Ilustración: Justin Bartlett
La tocaba ahí. Casi insoportable. Se abría la noche con todo lo que le había dejado dentro. Abriéndole un mundo. Ese mundo flotaba sobre su vida, la que compartía con los vivos. Flotaba ese mundo como un globo de luz que ella se sentía ahí, posársele, entre las piernas. Y se sofocaba. Era un mundo le luces, sí. Luces sobre la luz del día a día.
Una emoción salvaje esa de dejarse tocar por invisibles a la luz del día. Prendida a toda esa luz que le entraba por la boca.
O al atardecer, encandilada, atrapada en el ámbar de una mejilla intangible.
El fantasma traspasaba los cristales de la sala, los figurines de vidrio resguardados en la vitrina, y chispeaban lucecitas.
El fantasma traspasaba los cristales de la sala, los figurines de vidrio resguardados en la vitrina, y chispeaban lucecitas.
Si acudía de noche todo quedaba entre almohadas y en la claridad de los sueños. La caridad de esa hora la robustecía; cual pinturas de Leonora Carrington, los sueños ponían rostro al fantasma, cola de pez, honduras azuladas, aliento luminoso y unos ojos ahumados que llevarse a la vigilia.
Y polvo de estrella en las uñas, de arañarle transparencias.
Entre los asuntos y las prisas llegaba el fantasma aquel con sus dos luces y su aire, su soplo encendido y su milagro de traspasar paredes. Ella a veces le dejaba entrar por no hacerle el desaire, sin interrumpir labores y presencias de este mundo, el reclamo de los hijos.
Entonces la notaban distraída, como halada fuera de allí. Menudo trastorno. Un hilo de sudor le corría de la sien.
bien erotico el relato.
ResponderEliminarQue bien, Rosie. La fantasía erótica casi nunca es enaltecida y, sin embargo, cuántos fantasmas no nos sorprenden con sus caricias íntimas y sus desnudeces a cualquier hora, en cualquier circunstancia. Seres afrodisíacos que merodean desde su invisibilidad ofrendándonos un hormoneo paralelo que hace más placentera la rutina.
ResponderEliminarRicoooooooooo.
ResponderEliminarsuave, leve ... pero palpable fantasía fantasmórbida. es indispensable en la vida dejarse pentrar por el polvo de estrella y los suspiros vivos de las ilusiones muertas. dale, RI.
ResponderEliminarMuy hermoso. AM
ResponderEliminarMe gusta, aunque siento que le falta un pedazo me gusta que no cuentes mas. David Lago
ResponderEliminarNuestros sueños, ¡son realidades!...
ResponderEliminarNuestros sueños, ¡Son realidades!...
ResponderEliminar