Alfredo Triff
Carlos Prío se despierta gritando en medio de la noche, ha tenido una pesadilla espantosa: Ahora Guillermo Alonso Pujol lo perseguía por las escaleras de Palacio con un machete. Prío corriendo como un loco llegaba al despacho presidencial y al abrirla se encontraba a Bastista sentado en la silla, sonriéndole. Mira a su alrededor para convercerse que ha escapado de la garra onírica del futuro alado. Mary, su mujer, está a su lado. Le pasa la mano y lo consuela. "¿Estás bien papo?" "Sí, fue una pesadilla". "¿De nuevo?" "Me humilla, me persigue, mi vida, qué puedo hacer". "Ya te he dicho, olvida todo eso". "Ojalá pudiera, me siento preso". "Carlos, te he dicho, tienes que ser más decidido con la gente, con todo". Él le da un beso, se vuelve y cierra los ojos.
Sueña que la noche es fría. Que duerme en su casa cuando su hermano Antonio lo llama por teléfono. Es de urgencia. Los generales Cabrera Uría y Soca Llanes han sido detenidos en sus mansiones de la Ciudad Militar. Juan Consuegra está preso, la jefatura en poder de Salas Cañizares. Una compañía de tanques se ha sumado al golpe, con el capitán Julio Sánchez Gómez a la cabeza. La aviación está en manos del ex-coronel Manuel Larrubia. "¿Batista?" "Sí, señor presidente". Prío corre para Palacio y se encuentra con su colaboradores íntimos. No puede creer que creyera en Batista. Eso se veía venir señor presidente, el tipo es un ladino indecente.
¿Y qué hago ahora? Millo Ochoa al teléfono: Hay que resistir, señor presidente, la FEU está con nosotros. ¡Cuba lo necesita en esta hora! Allí están sus hermanos Antonio y Miguel: Carlos, este tipo si tiene que matar mata. Lo mejor es dejarlo que se estralle. Ya tú cumpliste con la patria. Llama Carlos Hevia: Señor presidente, Cuba lo necesita. Este es el momento de la verdad. La indecisión tiene un límite de tres horas. Le perturba el revoloteo de las alas de la consciencia en su ir y venir, luchando por fraguar la voluntad, que pende entre quedarse e irse, luchar o rendirse, morir y vivir. ¿Por la patria? Todo. Entre la espada y la pared no hay acomodo. Prío despeinado, convoca una conferencia de prensa:
Tengo noticias que el Estado Mayor del Ejército ha sido tomado por antiguos oficiales del general Batista. Al pueblo no le puede pasar inadvertido lo que significaría para la república que se rompiera el régimen constitucional. En los cubanos confío.
Contempla la amplia ventana que da al soleado jardín. La primavera ataviada con crisantemos, tulipanes, begonias y mariposas vuelan sobre el rosal. El presidente tiene las manos recogidas sobre el pecho. Siente una profunda angustia que lo hace temblar. Suda frío cuando la punta de algo duro y metálico se afinca como puñal contra la tela almidonada lisa de la camisa. Apenas cierra los ojos con el estruendo seco y apagado. Herida helada en el pecho, pasado del ebrio delirio.
"¿Qué pasa viejo?" "La maldita pesadilla de nuevo". "A ver, que estás empapado en sudor". "Qué hora es". "Las 3 y media de la madrugada". "Que día es hoy". "Carlos, estamos en abril, 5 de abril". "¿De qué año?" "¿Pero qué te pasa, estás loco?" "Dime, por favor." "De 1977, qué año va a ser".
Triff,
ResponderEliminarMe gustan las libertades que te tomas con la historia.Si pidieramos dar marcha atras??HLM
Que bien, que bien!.¿Qué es la historia de Cuba sino una encrucijada de malos sueños, hasta tropezar y desfallecer en esta hora de miseria insomne? Eso, somos cautivos de un onirismo criminal. Somos una nación cubierta del sudor marmóleo.
ResponderEliminarBuenísimo ese relato entre historia y novela Triff. Mi abuelo era auténtico y un admirador de Prío.. cuando me hacía los cuentos de la época a veces se le aguaban los ojos.
ResponderEliminarah, la cubSadilla... chevere reTlato
ResponderEliminarEl presidente cordial.
ResponderEliminarMuy buen texto Triffo, me cuadra su gesto ficcionador, que enfatiza el carácter de invención de todo texto histórico, el abismo que existe entre estos y los documentos aun secretos.
ResponderEliminarta' bueno para un short film...
ResponderEliminarThe Film Doctor
Gracias amigos. Hay que dejar que hablen los fantasmas.
ResponderEliminarPrío en fue torero en España.
ResponderEliminarJodido domingo
He llegao tarde a la Plaza de las Ventaj por curpa ’er coche. Er trasto se me ha parao y no he hallao una electrolinera pa’ recargarlo. Mi novia, La Ventolera, se ha aburrío de esperá y se ha ío ar fúrbol.
Totá, que er público me ha recibío chiflando en Ventaj. Como ya se habían acabao los toros, me han sortao doj haitianoj de esoj que salieron huyendo der terremoto. Pero graciaj a la Macarena, lej hice una buena faena: corté cuatro orejaj y doj raboj. Yo soy un mataor serio, ¿vale?
Mientras yo muleteaba a los haitianoj, La Ventolera se había ío ar Santiago Bernabeu a vée ar Rear Madrí ganá de metirillaj — porque er árbitro lo ha pitao to’ ar revéj. Er sinvergüenza ejtaba por er Madrí.
Me dicen que se ha armao la piña de los jugadores en medio der terreno pa’ celebrá la victoria. Entoncej, La Ventolera ha sartao la valla y se ha metío entre los once madridistaj. Se la han follao t’os, hasta el chulillo que se pinta er pelo de rubio. ¡No que cuando a laj españolaj lej da por ser putaj son laj mejorej!
Y ahora estoy en casa, contemplando laj orejaj de los mozos que he toreao —o ‘negrao”, vaya no sé literatura. Laj he corgao en lo arto de la paré. Loj raboj loj he tirao por si mi novia regresa que no se vaya a hacé ilusionej.
¡Vaya domingo, coño!