¿Por qué amo a Miami?
Es una pregunta válida, pero en el caso de Haza el asunto se torna ontológicamente complejo. Hurga el moderador de A mano limpia en fuentes estructuralistas foráneas: “... la respuesta que acude a mi mente de forma espontánea es: porque me ayuda a vivir. La idea no es mía: se la tomé prestada a Tzvetan Todorov”.
Haza no está interesado en el formalismo de Propp, Bhaktin o Jackobson (para lo que Todorov, imagino, sería más apropiado), o la teoría de lo fantástico, no, se trata de extraer una simplicidad mayor en cuatro palabras. ¿Y qué tiene que ver la teoría literaria de Todorov en todo esto se preguntará algún curioso lector? Es de suponer que casi nada. Es como citar a Derrida -de paso- para concluir algo tan trivial como: “amo a París”.
Volvamos a la ayuda de Haza. Lo ayuda a vivir, porque vive bien, gracias a su exitoso programa televisivo. Es decir, el éxito mediático de Miami es bueno para Haza. Ahora oprime el {rewind} del master control: salto atrás, al árbol de la ciencia finisecular del siglo XIX, la generación del 98. Y comienzan a desfilar un carnaval de personajes: Pío Baroja, Hemingway, Felipe III (el irenicista), Luis XV, el Quijote, Moliere y Dickens… ¡qué corro de famosos!
“Pío Baroja, a quien Ernest Hemingway visitó en su lecho de muerte, afirmaba que la historia tenía menos realidad que la misma novela, y agregaba que ninguna obra histórica explicaba el estado social de la España de Felipe III como el Quijote, ni del ambiente de la corte francesa y de la sociedad de Luis XV como las comedias de Moliere, ni qué decir de la Inglaterra victoriana de Dickens. Ese rol exclusivo en ese entonces ejercido por la literatura corresponde hoy en gran medida al periodismo serio”.¿Y qué tiene todo eso que ver con Miami? Paciencia. Desde su atalaya en la torre mediática, Haza vislumbra las causas de la campaña contra Miami. Obsérvese cómo desfilan, cada clase contribuye a una comprensión más profunda del asunto que se trata:
“Están las (campañas o causas) ideológicas, las sicológicas practicadas por hombres innecesarios, están las culturales, explicadas a través de las inadaptaciones a un sistema que da las oportunidades y las recompensas en función de la competitividad y la eficiencia.”Haza es etiologista. Viene la última clase: “Y por último las causas más vociferantes, las exclamaciones del bochinche sin lógica aparente, como las llamaba Francisco de Miranda”. Paciencia con la lucha de clases. Termine de leer el último párrafo el lector y aún pregúntese: ¿qué diΞe Haza?
No hay tregua clasista. Ahora el periodista vuelve a la carga con la regla de oro de las clases de campañas, a la manera de la Enciclopedia China de Borges, citada por Foucault (: “las campañas de descrédito”, “de desprestigio”, “reclutas del ejército que siempre pierde”, “quienes pergueñan el más cursi folletín”, “quienes vierten sus aplastantes frustraciones a través de cualquier medio”, “los que nunca han sentido amor en su corazón”, los “lamentables botafumeiros de la noche”, los “eternos náufragos que jamás encontrarán el vellocino de oro, ni a la mujer ideal, ni mucho menos la felicidad que da una familia functional”.
Desde los ecos de la caverna platónica cunde la pregunta: ¿Qué diΞes Haza?
El párrafo se deshace de la campaña al humo del cigarillo... de la circunstancia. Más bien el silencio de la misma: “…de silencio orteguiano y nos invada la natural melancolía tan cervantina como dolorosa”. ¿A qué viene ese silencio Haza? –preguntaría, mejor dicho, pensaría un eremita.
Haza responde con la oz celtíbera: “… no implica que nos sintamos heridos por el cielo, como diría Mieses Burgos, ni mucho menos que asumamos un silencio conformista con las ráfagas de odio que de manera sistemática se vierten contra nuestro querido Miami”.
Ahora irrumpe lo haziano apofántico, un tutti necesario, cabeza de Apollo: “Esta es sencillamente la urbe que triunfó, la capital de Latinoamérica, la casa de los ganadores”.
Los perdedores que no hayan triunfado, que levanten la mano. Muy a propos, Haza no termina sin mención del ilustre (casi)aristócrata Ortega y Gasset. Prepárense, que ahora hace su aparición el hálito de Bergson:
“… por qué debemos … defender este elan vital nuestro. (Miami deviene en soplo de vida). En las Meditaciones del Quijote el filósofo español nos revela que lo que existe es el “aquí y el ahora”.
¿Y…? Haza tiene una capacidad particular y nada desestimable, (cual avezado ebanista de marcos para cuadros), de adornar maravillosamente lo más obvio. Aquí viene una oración decimonónica de embullo, orteguiana/haziana:
“Todo es circunstancial y el hecho radical es la vida, lo demás es el sueño y la vigilia de una circunstancia. Por todo esto debemos vivir y defender nuestro entorno y nuestra realidad. Allá los vulgares, la canalla, allá los enemigos de Miami”.Después de cientos de palabras, y un corro de personajes que jamás visitaron Miami, (centro vitalista de la disputa), la respuesta más efectiva de Haza (a la que nos sumamos todos) sigue siendo: Amo a Miami porque me ayuda vivir. ¡Enhorabuena y felicidades!
Que jerigonza.
ResponderEliminarAjajaja! Que le paza a Haza??? Pero todos amamos y defendemos a Miami!
ResponderEliminarSo hazy, too hazzzardous and criollo, creo yo, Cheese que merece un Oscar, un buñuelo de oro, una carreta de ellos...
ResponderEliminarMiami, la desquiciada encantadora, is not easy either imposible. Una puede quererla porque ayuda a morir y eso tampoco diría nada interesante en favor del amante y lo amado.
¿Estoy en o soy de? Esa es la cuestión, lo que te revela en tiempo y espacio y termina por definirte en los epitafios. El resto es el viaje
Namedroperus vulgaris cursivus.
ResponderEliminarUna ironía deliciosa destila esta nota sobre Haza, ¿es cierto que tiene tanto público?
ResponderEliminarAbrazos
ernesto
Confieso que el artículo de Haza me resultó un poco enredado la primera vez que lo leí, con tantos personajes ilustres que menciona y tanta frase intrascendente. Me atreví a una segunda lectura aún a riesgo de sufrir una hernia cerebral. Pero algo saqué en claro: Oscar Haza ama a Miami "Porque lo ayuda a vivir…bien." Cosa que aplaudo y lo felicito por ello, ya que lo merece. No hay que ser tan "gran filósofo" como Todorov --cualquiera es filósofo en París respirando el mismo aire de Rousseau y de Voltaire-- para regalar al mundo una frase tan simple como: "porque me ayuda a vivir", algo que digo diariamente cuando me refiero a mi defibrilador implantado y mis prótesis dentales.
ResponderEliminarHaza echa garras no solo a Tzvelan Todorov, sino que va más atrás y atrapa a Pío Baroja, Ernest Hemingway, Felipe III, al pobre loco Alonso Quijano, al mediocre Rey Luis XV, Moliere, la Reina Victoria, Dickens, Ortega y Gasset, Mieses Burgos y hasta al libertador Francisco de Miranda lo llama a contar. El único latinoamericano cuyo nombre aparece grabado en el Arco de Triunfo de París, junto a otros 635 nombres de generales y mariscales ungidos por la gloria del Emperador.
Entre tanta fraseología a Oscar Haza se le olvidó su preferida, una que repite en su programa a menudo: "Fue más que un crimen…un error" y que siempre se la atribuye a Talleyrand siendo de Fouché. Ahora justifico su error…con tantos nombres dentro de su cabeza…es natural.
Haza es un buen periodista, maneja con maestría su programa televisivo y su espacio radial. Pero el periodismo escrito no es su fuerte. Prefiero a Montaner.
Saludos
haz el haza y no mires a quién hazañas
ResponderEliminaryo tambiem amo a Miami!
ResponderEliminara mi me causo la misma impresion,no entendi nada,solo que ama a Miami porque le da el billete para vivir...perdon lo ayuda a pagar los billes, ...es decir lo ayuda a vivir!
ResponderEliminarMe gusta Haza, es un gran profesional anyway!
Abel, Anos y Ernesto, sigan entrando y comentando.
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