Eternamente joven

Setenta años después, esta pieza cinematográfica perservera en su condición de amuleto. Ha sobrevivido estoicamente al postmodernismo convirtiéndose en clásico imprescindible. Su apabullante humanidad impide relegarla a mera nostalgia. La célebre frase "Play it, Sam!", y minutos después las notas de la icónica melodía, no reviven una época. Más bien la prolongan. Honda, extasiante y orbital, Casablanca seguirá siendo estreno. Al menos, mientras haya pasión por el cine. Y mientras tenga vigencia eso que, tanto mujer y hombre, nombran amor.(JR)