Recién terminadita la Cumbre de las Américas (bastante sosa por cierto), la Hillary mete una escapada y se cuela en el Café Havana de Cartagena de Indias. Allí, la Clinton se entrega al vacilón olvidando por un rato los problemas con Irán, la baja en la bolsa, las descargas mueleras de Bill y lo feo que es Kim Jong-Un. Por supuesto, el conservadurismo mediático ya se ha apresurado a comparar el despelote de la rubia con el safari de última hora donde el monarca español se dio tal caída de culo que se ha formado un escándalo. No jodan, politiqueros baratos, no es lo mismo una tourneé matando elefantes que pasarle la cuenta a unos cuantos lagers y luego tirarse a reventar un vallenato pa'calentar la pista. Nada, puristas, esa comparación no tiene sentido, así que... ¡lloren si quieren que se perdió el tete! (JotaeRre)