lunes, 17 de agosto de 2009

Amor azul de gavetas


Luis Soler
Ilustración apropiada del autor

El amor de gavetas, navega azul por la nada. Ya se lastimaron los tiempos asignados para la espera, y no sé si le queda algo de razón al participio: dicho lo cual dí por concluida mi promesa... por mi parte te devuelvo mi promesa de adorarte ni siquiera tengas miedo de dejarme que este pacto no es... apagué antes que el bolero tuviera esa fuerte tendencia del género en desvariar y convertir los momentos tiernos en ridículos.


No fui yo. No esta vez. Tú me dejaste ir tajante y dura. No se por dónde entró esta vez la palabra virtual sin expresión, que a tanta distancia dicha, nos deja con esos silencios chinos que dicen tanto. Ahora sólo nos apabulla la duda de los números que vienen unknown y soñar con balcones para trepar perdones. De cobalto es el amor para esconder junto a las ansias que uno tiene de los “quizás un día”, los “y por si vuelves de noche”, los “te recojo más tarde”, los “¿ya comiste?” Eso al menos y al cabo del tiempo, materia prima de las intuiciones. ¡No sabes qué terrible es amar sin saber... bueno, ahora imagina eso sin ni siquiera poder suponer!

Todo es tan lejano y vacío como el ruido blanco de los ventiladores de techo, como la sal roja del Himalaya, como la mención de tu azotea, como el deseo sin erección, como no saber que hacer cuando te dicen “manipulador de mierda de ceros y unos”. ¡Fuácata! y ahora, qué haces... a quién le pregunto qué hacer contigo. ¿Quién te conoce de veras? La distancia es una pompa de jabón y el amor dentro de ella es como un ácido muriático antes del splash iridiscente de su fin.

Cambio, a sabiendas que es terrible, una cámara que miente sobre mis angustias por un certificado de poeta falso que te impresione y aun así tus mañanas siguen siendo más lúcidas que tus anocheceres. Vas en busca del divertimento antes que del tino. Sé que revisas en el pasado lo bello y lo bueno pues quién te hace pensar de más. Un día comprendí de repente que amo en azul marino y lo guardo con temor de no soportar el miedo de las piedras con ruido que trae el río. ¿No será peor aún que me abandonen los temores, qué seamos tan nuevos en esto que ni nombre exista para nuestras fobias? ¿Qué destiempo tenemos los virtuales que nuestras patologías aún no tienen nombre? ¡Qué siglo XX tan acelerado, para morir apenas se fuga sin el registro de sus protagonistas!

Tengo un acertijo para tu padre: ¿quién es quien viene por el camino que su nombre no se le olvida a esa bulla? ¿es la misma mujer con tutú que busca en su resaca figurante, todos los ojalás que le den más vida, en un óleo de mujer con sombrero? Yo sé que él no te adivina pues te supone demasiado. Uno no sabe destruir lo que ahorra; uno lo desgasta. Pero no es tiempo de abrir alcancías, para eso faltaba un año y tú lo sabías.Lo guardé azul. No me gustaron los tonos púrpuras que trae el olvido por la parte de arriba del sentido común. Ahí, en una de las gavetas de Dalí, hay un corazón envenenado. Anímate y dale un vistazo.

17 comentarios:

MC dijo...

Enamorado y despechado. Si señor. Lo que puede una mujer.

Adal dijo...

me gusto mucho la ilustracion

grettel j. singer dijo...

muy lindo texto luis, nostálgico y envenenado por la desesperación en la que a veces resulta el amor.
un beso melancólico

Anónimo dijo...

Solo puedo comentar que el tiempo equilibra todas las situaciones. La vida es una constante lección de aprendizaje. El pasado es nuestra enseñanza, vivamos el presente tratando de no cometer los errores del pasado.

Por que él no la adivina pues la supone demasiado? Por que faltaba un año?

Alfredo Triff dijo...

Se percibe el talento nada simple del escribidor. Contratado.

Anónimo dijo...

De la misiva se desprende tremendo pasado que necesita explicacion. El escritor no la dara y nos contentamos con leer ignorantes.

sonora y matancera dijo...

interesante leer a un maschio enfocar un fracaso romántico con la sartén por el mango, mientras fríe la roñonada con la corazonada, en salsita de olvidovino... aunque yo tampoco entiendo lo de las alcancías y los límites para abrirlas, lo dejo a la imaginación

JR dijo...

Poético. Abundante en frases excepcionales. Amargo. Porque la vida necesita de esos reversos para que no deje de cimbrear. Triste, muy triste. Pero es que sólo en el dolor se sana, se purifica y, definitivamente, se crece.

RI dijo...

Luisito, me gusta esa gaveta llena de colores e imágenes surrealistas. El amor es también ese arroz con mango de afinidades y desencuentros, acuarela de las emociones.

EDITORIAL dijo...

yo se que solo bastaría con poner nombres a los mapas para saber por donde vamos, pero ¿acaso importan tanto los destinos? ¿Qué hay del viaje?

Anónimo dijo...

Alcancias para guardar amores que se tienen en demasías y cuando falten, unos las abre y pasa unas buenas vacaciones....

LS

LopezRamos dijo...

No abra esa gaveta que tiene amorejazule!

Pintor, disueñador, chef y poeta, vamos camino al re-nacimiento cubensis diasporado.

Crédito a la ilustración, please!

Alfredo Triff dijo...

Crédito aclarado, RLR. Gracias.

A.B dijo...

"Todo es tan lejano y vacío como el ruido blanco de los ventiladores de techo".
En esta oración se esconde el sonido del sufrimiento. El grito es hacia adentro, mientras el despecho puede navegar en una habitación, como la rutina del aire que respiramos.

Espero que esta vez "sujeto" y "bardo" no coincidan en el mismo escrito.

Un abrazo

Amílcar

alinabrouwer dijo...

que lindo luis...y que linda la ilustracion tambien..
a.b.

Anónimo dijo...

Bueno hay que decir que es de Salvador Dali no???

Anónimo dijo...

si, es un dibujo de Dali que si mal no recuerdo el texto lo alude. Está como dice Trif, apropiado por el autor y manipulado para este post.