Jesús Rosado
En el momento que estoy escribiendo esta cápsula, la memorable Adria Santana está agonizando de cáncer, si no ha de estar muerta ya. Lo incierto proviene del hecho de que una actriz de estirpe siempre se aferra a la vida.
Casa Vieja, basada en la pieza teatral homónima de Abelardo Estorino, no es un excelente filme, sino un intento inusual y curioso que lo aparta de tanta mediocridad filmada bajo la sombra del ICAIC en lo últimos años. Viene de la mano de una dirección de actores y de un histrionismo experimentado que se resiste a recitar textos y los procesa desde las entrañas. Los protagonistas, actores conocidos por los cubanos, están desgastados por el castrismo. Albertico Pujols, monstruoso en su dotes, muestra cuarenta y cinco libras de más. Manuel Porto, claudicando con la edad y con su otrora incondicionalidad acólita, luce ahora una intransigencia disidente. E Isabel Santos, una de las mujeres más sensuales del cine cubano, envejecida y marchitada en su rebeldía, es desde su papel de basurera, metáfora de toda una generación amedrentada y desvalorizada a la fuerza. Adria, quema sus últimas canas, y lo que le resta de mirada intensa, en mutismos que preconizan una despedida ficticia o crudamente inficticia. Gordos, calvos, desfigurados y moribundos, dan el último de sí para honrar una hornada que puso en vilo la potencialidad actoral más allá del censor. Aunque los más jóvenes, lamentablemente, queden cortos.
De la propuesta, el indefectible Néstor Díaz de Villegas ha reseñado:
Una película imperfecta, irresuelta, aunque también un ejercicio de responsabilidad creadora, sólo por situarse en el polo opuesto de las ñoñerías de Fernando Pérez [Martí, el ojo del canario]. Los actores actúan (es decir, reconocen la presencia de la cámara), dirigidos con mano firme por Léster Hamlet, que les exige ciertas precisiones, ciertas gradaciones de intención, de silencio (¡sobre todo de silencio!)…Cuando he visto Casa Vieja junto a Adita, mi eterna cómplice de lunetario, no hemos podido menos que pensar en Teresa María, Larry Villanueva o la Inguanzo y en sus empeños de prolongar ese desborde del actor cubano sobre las tablas de cualquier arrecife. Vena, espejo y madera conectada. Son reflejos no solo del oficio, sino de una época ambivalente. Pero cuando hablo de desborde, es porque hay que dejar bien claro el origen de esas aguas. La diferencia está en las opalescencias, aunque siempre somos parte de la misma masa acuática. ¿Quién habló del río de la cultura cubana? ¿No fue Nicolás Quintana?
…Pocas películas tan escasas de recursos han logrado crear un ambiente más asfixiante: en algún momento entendemos que los actores representan su papel, aunque no tengan la culpa de que Cuba se haya convertido en un drama costumbrista con personajes baratos. Nuestra dramaturgia oscila entre una problemática social que exige realismo y la burda parodia que se conoce en los festivales internacionales como el "brete" cubano, y que consiste mayormente en armar escenas escandalosas…
Acá tenemos la copia de Casa Vieja para los que quieran verla. Vengan por ella los interesados y brindemos con malbec por la despedida de Adria. Como lo hemos hecho por María de los Ángeles Santana solo semanas antes. Es lo que nos queda a la diáspora. Al final, allá y acá, somos mineralmente víctimas de un todo visceral.
Amen, Jesus (¡qué bello suena!)Teresa
ResponderEliminarAnoche Abelardo Estorino me escribio que habia hablado con ella, esta ingresada, pero esta lucida y puede hablar. Ella tiene muchas ganas de vivir, y aun esta luchando.
ResponderEliminarAdria aun entre la vida y la muerte es un temperamento.Que lindo que Jesus haya mencionado a su companera
ResponderEliminarPues hay que ver eso.
ResponderEliminarQué lindo escrito Jesús. Una vez, año 91 o 92, coincidí con Adria en el festival de las artes en Costa Rica; ella participaba con la delegación cubana que incluía a los Muñequito de Matanzas, Sara González, etc. Pero ella se mantuvo muy distante, defensiva, temerosa de acercársenos -a la delegación de Miami. Debió ser por aquello que Lili Rentaría expresa como “lo que nos ha jodido a todos”. Años después vino a Miami, creo que a un festival del monólogo, pero ya eran, son, otros tiempos.
ResponderEliminarEntren a esta entrevista, esta buena. Se la hace Amaury Perez a Adria
ResponderEliminarhttp://www.cubadebate.cu/especiales/2010/11/04/adria-santana-vivo-en-el-pais-que-me-toco-por-la-libreta-y-lo-quiero/
Gracias, Rosie. Mucho talento nuestro desgraciadamente sucumbió al filo de la ideología o al miedo. Y no por ello dejó de ser materia inteligente y sensible aunque mereciera reprobaciones. Sí, definitivamente una historia jodida, incómoda, bochornosa y desalentadora. Fue, efectivamente, la que nos tocó por la libreta. La que hemos asumido a conciencia para preservarnos el conteo de eritrocitos en vena.
ResponderEliminarel brete cubano , me gusto eso
ResponderEliminarBueno Rosado que esta pasando con su salud? Por favor comuniquen el Up date.
ResponderEliminarNecesito empaparme de cine cubano y viniendo el comentario de tu parte y de Néstor aún más.
ResponderEliminarRecomedaciones ( un poco tarde lo sé) del Festival de Cine. Balada triste de trompeta y la última de Trueba y Javier Mariscal: Rita y Nacho
Me olvidé de la firma en el anterior
ResponderEliminarAmílcar Barca
Vivito coleando, anónimo, vivito y coleando. Gracias.
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