, el modo evolucionista en nos han “enseñado” el arte.
Mucho interés se le debe prestar a este ya no tan nobel pero si experimentado artista, más allá de una u otra orilla, pero siempre, para suerte del arte cubano.
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1 A. C. Danto (2007) Después del Fin del Arte. Capítulo 1: Moderno, Posmoderno y Contemporáneo. Versión digital. 2 Roberto Arlt “Los siete locos” Editorial Losada, Buenos Aires, 1958. Pág. 332
una densidad e intencionalidad singularísima.? Si eso es idioma de cantinflas, que venga dios y lo vea! yo np puedo con estas boberias. Una criticas, lo que deja ver que no sabe lo que se habla y la culpa ? de los pintores desesperado por promover su obra....no, no, no.
ResponderEliminarYovani sin duda sabe puntar. tiene oficio y gracia en lo que hace, pero aun no se ja encomtrado consigo mismo. pudiera ser mucho mejor, pero esta distraidos en boberias....
Yovani Bauta es uno de los artistas plásticos que más me ha impresionado desde que vi sus pinturas por primera vez hacen cuatro o cinco años, cuando recién vine a vivir a Miami. Y sí, estoy de acuerdo:…. cada individuos representado en las pinturas de Bauta es un antihéroe, y pudiera perfectamente hacernos recordar los fracasos de Silvio Astier,
ResponderEliminarpersonaje del Juguete Rabioso de Rober Art (creo que es la obra a la que se refiere el escritor de este ensayo) …. Por cierto, muy acertado el hecho de que Antonio Correa Iglesias tome prestado de la literatura el concepto de “narratividad”. Ojala que para la próxima Correa analice un poco más a profundidad la particular manera como Bauta resuelve el espacio pictórico o cualquier otro artista de su elección. Gracias, muy bueno. Saludith de Judith G.
Tumiami, soy tu mas odioso anónimo lleno de faltas ortográficas y de sintax, repleto de errores humanos, y en nombre de todos los anónimos del mundo vengo a desearles Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo.
ResponderEliminarEsta pintura me da ganas de hacer lo mismo que esta haciendo el tipo, pero sin regarme la menstruación por todo el cuerpo.
ResponderEliminarAlfre, los anónimos vienen a desearte cosas bonitas y sigues tragandote los comentarios nuestros. Yo sé que a Yovani le gustará mi comentario, así que no seas rencoroso y publícalo.
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