Héctor detesta correr. Lo suyo son los bancos de «pron», y hacer cuclillas con muchos kilogramos y anillos; bastante peso, que proyecte el músculo y lo saque de inercia. Que los bíceps, tríceps y otras llanas de esa estirpe se hagan claramente visibles. Un día, después de haberse engarrotado lo suficiente, Héctor fue a ducharse al baño. Le dolía el talón: un mal gesto al devolver la barra cargadísima al soporte del banco. Esta ducha contrae la fibra, pensó acariciándose los brazos. Miró el agua que descendía por los músculos y silbó una trova. Se le acercó el amigo que en el gimnasio, detrás del banco, anulaba la posibilidad de que los kilogramos aplastaran el pecho de Héctor. Silbaron juntos una trova e intercalaron algunos interesantes sintagmas. Carajo, coño. Coño de tu madre. Rieron qué-coño-altísimo. A la izquierda otro joven se bañaba silbando el ária de Musseta. Cojones coño carajo. El joven que silba el ária de Musseta le pregunta a otro por qué se perdió de ver la Medea de Pasollini.
Depingadepingadepinga, singaodepingasingaodepinga.
El vigilante del pecho de Héctor en su banco de henchirse, se seca y sale al vestidor. Detrás sale el interlocutor del joven que silbaba el ária de Musseta y preguntó por qué se había perdido de ver la Medea de Pasollini. Se desliza y cae al piso la astilla de jabón que usaba el joven que silbaba el ária de Musseta y que preguntó por qué no fue vista la Medea de Pasollini. De espaldas a Héctor, el joven que silbaba el ária de Musseta y que preguntó por qué no acudió a ver la Medea de Pasollini, se inclina al piso a recoger la estilla de jabón. Desde la perspectiva de Héctor, un falo se ve colgando como una mortadella rosada y descubierta, detrás de unos glúteos empeñadamente firmes y redondos. Héctor contempla la visión mientras se seca.
Sale a vestirse: Singaodepingasingaodepingasingaodepinga.
Chulisismo¡¡¡.Una se traslada al gimnasio y a esa concentración de testosterona,que se mide en densidad,músculos y pliegues.La conversación acorde con los centimetros de carne.
ResponderEliminarUn abrazo
pues eso, de pinga
ResponderEliminarMuy rico Ernesto: sugestivo, conciso como la cApsula cabrona que puede contaminar el dIa. RI
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