Cristina Fernández
(Foto de Ena Columbié, tomada de Cuba Inglesa)
Apenas llevo unos meses trabajando en una galería cuando me avisan que me llevarán para una tienda de ropas. Acomodo mi pensamiento a la idea de la transferencia; no será fácil, me advierto. Ya comenzaba a sentirme protegida por los destellos del óleo que no unge pero conforta, aún cuando las obras no pasen de meras insinuaciones para aparear con sofás. Una fotografía del carnaval de Venecia me recuerda que acá la mascarada dura casi todo el año. El verdadero rostro pocos lo arriesgan. Pasa alguien que reconozco y le extiendo un saludo. Hablamos de lo obvio, las bajas temperaturas, lo bien que se venden los accesorios de Romero Britto (fabricados en China), y entonces me dice que Carlos Barrios está mudando su tienda. “¿Agartha City se muda?”. “Sí, bien lejos. Ya sabes, la renta”. Qué poco duró la fascinación de ese espacio para mí, mitad bazar de antigüallas y orientalismo, mitad librería, donde Carlos emprendió algunas reuniones en torno a la escritura. En esa arca, compartiendo espacio las divinidades, los patriarcas, los incensarios y los mandalas, me reencontré con la Gitana, transplantada de la Habana Vieja a Hialeah; un personaje común a la vida bohemia que se dio cita en la Casa del tango en los años noventa y que asoma en uno de mis cuentos de esa época. Allí, al amparo de sus pinturas no hechas para agradar, conversé con Barrios sobre las casas hechizadas de Miami y de cómo su cuerpo, curtido en la Poesía, era casa de tránsito para espíritus y voces ajenas.
En ese cenáculo conocí al pintor Alejandro Lorenzo, al poeta Rodrigo de la Luz, a Elena Tamargo, esa mujer única que en una noche nos leyó fragmentos de una novela en construcción. Custodiados por bodhisatvas de madera de cerezo y figuras del teatro de sombras de Bali, nos sentamos a escuchar a Elena, quien no titubea al hablar de la vida y del dolor, de la hermeneútica, del exilio y su transposición. Una tienda se muda, abren otra nueva. Me mudan a la nueva. Se mudarán a la que cierra. Se cerrarán a la que muda. Las escrituras antiguas ya dijeron todo lo posible sobre la impermanencia. Los periódicos de hoy hablan de la crisis, las crisis, las múltiples crisis. Pero Elena, de su propia voz dijo aquella noche mientras leía: “La constancia es más fuerte que el destino”. Yo la repito bien bajo, no vaya a ser que algún ladrón de saber se la lleve y deje un espacio en blanco en la novela por venir. Lo que no sería justo pues esa frase, con todos sus quilates, debe llegar a todos, debe amparanos de tanto buen empeño que se escurre.
11 comentarios:
Presumo, Cristina, que a nivel global se vive una transición hacia un reordenamiento. Estas sacudidas viajan de lo universal a lo particular y viceversa. Si el cambio es orgánico y armonioso, aún con sus porciones de aspereza o brusquedad puede que sea constructivo, pero si violentamos el flujo energético del tránsito, pudiéramos abocarnos a la catástrofe en plazo breve y sorpresivo. Puede ser, cuando hablas de la constancia que menciona la escritora, que sea la clave para conservar las órbitas en su sitio. Reconcentrémonos en ello y meditemos.
I LOVVVVVVVEEEE IT. Ricardo me mostro tu libro Criss. solo pude leer la 1ma pag. Es muy bueno, no me podia soltar. Me dijo, olvidalo este libro no puedo dartelo, me lo llevo en mi viaje a Cuba. Felicidades Cristina por tener una familia tan bonita y ser un ejemplo de entereza, del humano moldeado desde el barro. Mil millones de bellezas y buenasventuranzas para ti y los tuyos. Saludos y toda mi admiracion. Gracias
Cristi, invitas a una deleitable reflexion sobre la constancia y la impermanencia, complementarias claro. RI
jr, HASTA CUANDO EL TIEMPO DE TRANSICION? Lo que esta violento es esa letanica estancia. Basta de panos tibios...asere. Se energico no acomodado. Ya el cambio esta en rigor, es inevitazble, lo siento. No se puede descanzar...ni dormirse como un lelo. Piensa en los demas para que veas...
Cristina: Bello post.
Gracias a todos, a J.R. a Anónimo, a Rosie y A.T. Y aún podemos ser meditativos y reflexionar, darnos un poco a la subjetividad, que siendo tan necesaria va siendo casi un lujo. No es el caso de esos que acaban de ver derrumbarse sus cimientos y ver la muerte tocar a sus puertas ya tan desgastadas. Ese Haití tan cerca y tan a la deriva.
Alfredo, El País sitúa los primeros estimados en más de CIEN MIL. Espantoso. Sobre todo, porque el reajuste de la falla pudiera haberse extendido hacia más el oeste.
hermoso Cris
inge
Lo de Haiti es una tragedia incalculable e inhumana. Ese pobre pueblo ha sufrido tanto, que realmente es una verguenza mundial su situacion, antes de esta tragedia, hecho por la naturaleza. Acaso se nota una injusticia con vinculos racistas hacia su deplorable estado. Y ahora este terremoto , el mas fuerte en 200 años, que causara miles de muertos, y mas problemas socio-politicos. Reportan que las carceles tambien se destruyeron y el elememto criminal se escapo. Lo unico que yo puedo hacer es donar a la Cruz Roja, y a Caritas Haiti, recuerden que son nuestros hermanos, y es nuestra responsabilidad como seres humanos dar y ayudar a nuestro projimo.
9mil y mas murieron.
Cristi,
Por suerte o por desgracia, los seres humanos tenemos una gran capacidad de adaptabilidad a cambios inesperados. A veces suelen ser sorprendentemente agradables, aunque no paresca asi de momento. De acuerdo con Manny, muy buen escrito.
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