1. A la niñita de cinco años le pendió la vida en mis manos, cuando en el Museo de Ciencias de Washington DC, el barullo se la tragó como un pececillo extraviado en la sección submarina. "¿Where’s my mommy?" Me agaché y le anudé los cordones, con la punta del abrigo rosado le limpié los mocos prometiéndole que la encontraríamos, que ahora mismo ella nos buscaba igualito. Esa niñita perdida me enseñó del poder ocular, el registro del lente humano: en ningún momento dejó la pequeñuela de otear vorazmente en la multitud ruidosa; ella la vio primero. De mis brazos a su madre en unos largos minutos –pececillo maestro. Así rescató para mí ciertos resortes internos: nunca lloró, alerta como un animalillo desprendido de la manada - ¿no somos todos acaso una niña extraviada, en lucha por la supervivencia? La entregué a una madre arrebatada y dichosa, herida cual fiera escindida.
2. Bebita, así le llamábamos a Elsa M. Guidi Silva, fue nuestra profesora de inglés de la niñez en La Habana de los 70; siendo sobrina de un agregado a la embajada en NY, había estudiado seis años en escuela norteamericana y su pronunciación era perfecta, su ademán delicado, la piel tostadita, el cabello negro rizado, ojos claros, y los labios, sobre todo la boca, hermosa de mirar deletreando las th anglosajonas o explicando la diferencia entre la sh y ch. Ahora que partió en el viaje eterno la evoco en el recuerdo -ahí está su permanencia en los nietos miamenses- nítida, llenita, sobrándole delicadeza y dedicación didáctica traídas con aquellas ediciones gastadas, graciosamente ilustradas de Inglés I, II.
3. Tres semanas de sustos y emergencias: Flat line en el electrocardiograma que el cardiólogo pone en mis manos: 30 segundos de línea lisa –intervalo de latidos flojos- 8 segundos -intervalo- 3 segundos más de línea lisa…y el corazón de mi madre recupera su ritmo precariamente, mientras el equipo médico la lleva urgentemente a la mesa de operaciones: un marcapaso de inmediato, medicinas a la vena y un pensamiento feroz, sigiloso como saeta hurgando en la mismísima herida de su pecho. Pendiente yo, asmática, sobremedicada y exhausta -motivos del corazón desbordado y abismal.
4. Desde mi iphone, borro inmisericorde los saludos genéricos en facebook, y espanto de un manotazo metafórico la vulgar insolencia de un orangután que vocifera a mi espalda en la cola, empujándome con la barriga (vientre tienen los sensibles y vulnerables, y las jovencitas): si usted va terminar siendo uno de los comensales del Palacio de los jugos de la 57 y Flagler, que lo que pretende es comerse una completa, eructar sin recato, tirarse tres pedos públicos, cagar luego y refocilarse después de la novela de las 7pm, usted no le ofrece nada a mi vida; o si usted sube a facebook seis videos de you tube (¡seguidos!) y reporta cualquier menudencia insípida, pacotilla, sin fuego, sin urgencia de vida ni vuelo poético, usted no me resulta interesante -paso de usted. Pero están los que poetizan el desfalco, los que buscan la reflexión de la noticia, dejar algo, la concordia o la irreverencia creativa, los hay quienes alimentan la llama y quienes escogen las palabras como alhajas, pendientes de la vida breve. Sobrecargados facebook y el correo electrónico por deseos en serie, felicitaciones genéricas (sin dudar de las buenas intenciones de quien me envía un corazoncito florido, o un perrito con una colchita por arriba) descuelgo mi atención sobre el asunto. Amante de las palabras y el santo significado, huyo de la avalancha -corro a desdecirlas, a decir otra cosa. ¿No sienten que se debilita la transmisión? Hace años por ejemplo que no digo I love you a los seres que me inspiran campasión –paso de la baba sentimental. ¡Y del horror a no poder nadar nuevas aguas semánticas!
10 comentarios:
Una avalancha este post. O más bien una condensación de varios, como si de un ramalazo quisieras soltar demasiadas impresiones, casi cinematográfico. Somos cada vez más vulnerables, más expuestos a través de esas ¿necesarias?, ¿engañosas? redes de contactos que nos da la tecnología. Contactos además con la vida del día a día, mucho de desagrado, situaciones límites..., bueno, todo eso que tan bien dices. Pero qué bien cuando se nos da una experiencia como la de tu pececito extraviado, ese contacto real, en la que podemos seguir la línea serena de una situación que unifica, que nos encuentra demasiado atentos, demasiado vivos. Y por instantes la angustia pesa menos.
Cristy
conmovedor.
Oye Alfredo y Rosiña porque no adoptan una parejita de bebes haitianos-
Fantistco Rosie,
Marc
entrañable mi Rosiña, te abrazo. Teresa.
De acuerdo con lo del face book.
Facebook es un puente eficaz, pero le falta la vida y la poética de un blog. El blog es pasión, es feeling. Es el misterio y el no misterio.
Nefasta decisión la del Tribunal Supremo... legitimizaron lo que era uso y costumbre. Ahora sí que se abrieron las compuertas.
Saludos,
MI
Gracias Cristy, me quedo enganchada de tus palabras. Face book es maravilloso, pero hay cada. Como dice JR, un blog invita a la reflexión. RI
precioso relato Rosi, asi me senti extraviada en la Habana cuando supe la noticia de la muerte de mi querida madre, de mi "bebita" dulce y llena de ensoñaciones.
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