Buen post de Claudia Cadelo en Octavo cerco, comentando la "ciber-guerra" que el gobierno cubano ha publicitado tanto en estos días:
Me resulta sorprendente que hayan decidido meter en el mismo saco –es decir, hacer protagonistas- tanto a opositores, activistas de derechos humanos y bloggers como a escritores, pintores y vendedores de antenas y cuentas de Internet ilegales. Resulta que antes de la telenovela sólo los primeros eran disidentes, después de la cuarta saga ya no queda tan claro. La Seguridad del Estado acaba de lanzar por los cielos el número de inconformes al mezclarnos a todos en una sola idea: la contrarrevolución. Lamentablemente nunca concretizan el significado término. Supongo que un decodificador de antenas parabólicas se haya quedado boquiabierto frente al televisor al recibir la noticia de que él es “oficialmente” un disidente.Claudia sugiere la declaración insoslayable de principios
(...) reconocer que eso que ellos llaman “contrarrevolución” va más allá de la ideología y se ha convertido en una realidad del día a día cubano. Si tener Internet o ver la televisión de Miami es tan arriesgado como pertenecer a un Partido de oposición, no nos quedan demasiadas opciones a los ciudadanos.No hay mejor definición de "contrarrevolución" para la Cuba post-castrista que esa.