Protestas contra el WTO, en Seattle (noviembre, 1999).
Una breve nota sobre una reciente lectura: el libro Multitud (2004), de Michael Hardt y Antonio Negri. Para comentarlo es necesario repasar brevemente Imperio (2000), el libro anterior.
El Imperio es un nuevo orden político post-moderno que regula efectivamente todo intercambio global: el poder soberano que gobierna al mundo. Recordemos que Imperio parece sugerir el ocaso de la soberanía moderna (siglo XX). Ya no se trata de imperialismo (en su definición moderna castrista). El Imperio no tiene un centro territorial de poder, ni está acotado por fronteras. Se trata de un todo descentrado y desterritorializado, un aparato de gobierno que incorpora lo global dentro de su carácter abierto, expansivo. El Imperio maneja identidades híbridas, jerarquías flexibles, e intercambios plurales a través de redes de modulación de mando. (Empire, xi, xii).
Imperio es la nueva situación mundial total, de inmanente control, de conectividad y complicidad entre lo jurídico, los medios de comunicación, lo militar-industrial y el poder corporativo. El aspecto fundamental de la economía posmoderna es el cómo se propicia el deseo. Por todas partes se encuentra más de la misma producción de deseos (McDonalds en Shanghai,por ejemplo). Los consumidores consumen estilos de vida que satisface nuestros deseos y contribuye a la decadencia de la soberanía moderna. El Imperio gobierna desde arriba con poderosos aliados: el andamiaje de organizaciones intergubernamentales internacionales que regulan intercambios monetarios y ejercen su poder a través de lo que denominamos “cultura”.
Thomas Cole, The Destruction of the Empire, (1836).
Si bien ambas formas de poder son bio-políticas (puesto que componen la totalidad de la vida social) su forma de ejecución es diferente. El Imperio impone su orden de poder en tanto que autoridad trascendente soberana. Por el contrario, la Multitud opone resistencia desde abajo, casi como una “producción biopolítica” que es inmanente a la sociedad, creando relaciones de colaboración a través de formas de trabajo y cooperación, lo que da sentido a la democracia.
Gerry Conway, Commander Steel, (1978).
Este bio-poder vertical del Imperio determina lo que los autores llaman people, que es un término entre “pueblo” y “gente”, una sociedad en el axis horizontal, homogéneo, todos ellos irremisiblemente “controlados” por el Imperio. Es claro que Multitud y “la nación” no son la misma cosa (no queda claro qué convierte a uno en otro). La producción biopolítica de la multitud está constituída por una multiplicidad de identidades -o subjetividades- irreducibles (Empire, xiv, 93-95). ¿Cómo presentar el cuadro cubano post-castrista, nación o multitud?
Stanley Kubrik, Clockwork Orange, 1971.
Damas de Blanco, manifestándose en La Habana (2010).
¿Cómo subvertir el Imperio? La Multitud tiene el potencial para actuar dentro y también contra el imperio. Si bien el control imperial se concibe como parasitario, es decir, se nutre de la energía productiva de la Multitud. Es este poder constituyente de la multitud el que puede hacer posible la destrucción del Imperio, qué vendría después? Un orden post-imperial y global. (Empire, 359-361).2
Protesta ecológica nudista en la Plaza Central de Cataluña (2006).
En Multitud, Hardt y Negri reelaboran conceptos como “energía” “guerra”, “resistencia”, “democracia”, “proletariado”, etc, etc. Multitud es lo contra-hegemónico en oposición al Imperio. La redefinición del proletariado y la lucha de clases en términos más amplios.
La clase obrera industrial ha cedido su posición hegemónica a una nueva constitución cuya forma de producción es inmaterial (i.e., comunicaciones, relaciones sociales, incluso formas de vida). Este cambio hacia la producción inmaterial crea la posibilidad de que la “democracia real”, definida ahora como “la regla de todos por todos sobre la base de relaciones de igualdad y libertad” (Multitude, 67).
A este punto vale preguntarse, si todo a nuestro alrededor es Imperio, si incluso lo que puede aparecer con sociedad civil está controlado por el sistema ¿cómo distinguir a la Multitud? Si asumimos que Multitud es como dicen los autores “... inmediata, irrepresentable, imposible de reducir”, y por lo tanto más peligrosa para el poder... si Multitud es por definición, superior a la representación, ¿cómo puede ser definida como un topos democrático?
¿Qué es una democracia sin representación?
Multitud, como contrapartida conceptual de “pueblo” sigue siendo vago. Aparece por momentos mezclada con “proletariado”, “clase obrera”, “exiliados”, “inmigrantes”, “solicitantes de asilo”, etc, etc. Otro punto, ¿cómo justificar Multitud como concepto alternativo para las ciencias sociales?
Incluso, si consideráramos la Multitud como algo empírico (y no una idea), la pregunta se impone: Si bien Hardt/Negri aceptan la historicidad de la Multitud (como cuando se define como post-Fordista, republicana, etc,), ¿cómo es que es descrita con ropaje metafísico/existencialista, como cuando se describe como “no estando en casa”, “estando (estructuralmente) en necesidad de protección”, o “estando esencialmente al borde del cinismo”, etc, etc? 3
Chicago, Gay Parade, 2007.
Por otra parte, creo que Multitud tiene un valor heurístico. Hardt/Negri se atreve a especular conceptualmente a través de las fisuras del poder. Podría incluso decirse que la Multitud se atreve a anticipar un topos en estado de pre-emergencia.
Coincido con Hardt/Negri en la adopción de estrategias alternativas a la idea de revolución y la violencia.4 Por otra parte, me parece que el ataque contra la idea de sociedad civil es débil y poco fundada. Si bien es cierto que el “retorno” a la sociedad civil proclamado durante los años 90 fue exagerado, el espacio civil aún ofrece alternativas al poder, más allá de la esfera privada y la acción fuera del estado.
Multitud es sinónimo del Ingenium Multitudinis,5 de ahí que Hardt/Negri abogue por tácticas más radicales: Activismo, escritura, performatividad, blogosfera contestataria, crítica, cooperación ecológica, protesta pacífica. No la movilización de masas, sino la movilización de grupos afines (“masa” es un término totalitario, moderno). Hay una virtud en la marginalidad, en lo liminal, en la resistencia dadarquista. Sin embargo, la resistencia, aunque incluso pueda llegar a la violencia,6 no debe traducirse en hostilidad a la democracia, a la representación y la negociación de intereses diversos, que es en última instancia lo que garantiza el intercambio político abierto no-coercivo.
Pero incluso la defensa de esta propuesta requiere elaboración y tiempo. Las ideas se cuecen poco a poco en el verano.
Hasta la próxima.
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Coincido con Hardt/Negri en la adopción de estrategias alternativas a la idea de revolución y la violencia.4 Por otra parte, me parece que el ataque contra la idea de sociedad civil es débil y poco fundada. Si bien es cierto que el “retorno” a la sociedad civil proclamado durante los años 90 fue exagerado, el espacio civil aún ofrece alternativas al poder, más allá de la esfera privada y la acción fuera del estado.
Multitud es sinónimo del Ingenium Multitudinis,5 de ahí que Hardt/Negri abogue por tácticas más radicales: Activismo, escritura, performatividad, blogosfera contestataria, crítica, cooperación ecológica, protesta pacífica. No la movilización de masas, sino la movilización de grupos afines (“masa” es un término totalitario, moderno). Hay una virtud en la marginalidad, en lo liminal, en la resistencia dadarquista. Sin embargo, la resistencia, aunque incluso pueda llegar a la violencia,6 no debe traducirse en hostilidad a la democracia, a la representación y la negociación de intereses diversos, que es en última instancia lo que garantiza el intercambio político abierto no-coercivo.
Pero incluso la defensa de esta propuesta requiere elaboración y tiempo. Las ideas se cuecen poco a poco en el verano.
Hasta la próxima.
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1La Multitud es como el anverso del Imperio. Imperio es nuestra situación objetiva y Multitud una condición/potencialidad de sujetos, seres, grupos y comunidades-que promete cierta transformación. 2 Aquí Hardt y Negri repiten la tesis marxista del capitalismo como una fase anterior al post-capitalismo. 3 Este punto se lo debo a Maria Antonieta Perna en su artículo “Spinozean Multitude: Radical Italian Thought Vis-a-Vis Sartrean Existential Marxism”, en Sartre Studies International, Volume: 13. Issue: 1 (2007). 4 Este no es el mismo Negri autonomista de la generación soixante-huitard (Negri cumplió una condena por su vínculo con Las Brigadas Rojas). ¿Por qué no leer Multitud con los ojos de Paul Lafargue en su Derecho a la pereza (1883)?5 Multitude, (Penguin Books, 2004), p. 336. 6 El castrismo se ha mantenido por 50 años a base de la violencia. Y los ejemplos sobran. Pero más reciente es el acoso a las Damas de Blanco, y los actos de repudio a la madre de Zapata. Con esta violencia sistémica se hace preciso redefinir y reevaluar que aquella violencia contrarrevolucionaria de los años 60 y 70 (que a algunos de mi generación -gusanos de buena tierra y todo- nos resultaba chocante) estaba justificada. Cada época con su paradigma. La lucha pacífica de los activistas de hoy como las Damas de Blanco es la mejor muestra de ese ingenium multitudinis que menciona Hardt/Negri.
Flojo,la misma historia de siempre...hay mejores teorias en internet que esto...ademas El Universo es HOLOGRAFICO,,
ResponderEliminarNina Haguen
Soy muy prudente a la hora de emitir criterios sobre las últimas tendencias en las ciencias sociales. Desde hace algún tiempo le volví un tanto la espalda a esas densidades para hacer más ecológico el puterio vital de mis cincuenta. Con mucha ignorancia me atrevo a cuestionarme dos elementos de los autores que Alfredo ha reseñado. La revisión del concepto de Imperio me parece que se arrastra con pata de palo. ¿Imperio despolarizado y sin estrategias segmentadas? Huele a conclusión inmovilista. Pero, bueno, yo me quedé en una dialéctica prehistórica. En cuanto al concepto de Multitud, se nota la siliconización de los hallazgos de Le Bon y otros analistas del protofascismo hasta llegar a Virno. Nadie habla de la submultitud, una categoría que le pertenece por entero a la experiencia cubana y que consiste en la restauración del estatus de horda, enquistado en un contexto contemporáneo. Un espíritu de preservación paleolítica para protegerse precisamente de la multitud. Y ya. Me vuelvo al consuelo de mis Odoul's
ResponderEliminarNina, me interesa más cómo reaccionas tan visceralmente. Con tantas otras cosas que se publican acá... pregúntate.
ResponderEliminarJR: Gracias por el comentario. Buen punto.
ResponderEliminarLa izquierda actual unánimemente se separa del totalitarismo y su secuela de desmanes, aunque no así del marxismo (la tesis de Derrida en El fantasma de Marx).
Por otra parte, la pregunta se mantiene, ¿qué hacer? Hardt y Negri le apuestan a una utopía de izquierda que renuncia a la violencia, pero al definir la Multitud, casi la separa de la “gente”, convirtiéndola en una hipóstasis, una proyección separada del proceso democrático que precisamente trata de defender. El asunto es complejo y creo que debe discutirse sin miedos.
Incluso con lo fanstasmático a cuestas, creo que Marx puede dejarse descansar un poco. Sobre todo desde un punto de vista ecologista.
Pero tocando el fermento de la discusión: No olvidemos que en la Cuba pre-castrista se vivía en medio de un debate –salvando las distancias- muy parecido.
La izquierda no está en crisis, sino en un período de efervescencia.
Alfredo la izquierda no tiene que ser marxista.
ResponderEliminarNina no te hagas la apolitica que sabemos quien eres.
ResponderEliminarLa gente le coge miedo a las ideas AT. Tu sigue con lo tuyo.
ResponderEliminarGracias a todos, amigos y enemigos. Derechosos e izquierdosos.
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