Con The White Stripes cierro el ciclo del rock revisionista de los albores del XXI. Aunque formada en Detroit en 1997, la banda repercute en Gran Bretaña y la resaca bate en el escenario rockero newyorkino. Arriban arrasadores y zeppelianos, Su estridencia rabiosa saturada de punk rock y blues ácido impresionó a los críticos de Rolling Stone e incursionó por los Grammy. Los rock star estiraron el cuello para contemplar la tormenta de estos chicos. La existencia de la banda, como la de los huracanes, fue tan fugaz como poderosa, y aunque ausentes desde el 2007, aún persisten las huellas del estilo bizarro de un singularísimo primitivismo avant garde cifrado en la herramienta electrónica. (JotaeRre)