Ramón Alejandro (primero de una serie única para tumiamiblog)
Estimado Antinous:
Después de nuestro encuentro de anoche en el restaurante Vainilla y Pistacho en el Down Town he estado impaciente por enviarle algunas líneas para confesarle sinceramente la alegria que me ha causado conocerlo. Sólo un ya previamente concertado paseo en el yate de un querido sobrino con su familia por la bahía hasta mar afuera, seguido por un suculento almuerzo con todos ellos en el restorán Casablanca junto al río Miami, me ha hecho retrasar mi propósito hasta estas horas de la noche.
Como ya sabe, nuestro común amigo Jerjes, aún después de tantos años en que ustedes llevan tratándose, se ocupa mucho y muy afectuosamente de su persona, según sale a relucir en nuestras frecuentes conversaciones telefónicas cuando ambos tratamos de sacudirnos el aburrimiento que nos aqueja a ambos en Paris. Y estoy muy curioso, ahora que lo he conocido finalmente, de tener la oportunidad de llegar a saber en qué consiste ese fuerte atractivo que Jerjes siente por usted. No hay duda que tiene usted una indudable facultad de seducción como ya he podido constatar anoche. Ya le he dicho que la fotografía suya que él me había mostrado se quedaba corta respecto a lo agradable que resultan sus facciones a quienes como nosotros ya hemos perdido el esplendor de la juventud.
Por el apellido puedo aventurarme a suponer que sea de Italia, madre de la belleza y de las artes, que viene lo placentero que nos resulta contemplarlo mientras tratamos humilde y precavidamente de disimular nuestra poco sensata delectación para respetar el natural pudor que pudiera causarle nuestro furtivo placer. Ya que a ambos se nos ha inculcado en hora temprana en Cuba el debido respeto a los hombres, y sobre todo cuando se trata de apreciar su apariencia física. Los años no parecen haber menguado la armonía de sus facciones, al contrario, debo hacerle saber que los rasgos de madurez que comienzan a desdibujar una perfección que sospecho haber sido extrema, y por lo tanto quizás algo fria, no hacen más que añadirle una sabrosura que se acerca a lo peligroso para quien lo mira.
Por favor, considere benévolamente, y con humor si puede, mi descaro y acepte esta cándida expresión de admiración, sin la más mínima pretensión de consecuencia alguna, sino solamente del deseo de volver a encontrarlo nuevamente cuando a usted le convenga y si usted generosamente se dignase a soportar mi impertinencia. Temiendo provocar su justa ira y pidiéndole de antemano perdón si sucediera, como es posible que suceda, que usted se sintiese ofendido por mis palabras, ya que en ningún momento esta haya sido mi intención.
Espero que su dirección electrónica esté correctamente escrita, pues estos ojos gastados no logran percibir los tenues caracteres tipográficos con la misma facilidad con la que aún se percatan de la dulce armonía o la triste descomposición de las formas de este mundo, en el que manifestando las diversas edades y momentos de la vida humana nos encontramos pasajeramente usted, Jerjes y yo.
Respetuosamente y casi ya arrepentido de mi osadía lo saluda,
Un deslumbrado admirador.
2 comentarios:
ja,candela,de nuevo adua la pedagoga. preparate pa lo que viene
en efecto adua regresa con nuevos bríos,
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