Vivo en un país marcado cada día por gente obsesionada con partir a cualquier sitio. No es ese el país que soñé. Sé que el presidente de la nación está haciendo esfuerzos por organizar nuestra maltrecha economía, titánica labor, pero aún más lo será intentar unificar la nación espiritualmente. Ha sido mucho el desgarramiento. Pero eso sí, tengo el derecho a no estar de acuerdo con un método u otro. Tengo el derecho a la duda.