sábado, 14 de abril de 2012

Falocentrismo y la mujer perjura

Sueño o muerte, Roberto Matta, 1945

atRifF

Si quieres conocer mujer perjura los tormentos que tu infamia me causó, eleva el pensamiento a las alturas*… 

En la tierra la mujer perjura (observen, no jura, que jurar es reafirmar la verdad). ¿Por qué? La )c(oyuntura lo requiere. A veces quien habla no convence. Digamos “la” que habla, execratoria, que no es el caso de un hombre. Perjurar es mal jurar. Ocurre cuando se ocultan las 5-franjas-y-1-estrella del juramento, círculo oscuro del jura-quetejura, símbolo de la oquedad detrás de la falsa conciencia. Cuando un macho jura su declaración-de-La-Habana, ha abordado ya la nave de lo cierto.

Empero, ¿es algo más cierto porque se reafirme?

Sé firme: Fírmalo )y aquí cunde la sospecha con el falocentrismo(. De ahí que el juramento solemne del hombre pareciera puro teatro. Foto de juramento. Ser testigo para los testigos )Jehová te mira siempre(. Pero el acto así “vigilado” por el ojo divino no reafirma nada. Dios no necesita testigos.

Ser firme, reafirmar, jurar )es siempre ya haber jurado(: jurar por jurar, ¿no es eso perjurar?

La Ley dice que el hombre no perjura. Nunca. No existe ni la harina de la neblina, ni el revés del forro. La transparencia entre idea y acto hacen de la lengua estofada del falo vehículo idóneo para la-verdad-os-hará-libres. Tal es la transparencia apofántica del macho.

¡Ojo, cuidado! La verdad condena al macho. No puede mentir quien no sabe que miente. No lo sabe porque es inane homogéneo con el UNO**, soplo nonato, autómata.

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* Canción de Miguel “El ciego” Companioni (1881-1965), compositor de “Amelia” y “Alelí”, entre otras. ** Paráfrasis lezamiano.

1 comentario:

Ileana Fuentes dijo...

Imagen horripilante que entra por la pupila, lacerando la imaginación y los sentidos. Sí, ésta de Matta que ilustra el texto. Siempre la tortura sobre cuerpo de mujer.¡Que sufra, que duela, que sangre, que llore! Misoginia y crueldad, que es la misma cosa. Odio hacia las mujeres, hacia nuestros úteros, desprecio que se esconde detrás de cuatro gastadísimas letras: a r t e... La cultura -que nos odia y menosprecia- se recrea en nuestro desmembramiento. Hace dos mil años que se nos ultraja y deshumaniza, con licencia cultural. Ileana Fuentes