¡Qué le pasa a estos hombres que no pueden controlar sus braguetas! Dominique Strauss-Kahn, con un historial mujeriego para llenar una biblioteca, ahora enredado en este escándalo bochornoso que incluye asalto, sexo-por-mis-cojones, y lesiones. ¿Cómo puede un genio financiero y político perder la cumbre y hasta la posible presidencia de Francia por una erección desalmada? Arnold Schwarznegger, Mister Mundo, Mister California, Mister-ioso llevando una doble vida durante 13 años, con hijo ilegítimo y sirvienta-amante bajo las narices de María Shriver Kennedy en su propia casa. ¿Pero qué coño es esto? ¡Si el patriarca de esa familia estuviese vivo, el terminator yerno ya sería picadillo! No que en el clan Kennedy los mujeriegos no hayan sido la regla y no la excepción, desde el propio fundador, Joseph, pasando sobre todo por John y Edward. A Jack Kennedy le tenían un calendario para las calenturas en la Casa Blanca que casi lleva a Jacqueline Bouvier a plantearle el divorcio. ¿Quién no recuerda el “Happy Birthday, Mister President…” de Marilyn Monroe? A Ted, el hermano menor, su debilidad por farras y faldas lo llevaría hasta el nefasto accidente de Chapaquitic en 1969 donde se ahogó Mary Jo Kopechne, y lo mantuvo a él quieto-en-base en el Senado hasta su muerte. Esto no es un acontecer nuevo, pero los machos no aprenden.
El padre de la democracia norteamericana, Thomas Jefferson, además de esclavista, se anotaba en la cama a Sally Hennings –literalmente, su negra- con la que tuvo seis hijos. Y otro Jefferson – Bill Jefferson Clinton- la cagó completa en la Sala Oval (desde entonces choteada “Oral”) con la pasante Mónica. Bill Clinton –a quién llamé entonces “Machito Pipialegre”- que ante 300 millones de norteamericanos, además, mintió descaradamente por televisión sobre su infidelidad. ¿Qué crueldad primitiva lleva a hombres como estos a humillar públicamente a sus esposas? Al igual que a Hillary, con cuya dignidad Bill Clinton trapeó los pisos, le sucedió a Eleanor Roosevelt todos los años que tuvo que aguantar los tarros de su marido –FDR- con su propia secretaria. ¿Y qué decir del ex gobernador de Carolina del Sur, Mark Sanford, con la amante argentina por quien lloró ante cámaras y micrófonos antes de renunciar a la gubernatura? ¿Y dónde dejamos a John Edwards, que destruyó con su infidelidad a la mejor estratega política de su carrera, su esposa Elizabeth, brillante abogada y madre de sus hijos, al descubrirse la relación extramatrimonial con una videógrafa de su staff con quien tiene, además, una hija?
¿Y dónde dejamos al viejo verde de Silvio Berlusconi? ¿A Fidel Castro con su media docena de hijos fuera de matrimonio, cuyo modelo intelectual, José Martí, no se quedó atrás en el juego de Casanova, para la época? ¿A Evo Morales, que confiesa que además del fútbol, conquistar mujeres –y putas- era para él otro deporte, y que desde que llegó a la presidencia de Bolivia –repudiado por las feministas bolivianas, dicho sea de paso-, ha inspirado decenas de escritos titulados “Las Evas de Evo”?
[Anoche vi el film Inside Job, sobre la crisis financiera del 2008, que comenzó hace más de cuatro décadas, y ahí comparece, entre los cinco o seis inmisericordes expertos críticos entrevistados, Dominique Strauss-Kahn, señalando los desmadres y la avaricia indolente de la comunidad financiera internacional –los Bear-Stearns, los Goldman-Sachs, Standard & Poors, la Merril Lynch, IAG, Lehman Brothers, Morgan Stanley - que ha defalcado al mundo sin tener que renunciar a bonificaciones multimillonarias, y de pronto me pregunté: ¿será que al francés le han tendido una trampita para sacarlo del ruedo? También en el film testifica como una aplanadora el ex procurador general y ex gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, que hace unos años comenzó a investigar las prácticas inaceptables de esta claque gansteril, y a quien se le enredó la pinga con prostitutas para costarle el puesto y la carrera. ¿Habrá caído Spitzer también en una trampa? Trampa o no, no me importa. Hay que saber que la zancadilla –y el asesino- siempre andan a la vuelta de la esquina, y líderes como ellos tienen que mostrar mayor control sobre sus apetitos.] ¡Coño, amárrense bien la portañuela, y piensen con la cabeza que tienen sobre los hombros, y no con la que les cuelga!
10 comentarios:
DE PINGA.
So hard to do.
Freud lo llamó la erótica del poder.
Amílcar Barca.
Buenísimo lo de Geandy
Muy buen articulo Ileana,bueno, como ya nos tienes acostumbrados.
¿Qué hacer? La civilidad se les escurre entre la piernas, a estos caballeros. Y es permisible la actitud de predador, al hombre se le educa para estas y otras animaladas, siendo parte de la maquinaria de la “cultura” regente. RI
DE PINGA.
Esto me huele a trova victoriana. ¿Es incapaz la mujer de ser infiel o de sentir deseo o participar en la satisfacción? Esta columna (que fálico) le da el control del acto sexual al macho y específicamente a lo que emana de la portañuela. El caso Strauss-Kahn radica en una cuestión de poder, de desigualdad de poder y de acoso. Una cosa es ab/usar de la mujer, sin su consentimiento, de violencia y otra cosa es faltar a las reglas de una relación monógama. Lo que ignora Fuentes en su escrito que el machista pueblo francés en sondeos realizados ha buscado teorías de complot para justificar el comportamiento del ex director del Fondo Monetario Internacional. Tanto la Derecha como la Izquierda han ignorado la perspectiva de la mujer africana presuntamente violada en Norteamérica. No hicieron análisis profundo sobre el patrón establecido con las dos víctimas que en Francia han documentado sus experiencias con el ricachón. Esto es un caso clarísimo de cómo un país hipócrita, burgués y chovinista perdona los pecados de su oligarquía. En el entorno contemporáneo, la mujer tiene mayor control y autonomía de su vida sexual, de encontrar el arreglo hétero, bisexual, monógamo o abierto que mejor encaje a su orientación y placer. ¿Se venden en tumiamiblog las relaciones monógamas? La mujer puede perfectamente ser protagonista del pluripartidismo. Cuando el puritanismo Republicano sea foráneo a la discusión pública, los amores y amoríos de l@s polític@s se perderán en el pasado. Bill y Mónica, Jack y la Monroe, Roosevelt y sus amigas serán temas para biógrafos. Espero que también algún día los historiadores puedan contar de “Hillary y” “Eleanor y” “Ileana y”. ¿Por qué no? ¿Es todo cuestión de portañuelas? No demos privilegio a la protuberancia masculina.
..es que singar es un placer
Chappaquiddick, mami. Mache.
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