El misterio de su voz estriba en la coctelería de los registros. Canta lo que le pidas y en cada melodía que emprende sientes la pelvis de mujer que se desnuda. Le dicen por cariño la Negra, pero más allá del néctar de su dermis, Xiomara es garganta multilicor. El blues lo trina blanco y modula la habanera con mestizaje de sangre azul. El tango le corre bolero o en la guaracha repica funk. La música para Xiomara no hay dudas que es así. Viscosa y caleidoscópica. Como un mapa de miel que se extiende sin códigos postales. (JR)