Foto: Pedro Portal
Todos recordamos aquella imagen del pintor en el documental de Néstor Almendros,
Conducta Impropia, cuando arribaba en una embarcación procedente del Mariel. Fue una visión que se convirtió en emblemática para el grupo de artistas e intelectuales que forman parte de la generación del marielazo. Su obra se suma como legado a la de aquellos otros que han partido y que también figuran en esa oleada intermedia del exilio. Maestros como Michaelsen, no son cabeza ni cola generacional del arte exiliado, su contribución, como la de otros artistas marielitos, es la que condensa el cuerpo de la estética del cubano desplazado. (JR)