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la represión brutal no es nada nuevo, pero vuelve al tapete con más fuerza desde la revolución árabe. quisiera examinar algo que por lo general pasa inadvertido: la brutalidad de la represión, y cómo esta depende de un comportamiento específico. primero, la represión es ejecutada por individuos. segundo, el que reprime y el reprimido no están muy lejos el uno del otro (por ejemplo ocupan un espacio común). tercero, quien reprime termina devaluando su propio ser.
¿qué hace que un seguroso golpee y mate si es necesario? una manera -equivocada- de ver al otro simplemente como medio para un fin. esto es cosificar.
cosificar al otro es la manera más expedita para reprimir. es decir, entre las damas de blanco no existe ninguna que pudiera ser mi abuela, entre la multitud de estudiantes jóvenes no hay ninguno pudiera ser mi hermano menor o mi amigo. "subversivos", "terroristas", "enemigos de la revolución" serían etiquetas que funcionan en esa "operación ceguera" policíaca a la hora de reprimir. por supuesto, hay ocasiones en que el "enemigo de la revolución" simplemente desaparece. la vieja "contrarevolucionaria" aparece de súbito como una ciudadana valerosa que protesta. el seguroso termina sintiendo que reprime a un amigo que aprecia, o alguien que le es conocido. el estado sabe que esa aparición es posible. por ello el seguroso es cerebrolavado.
¿por qué cosificamos? aunque parezca ridículo decirlo, no sabemos cómo lidiar con la cosas.*
es aparentemente fácil lidiar con las cosas como instrumentos. decimos: no tienen vida, están simplemente ahí -como dijera sartre alguna una vez- esperando por mi voluntad. el ser de la herramienta ya viene devaluado. luego, está la posibilidad que la herramienta se rompa. una herramienta rota es peor todavía, es algo inservible. de hecho, el uso productivo de la naturaleza es de cierta manera una cosificación de la misma. ¿es la naturaleza más que simplemente una cosa? por supuesto que sí, pero por razones inesperadas (ese no es mi punto ahora, lo trataré en un segundo post).
el problema que nos interesa ahora es la cosificación del ser humano. nada extraño: la historia de siglos y siglos de matanzas y represión lo prueban. el peso histórico del ser humano debe abrir los ojos y coser los párpados. ¿no será que cosificar es una manera de comportamiento del humano?
nuestro seguroso carece de una simetría sofisticada: el otro para él no es cualquier ser de la reserva humana, el otro está dividido en dos: "los nuestros", el equipo de segurosos y policías (que pertenece a un conjunto más amplio de "revolucionarios") y los "enemigos de la revolución" (grupo de entes al servicio del imperialismo que deben ser tratados como se merecen). la razón que el seguroso (o el policía) es efectivo para el poder represivo es que le es imposible verse en el otro que abusa. por dos razones: 1- la devaluación del ser humano. 2- la devaluación de la cosa misma.
el ser humano no es primordialmente una cosa ya que su esencia no es "ser usado", ni tan siquiera "usarse a sí mismo". la esencia del ser sería, en todo caso, encontrarse a sí mismo como ser. pero el asunto es de qué tipo de uso se habla. hay un uso en que el otro (o uno mismo) deviene en un medio para un fin, como cuando una madre pone a uno de sus hijos en cuarentena para que no contagie los otros. ese uso es justificado pues previene un mal mayor. hay otro que meramente, simplemente usa al otro como un medio para un fin. aquí el "meramente" es crucial. usar meramente es ab/usar.
el uso es una parte importante del ser humano, como cuando voy al gimnasio uso mi cuerpo para ejercitarlo (otro puede hacerlo para crear una musculatura e impresionar a sus semejantes). cuando un ser humano reprime a otro lo usa de otra manera. lo ab/usa tratándolo "meramente". el otro se hace objeto de uso sin otra cualificación. por ejemplo: la dama de blanco que protesta se torna en un "peligro" para la estabilidad de la revolución. debe ser desactivada. esa contrarevolucionaria es una cosa que debe ser transportada a toda costa a la estación de policía (y si fuese necesario, neutralizada a golpes que no dejen huellas). la represión de la dama de blanco es "simplemente" el medio para preservar los logros del socialismo.
el sistema castrista* convierte a cada individuo en cerebrolavado. cierto, pero no ignoremos que hay resortes íntimos del ser que se prestan para tal manipulación. poder ver al otro como uno se ve a sí mismo podría ser una hazaña nada fácil. en la próxima entrada quisiera dedicarle tiempo a las cosas.
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*todo sistema represivo es castrista. **avanzo que la palabra "cosa" es una palabra maldita. alguien que conozco me dice que "cosa" no dice absolutamente nada. riposto que el asco que siente por la cosa habla precisamente de nuestra incapacidad de comprender qué es una cosa. rechazamos la cosa porque hay algo subterráneo de la misma que desafía. a esto volveré en el próximo post.