foto (y texto): Ramón Williams
De medirlo encontraríamos un grado cero de la noticia. Si alguien dedicara su sapiencia y paciencia a la verdad de lo que alguien quiere anunciarnos, seguro lo encontraría, porque la noticia es siempre la confirmación de su posibilidad, así como las gradaciones ulteriores que la contradicen. Dar cuenta de un hecho es estar involucrados en los términos de su narrativa. La noticia falsa es siempre proporcional a la verdadera, a la que contrapesa y atraviesa como un tantear en la zona oscura de la luz. La falsa noticia pone a prueba su credibilidad como si fuera inconstatable (incontestable) en su finalidad, no da por sentado su olvido si falla, se asume broma pesada y duerme hasta la próxima oportunidad; mientras tanto genera data, sirve a los ideales de su realización, se anticipa y prepara caminos. La noticia verdadera lo es por su parecido con ella misma, por su capacidad de repetirse sin despertar sospecha en los neutros de La Historia; casi se puede tocar. A la vez, toda noticia verdadera sobrevive por un escepticismo paralelo, aquel que resulta del centro de la noticia falsa y que está condenado a contener alguna verdad. Que el grado cero de la noticia no te alcance dormido, despierta.