Ernesto González
Cuando un varón tiene ganas de sexo, va al fin del mundo si es preciso. Tuve un guajiro, Eleno, que ligué en Prado y tomó el ómnibus conmigo sin tener la más mínima idea de adónde nos dirigíamos. Preguntando a cualquiera yo encuentro el camino de regreso, me dijo, no te preocupes, vamos. Le advertí que no podía quedarse a dormir en casa, por el qué dirán de los vecinos —lo cierto es que yo detestaba dormir acompañado—, y aceptó incluso el reto del aguacero que amenazaba con caer. Yo viro, no te preocupes, yo le pregunto a cualquiera y viro. Vamos te digo, ¡vamos! Obedecí, por supuesto.
A partir de entonces, me visitaba a menudo. Nunca se quitaba el calzoncillo ni las medias para hacer el sexo. Al principio me molestó; después, en la práctica, me atizó sobremanera que me poseyera mientras el calzoncillo se le iba desplazando hasta dejar sus nalgas al aire, de manera que podía verlas sumiéndose en las mías, a través del espejo que había colocado en la cabecera de mi cama.
Una madrugada Eleno, que era de “vírate y ya”, se me acomodó encima con el calzoncillo puesto, como acostumbraba. A los pocos minutos de estar disfrutándonos, y cuando el calzoncillo se le empezaba a caer y yo a aguzar mi vista en el espejo, algo nos detuvo. Escuchamos una especie de aúllo que salía del barracón de la esquina. Al guajiro, constructor de escuelas y hospitales en la capital, aquel sonoro gozar de mi vecina lo trastornó: sentí que se incrementaba su violencia de penetración, sin averiguaciones ni resquemores.
Ante la noticia del segundo orgasmo de la mulata, Eleno continuó poseyéndome con mayor vehemencia durante unos segundos. Entonces sí preguntó de dónde salían aquellos aullidos. Cuando le iba a explicar, me calló con un gesto rudo. Me apretó la boca y la nariz, ahogándome casi. Pero el sabor y el olor de sus dedos de guajiro zorro, me encendieron por dentro. Macusa gritaba de nuevo, se quejaba, exigía. Calló unos minutos para transponer el umbral de su tercer orgasmo con gran algarabía. Eleno, moviéndose furiosamente dentro de mí, eyaculó con respiros profundos, graves, a la par de Macusa.
Pensé que se levantaría enredándose en su propio calzoncillo desplazado hasta las rodillas, como era usual en él, pero esta vez permaneció calmo, en absoluto silencio, diríase que meditativo. En eso escuchamos la antesala del cuarto orgasmo de Macusa; sentí que Eleno crecía sedimentado en mí y que reiniciaba mi posesión con muchísima eficacia.
Mi vecina, desde su barraca, voceó cuatro carajos, y Eleno se vació en mí. No le había interesado o no se había percatado de que el calzoncillo, con tanto tira y jala, había ido a parar nada menos que a sus pantorrillas, y yo detallaba, como nunca lo había podido hacer, los dos macizos peñones que formaban sus nalgas y el seísmo que los atraía hacia las mías. Eleno estaba subiéndose el calzoncillo en el momento en que Macusa anunció su quinto orgasmo. La sorpresa que desdibujaba su cara de constructor no fue un obstáculo para que volviera a excitarse y casi me violara, cuando yo ya me había puesto mi short. En esta ocasión se demoró tanto que alcanzó la sexta gritería de la mulata, y él mismo gritó a su manera, siempre a dueto con mi vecina. Enseguida se vistió, se despidió volando, salió de casa y pasó por el barracón de la esquina contemplándolo.
Llevaba en su rostro la expresión de haber experimentado la aventura más misteriosa de su vida.
16 comentarios:
que inmensa la literatura...leer con una mueca de asco estereotipada en el rostro...LS
LS no te conosco pero si estoy seguro que si fuera una mjjer y un hombre te babeabas.
Asco por que? Que cheada.
AM
pero ahora no se puede decir que me producen esas descripciones o ustedes se van a erigir como jueces de mis gustos y preferencias...¡que contradicción! LS
¿eleno o elano? oigan, el dibujo me recuerda a un amigo mio culoncito como ese. que habana esa de calzoncillos caidos, de guajiros, barracones, nalgas sumiendose en otras. y luego los machangos por ahi negando la bugarroneria nacional, por dios.
LS, los relatos de Ernesto son fuertes. Comprendo tu aversión. La historia contemporánea cubana y la literatura desde Carlos Montenegro a la fecha, están nutrida de componentes homosexuales y homofóbicos. Hay que lidiar con ambas actitudes para entender muchos fenómenos y superar las exclusiones. Lo cierto es que hay literatura gay mala y buena y la narrativa de Ernesto contiene valores. Por eso Tumiami publica sus estampas, que en definitiva recorren un estilo de vida vernáculo ya a estas alturas indisimulable y expuesto a comprensión, o al menos, para los más intransigentes, a tolerancia. Sin dudas, hacen falta textos de intensa carga de sensualidad heterosexual que hagan la competencia, así que, LS, embúllate y dispara.
JR, bien dicho.
Lo mejor es la extran~eza tridimencional del acto, de Eleno. Delicioso relato Ernesto.
Nuestro Luiso tiene sus remilgos, ya se le pasarAn. RI
amigos vuelvo y repito que la buena literatura nos produce emociones si es buena: terror, angustia, deseos y hasta asco. Me gustó el relato al punto de que lo que me causó fue el mismo efecto que si viera a dos hombres hacer el amor. Eso a mi me produce asco como supongo que a otros les produce morbo. Se defiende ante las barbáricas teorías de que la homoxesualidad es una enfermedad con el argumento de que es una preferencia sexual respetada y de la cual no hay que estar avergonzado. A más de un gay (que by the way, son tan amigos mios que les llamo maricones) cuando les he descrito un palo con una jeba y les digo: a ver si te embullas, me dicen: AYYYY, que azco! yo por supuesto, me muero de la risa. Pero le ronca el mango que mis sola expresión de lo que me causa adversión sea: una cheada, una intolerancia o como dice mi siempre amada amiga Rosita; un remilgo. Ustedes tienen que pintarse o hacerse papelillos...miren que la época de la política correcta está quedando atrás con un premio nobel de la paz tirando tiros, cazando fantasmas y manteniendo abierto centros de tortura. LS
Gran final, Soler, cerrado, oportuno, magistral.
en cuba ,la bugarroneria , es considerada un arte .
Creo q. todos tenemos un poco de razón, la sexualidad es la sexualidad, creo q. en ocasiones los gays la sobredimensionamos, como también los heteros.
Al utilizar el erotismo en mis textos, intento también señalar más cosas, además del erotismo en sí. Q. lo haya logrado o no ya sería otra cosa.
Gracias a todos, y es cierto, tengo un amigo aqui q. le da repugnancia cuando celebro unos hermosos senos femeninos, jaja. La belleza se expresa por caminos misteriosos.
Abrazotes en este verano q. puja por abrirse camino
maestro no dije "ustedes" refiriéndome a nadie en especifico. sabes que ni siquiera siento tanto asco y es más una forma de provocar haciendo valer mi derecho de sentir mis propias emociones aun cuando sean contrarias al consenso. lo del cierre es otra provocación influenciado por la carga mediática de estos días.LS
Ernesto tu texto me gusto y es muy bueno. Si hubieras narrado con la misma magistralidad un texto entre un hombre y una mujer (sin describirla mucho pues podría también darme un poco de asco si fuera fea, con algo de bigotes y espinillas en las nalgas) alomejor me hubiera ido a masturbar. Gracias por tu talento, LS
No puedo resistir la tentación de señalar el cabrerainfantilismo del que adolesce este breve [no obstante bien escrito]relato: las mujeres multi-orgásmicas del imaginario hetero-erótico cubano. Nunca sabrán de verdad los hombres si fueron seis orgasmos o cero. Nunca se sabrá si fueron seis tremendas actuaciones o sila gritería responde a sexplosiones reales. Pero que hay una titiorgasmomanía en la literatura cubana, no hay duda. Debíamos exigir las mujeres una donación de los royalties a cualquier causa femenina por cada orgasmo nuestro que ayude a promover una obra. Ileana Fuentes
me cuadra ese nombre:eleno. maricón y sofisticado
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