viernes, 31 de julio de 2009
Charles Mingus: Flowers For A Lady (1974)
Listen! provocatively
that's your spirit
that's your fucking consciousness!
Abigail Child (Scatter Matrix).
jueves, 30 de julio de 2009
Penaso
Grettel J. Singer
En casa preparaban este tipo de carne con frecuencia y de diferentes formas, pero a la parrilla siempre fue mi predilecta. Esta receta es una verdadera joya. Es sencilla y simplemente deliciosa. De ser posible evite comprar la carne congelada, pero no siempre se encuentra con facilidad. Si tiene buenas relaciones con el carnicero pídale que le avise apenas llegue porque el pene es lo primero que se va cuando viene fresco.
Nunca cocine un pene sin haberlo adobado por lo menos un par de horas previas al asado o a la cocción. Ah, y nunca cocine un pene sin antes sellar sus líquidos porque de otra forma el resultado final no será más que un trozo soso de órgano tieso y decolorado. Ojo, esta carne posee un sabor gustoso pero fuerte y se come mejor en el otoño, cuando ya el clima ha refrescado un tanto y el paladar pide proteínas más densas y complejas a la hora de digerir.
Ingredientes:
8 penes tamaño regular (con piel)
3 cucharadas de aceite oliva
1 cucharada de Sazón Completa (Badia) (opcional)
5 dientes de ajo
1 cebolla mediana troceada en cuartos
1 naranja agria (se puede sustituir por la mezcla de media naranja dulce y medio limón)
unas ramitas de romero
sal y pimienta al gusto
1 cucharada de agua tibia
1/4 taza de vino tinto
moscada rayada al gusto
cilantro o perejil picado para adornar
las cuñas de dos limones para adornar
Limpie bien los penes y elimine cualquier vello infiltrado. Introduzca un punzón de hielo por el orificio de la uretra que atraviese por toda la longitud del canal hasta la base del pene, de manera que cuando lo enjuague elimine restos de sustancias innecesarias. Con el cuchillo punce en tres o cuatro zonas de cada pieza para que se absorba bien el sazón. Mezcle la carne con dos cucharadas de aceite de oliva y el resto de los ingredientes e ingrese la carne sazonada en una bolsa plástica, ciérrela y póngala en el refrigerador.
Cuando sea el momento engrase un sartén de freír con el aceite de oliva restante y la cucharada de agua tibia a una temperatura alta. Coloque las piezas e inmediatamente baje el fuego. En cuanto se gaste el agua retire la carne y colóquela en la parrilla seis minutos por cada lado. Mientras, en el mismo sartén vierta el sazón que quedó en la bolsa y el vino tinto y déjelo a fuego lento hasta que se convierta en una salsa viscosa. Más o menos cuatro o cinco minutos.
Tenga en cuenta que la cabecita es más tierna que el resto de la carne y a veces se cocina antes. Conviene sostenerla en el aire ese último minuto para que no se reseque demasiado. Para esto necesitará la asistencia de varias otras manos, pero no se desanime si no cuenta con la ayuda, si ha comprado la carne fresca difícil que no sea tierna. Al retirar la carnita de la parrilla debe usar unas tenazas grandes de manera que no se desprenda algún pedazo y pierda su graciosa estructura. Pase las piezas a una fuente, raye un filo de moscada, rocíelas con cilantro o perejil y decore el platillo con las cuñas de limón. Iba a decir voilá pero ya esa frase esta achicharrada, así que ¡buen provecho!, y que disfrute este sabroso manjar en compañía de una cerveza con cuerpo para que empañe el gustillo amargo de la carne.
___________
Nota: esta receta se puede comenzar hasta 48 por adelantado hasta el punto del adobo. Se recomienda servir con polenta horneada y una ensalada de temporada. El concierno ingenioso guarda la carne que ha sobrado y la utiliza al día siguiente en ensalada fría, como base para una exquisita salsa para pasta, o bien pueda triturarla en la batidora y comerla con galleticas saladas a la hora de la merienda.
En casa preparaban este tipo de carne con frecuencia y de diferentes formas, pero a la parrilla siempre fue mi predilecta. Esta receta es una verdadera joya. Es sencilla y simplemente deliciosa. De ser posible evite comprar la carne congelada, pero no siempre se encuentra con facilidad. Si tiene buenas relaciones con el carnicero pídale que le avise apenas llegue porque el pene es lo primero que se va cuando viene fresco.
Nunca cocine un pene sin haberlo adobado por lo menos un par de horas previas al asado o a la cocción. Ah, y nunca cocine un pene sin antes sellar sus líquidos porque de otra forma el resultado final no será más que un trozo soso de órgano tieso y decolorado. Ojo, esta carne posee un sabor gustoso pero fuerte y se come mejor en el otoño, cuando ya el clima ha refrescado un tanto y el paladar pide proteínas más densas y complejas a la hora de digerir.
Ingredientes:
8 penes tamaño regular (con piel)
3 cucharadas de aceite oliva
1 cucharada de Sazón Completa (Badia) (opcional)
5 dientes de ajo
1 cebolla mediana troceada en cuartos
1 naranja agria (se puede sustituir por la mezcla de media naranja dulce y medio limón)
unas ramitas de romero
sal y pimienta al gusto
1 cucharada de agua tibia
1/4 taza de vino tinto
moscada rayada al gusto
cilantro o perejil picado para adornar
las cuñas de dos limones para adornar
Limpie bien los penes y elimine cualquier vello infiltrado. Introduzca un punzón de hielo por el orificio de la uretra que atraviese por toda la longitud del canal hasta la base del pene, de manera que cuando lo enjuague elimine restos de sustancias innecesarias. Con el cuchillo punce en tres o cuatro zonas de cada pieza para que se absorba bien el sazón. Mezcle la carne con dos cucharadas de aceite de oliva y el resto de los ingredientes e ingrese la carne sazonada en una bolsa plástica, ciérrela y póngala en el refrigerador.
Cuando sea el momento engrase un sartén de freír con el aceite de oliva restante y la cucharada de agua tibia a una temperatura alta. Coloque las piezas e inmediatamente baje el fuego. En cuanto se gaste el agua retire la carne y colóquela en la parrilla seis minutos por cada lado. Mientras, en el mismo sartén vierta el sazón que quedó en la bolsa y el vino tinto y déjelo a fuego lento hasta que se convierta en una salsa viscosa. Más o menos cuatro o cinco minutos.
Tenga en cuenta que la cabecita es más tierna que el resto de la carne y a veces se cocina antes. Conviene sostenerla en el aire ese último minuto para que no se reseque demasiado. Para esto necesitará la asistencia de varias otras manos, pero no se desanime si no cuenta con la ayuda, si ha comprado la carne fresca difícil que no sea tierna. Al retirar la carnita de la parrilla debe usar unas tenazas grandes de manera que no se desprenda algún pedazo y pierda su graciosa estructura. Pase las piezas a una fuente, raye un filo de moscada, rocíelas con cilantro o perejil y decore el platillo con las cuñas de limón. Iba a decir voilá pero ya esa frase esta achicharrada, así que ¡buen provecho!, y que disfrute este sabroso manjar en compañía de una cerveza con cuerpo para que empañe el gustillo amargo de la carne.
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Nota: esta receta se puede comenzar hasta 48 por adelantado hasta el punto del adobo. Se recomienda servir con polenta horneada y una ensalada de temporada. El concierno ingenioso guarda la carne que ha sobrado y la utiliza al día siguiente en ensalada fría, como base para una exquisita salsa para pasta, o bien pueda triturarla en la batidora y comerla con galleticas saladas a la hora de la merienda.
miércoles, 29 de julio de 2009
Teatro del absurdo
A continuación el fragmento de un post de Claudia Cadelo en su Octavo cerco titulado Separados por "la cultura". A primera vista, resalta lo caduco y kafkiano del sistema. Sobran los comentarios:
- ¿Quién de ustedes es Claudia?
Levanté la mano como en la primaria, en eso llegaba el hombre con otra mujer que se quedó un poco atrás:
- Claudia, lo siento, el museo se reserva el derecho de admisión y nos llamaron que tú no podías entrar.
- ¿Usted se da cuenta del triste papel que le han asignado?
- Sí, lo siento.
En eso se metió la que se había quedado atrás:
- Ningún triste papel, tú eres una provocadora y no puedes entrar.
- Señora ¿en qué se basa usted para decir que yo vengo aquí a provocar?
- Tú participaste en el performance de Tania Bruguera, yo estaba allí.
- Sí, yo hablé por un micrófono que estaba abierto para todo el mundo durante un minuto, todo el que quisiera podía hacerlo.
- Lo puedes hacer aquí.
- ¿Usted sabe lo que es un performance?
- Sí.
- No se nota. Usted está actuando como un agente segregador y discriminador de la cultura cubana ¿no se da cuenta de eso?
- Tú me estás faltando el respeto.
- Señora, usted me lo falta a mí desde que entré.
Pedro Portal en Cuba Encuentro
La edición #52 de Cuba Encuentro acaba de sacar un dossier de las fotos de Pedro Portal. ¡Enhorabuena! Estamos mal acostumbrados (sus amigos miamenses) a ver las imágenes de Pedro como algo nuestro y perdemos de vista, no la dedicación de Portal, sino la relevancia de cada instante de historia por él congelada en la memoria visual. Nada de formalismos ni empachos intelectuales. Primero, el environment: Cada sujeto rodeado de lo suyo (PP es de los que ha cruzado el Atlántico en búsqueda de ese contexto personal que enriquece la imagen). Y es que no hay mucho que añadir al género “retrato” con maestros de la talla de Lartigue, Steichen, Cecil Beaton y Man Ray (fotógrafo muy respetado por Portal). Segundo: propiciar y captar un perfil íntimo, sin defensa. La onda de PP no es romántica, ni naturalista ni rebuscadamente celebratoria. Si habría un toque portalesco, está en una dosis de humor estético, entre el divertimento y el teatro. Y para probarlo está su serie “Rostros de la isla dispersa” -patrimonio de retratos de la historia del exilio.
martes, 28 de julio de 2009
Divertimento 26 de julio
Rafael López-Ramos
Posibles pasos para salir de la sombra:
1- Cambiar de posición con respecto a la fuente de luz.
2- Eliminar el objeto que proyecta la sombra.
3- Convocar al Congreso del Partido y vistiendo su guayabera blanca favorita, leer un informe central que comience con el consabido capítulo de “los errores cometidos” por el compañero Quientusabes, quien llegó pregonando la verdura de las palmas y se va legando sólo a nuestra tierra la verdura punzante del marabú, la estéril desesperanza, y dejando maniatada, casi mutilada, la iniciativa a gente de natural emprendedora. Muy tempranamente engolosinado con “las mieles del poder” nos ha hecho tragar por años y años las hieles del dominio, el acíbar del control, la humillación de los gobernados por la fuerza y el miedo.
4- Finalmente, quien sea capaz de desfacer todos los anteriores entuertos y propiciar el paso de la tribu nacional hacia una era de paz y prosperidad, donde la batalla de ideas sea sustituida por las ideas en talla, logrará dejar un legado medianamente absolvible por la historia.
Nuestro jugo es amargo pero es nuestro jugo
Ramón Williams (de su libro inédito El estudiante)
Ilustración del autor
Los días eran trastazos, duros bastonazos de ciego en la oscuridad del cuarto. El cuarto era la cuarta parte de un espacio distinto de la pintura y de la vida misma. Hubiera sido imposible definir el momento cuando pigmentos y palabras trabaron combate por el dominio territorial de la imagen, lucha cruenta por algo polvoriento como un cometa que rehusaba descorrer su velo. Frases encapuchadas escapaban por callejones oscuros, en la justa esquina de la masa gris, la palabra con su uniforme azul. Formas peludas, negruzcas o pardas danzaban en círculos sobre las telas para luego marcharse con la llave sin réplica de “algo”. Algo que vendría después, cuando la casa de las cosas quedara a solas, vacía de certezas reticentes y de calzos construidos para que la puerta de lo decible no escache la nariz. Cierta media noche Nilo ventiló una sospecha. Quizá la carcoma de sus desvelos no era libidinosa y triangular como había supuesto. Gendarmes del logos lo arrojaron del mundo tras los ojos y de la cama. Sintió en la lengua un ardor inconsolable y un deseo de gritar. Hizo de la Remington un telégrafo y estuvo gritando en Morse el resto de la noche. Los vecinos exhaustos roncaron arrullados por el trastabilleo sincopado de la máquina. La parrafada se estiró, arrasó márgenes y devoró sangrías. Se hizo adulta a las ocho líneas y a las veinte fue senil. Se detuvo. Debió ver su expresión yerta, de visionario. El dedo meñique sobre la eñe y un hilo de baba amenazando con descolgarse de sus labios. ¿En qué rincón del castellano la palabra obscuro…? Entonces vio en el espacio en blanco donde el tipo debió golpear, la cara de su padre, el anillo sostenido en el aire, entre los dos. Vio también a los diminutos tigres del viento atravesar el aro que descendía moroso. Se vio a sí mismo hundido en el azul, que tres metros más tarde se haría tan turbio que cegaba. Era el mismo azul que un tiempo después lo abrazaría como a hijo descarriado. Nilo escuchó, entre los ronquidos de Lógicus en el apartamento contiguo y el escarceo de la costa, aquel chasquido en el agua, la palabra final de una misión riesgosa en las entrañas de algún monstruo. “¡Vaya el niño divino!” -Dijo el padre y le dio un beso-, “quizá nunca vayas preso ni te acusen de asesino.” Nilo tosió, la eñe se hizo. El Nilo de baba se precipitó anegando una grieta en el piso donde un hormigote sonámbulo encontró la muerte. En un gesto desesperado el insecto había extendido sus patitas a Nilo pero éste no llegó a verlo -absorto como estaba en los remordimientos. Boquiabierto el escritor recordaba el momento cuando, días antes, abandonó a la perdición aquel anillo de su padre. Indiferente, como quien incinera cartas viejas para desocupar espacio, lo había visto saltar de su mano y rodar a la hojarasca al borde del trillo de asfalto.
Esa mañana de viernes, mortificado por la visión, Nilo rodó los muebles y los santos y apuntilló nueve cartones en las paredes del apartamento. Los encoló en las horas tempranas y al mediodía salió por una docena de naranjas. No se le volvió a ver hasta la tarde del miércoles cuando lo visitó Armando. Nilo asomó a la puerta y el santiaguero exhumó del primer plano la faz de los sepulcros. Ojeras como lentes oscuros, los braidlocks revueltos entre la cola reseca y virutas indescifrables, un bigote incipiente todavía incapaz de filtrar las emanaciones propias de un cocodrilo ebrio. Saludos de lejos, de lado. Armando hubo de sortear lagunas de aguarrás y nubes de moscas revoloteando sobre el promontorio de hollejos de naranja. Un paso al otro lado de las cáscaras y quedó atrapado en una estancia de formas circulares resueltas con agua, carbón y unas pocas tintas coloridas.
-¿Qué te luce? –le instó Nilo sin rodeos y apuntó con los temporales hacia los cartones diseminados por el cuarto. -Como le llames pero el asunto se hincha y revienta tu cara de taumaturgo si no entiendes que uno pinta lo que no puede bajarle a los otros de otra manera. Bien pintado igual bien dicho. Simula que no simulas y vencerás. -Tanto mejor si con el chispazo para las retinas te procuras los frijoles, la semana en Cayo Largo, pasajes a Dusseldorf, residencia en Roma y trajes de diez mil. -Te faltó la simultánea televisada de todos los niños hambrientos del planeta. Pero algo así, -sonrió Armando- nunca fue obligatorio asumir el pedo de la conciencia crítica ni andar naturalmente peludos como quería Rosseau. Lo que pasa es que la gente escoge, toma partido, si te parece mejor. -Como escogemos un paraguas, atropellados por el tiempo. Es así como pintar se va reduciendo a un desempolvar archivos, atrapar ecos, refreír conceptos. Un disfrazarse de indígena indomable pero laborioso, con guiños metropolitanos más o menos colgables, alma-cenables. -Dicho así es burdo -replicó Armando. Yo pinto y la cultura es fondo, música del universo. Les dejo a los otros el panfleto culto del ademán de dirigir nubes. Lo que hago puede ser ese paraguas abierto bajo la lluvia de la postmodernidad con sus tentáculos intemporales. -Uno transparente para que pase la luz -asiente Nilo y alcanza las tres últimas naranjas. -Dejadme pintar y dejadme pintar en paz. -Y el poder es una estrategia en jugo.-Las naranjas saltan entre las manos de Nilo, una de las tres siempre en el aire, excluida. -Y nuestro jugo es amargo pero es nuestro jugo.
lunes, 27 de julio de 2009
Merce Cunnigham, EPD
El gran coreógrafo americano Merce Cunningham muere a los 90 en su casa en Manhattan.(Arriba Septet de 1964, con Cunningham vestido de negro).
EN MI JARDÍN PASTAN LOS ERO(E)S
Ernesto Fundora
En la antigua escuela filosófica sofista existía un viejo recurso de descalificación. Cuando los oponentes, debatidores, duelistas de la palabra se confrontaban en la arena pública- la plaza- y alguno de los dos se sentía acorralado por la sapiencia, la lucidez o el perfecto entramado y articulación de las ideas del otro- quien tomaba el rango de casi un adversario gladiador- este oponente se remitía a una figura retórica que se conoce como Ad hominem, lo que indica que debe dirigirse el ataque no a aquellos argumentos demoledores, irrebatibles y molestos, sino hacia la figura del emisor, quien siempre tendrá alguna cola que le pisen, algún taquiles, talones de infortunios o defecto evidente que menoscabe el valor de su discurso. Sólo así el perdedor podía descalificar al otro, haciendo notorio algún defecto físico, moral, de conducta impropia en el oponente. Los sofistas patentaron muchas de estas resoluciones a la hora de exponer públicamente su opinión, la doxa , convertida por ellos, inmerecidamente, en verdad absoluta.
El uso de semejante artilugio nos llega hasta nuestros días, en la prensa, la televisión, la Internet, los debates acalorados entre políticos, intelectuales, jefes de Gobiernos etc., todos ellos sofistas sin reconocerlo. También esas figuras de efectividad en el ataque inmediato son utilizadas por los sistemas dominantes cuando un adversario, por simple que parezca, puede herirles con su inteligencia o dones, más aún cuando se trata de comunicadores sociales que fácilmente propagan ideas en las grandes multitudes a través de los medios electrónicos.
Producto de una extraña “causalidad” mi persona ha sido expuesta a este tipo ataque colectivo, usando esa maravillosa herramienta democratizadora que los sistemas dominantes intentan controlar a toda costa: la Internet. Sin previo aviso, casi por arte de birlibirloque, amanecí desnudo en cada display de mis contemporáneos y conocidos en una sesión de fotos, promovida ilegalmente por Internet, que pretendió satanizar lo que en verdad había sido la conclusión y testimonio de un acto amoroso compartido junto a una bella mujer cubana, que en el año 2004 me premió con lo mejor de su cuerpo, su corazón y su cerebro: Daysi Balmajó.
Si algo me sorprende de esta campaña mediática enfocada de manera grosera y machista, es el aflore calamitoso de querer reducir a la simpleza de una imagen lo que es ya un ser, de querer que dicha hembra sólo quede exhibida como carne de apetencias, materia de deseo, objeto de placer, cuando dentro de su piel convive una gran periodista, una excelente anchor de televisión, una cubana virtuosa que sólo deja a su paso el rastro de su hermosura, amabilidad y cultura, y que se ha ganado el respeto de su público y el de sus amigos. Pero alguien, hasta hoy anónimo, quiso enfocarla como un ente perverso, morboso, mal intencionada. Y por supuesto que no me refiero al chivo expiatorio, al hacker que las robó de la bandeja de entrada del email de Daysi, sino a la ingeniosa conciencia gris que articuló esta campaña de desprestigio contra dos exiliados que entran en la categoría de balseros según la clasificación oficial (salidos a partir de la crisis migratoria y social de los noventa), y que ambos defienden posturas nada convencionales con respecto a las anquilosadas dos orillas de lo cubano, antitéticas, en pugnas y de apariencias irreconciliables.
Cinco fotos muestran a Daysi desnuda y en actitud cotidiana, caminando lúdica por la habitación de un hotel en Santo Domingo, juguetona sobre la cama, dejando para la lente el recuerdo de un cuerpo bien esculpido y agraciado, además de una sonrisa cubana como estandarte de alguien que aprende a vivir pese a muchas catástrofes. Casi al final , en la cuarta foto, quedo incluido a modo de autorretrato jacarandoso, frente a un espejo de baño donde el choteo, la risa, el goce y la complacencia se hacen manifiestos. Todas son imágenes puras, exentas de puesta en escena ni manipulaciones formales, que a decir de un político miamense, “exhiben a dos seres extasiados que manifiestan buen gusto hasta para el relajo”.
Porque no se puede soslayar la idea de que en un exilio conservador zanjado por las ideas republicanas derechistas, el sexo, el placer, el desnudo, el goce, son signos de relajo y nunca necesidades humanas indispensables, privilegios de la felicidad para tener una vida armónica y funcional. Como también apena que en los FW de la gente joven se estigmatice en el subject como un suceso ESCANDALOSO y CANDENTE… Parece que en Miami se agudiza esa tendencia mojigata que la poeta y ensayista cubana Elena Tamargo ha designado y estudiado como “el bochorno del ser”.
Por suerte y para tranquilidad del esposo de Daysi- a quien ya ofrecí y ofreceré siempre mis más sentidas disculpas- y de mi pareja actual, esas imágenes pertenecen a un pasado quinquenal de cuyo fuego sólo quedan las cenizas de un recíproco cariño, amistad y respetos mutuos. Ah, y quedaron también estas fotos como testimonio de que ambos seres -esos que ya no son los mismos de ayer aunque en mucho hoy se le parecen- perpetuaron gracias a la violación de la privacidad, la indiscreción de sus detractores y la obscenidad informática, la imagen de dos cubanos universales, modernos, simples, agraciados, bellos en el esplendor de sus alegrías y físicos, el instante post amoroso que poco ofrece lugar para vergüenza alguna. Y qué lejos de demeritarnos nos trasluce, nos expone sin atavismos telares y sin arropamientos de moralidades religiosas a un público de mirada indiscreta que hurga hasta encontrar otras esencias acerca de los seres de su simpatía mediática.
Curioso que dos obreros de los medios hayamos sido víctima de ellos. Y digo victimados casi en desacuerdo porque nuestros enemigos, aquellos encargados de esta fechoría mediática, buscando desmoralizarnos, habrán concluido que lejos de hacernos daños nos han aumentado el rating, dándonos nuevos prestigios, nuevas aristas, ventilándonos visceralmente, humanizando el apenas insipiente rango de celebridad que nuestras carreras de 17 años nos iban legando. Ahora somos unos más, simples mortales desnudos y risueños con la poca excepcionalidad de nuestra oferta profesional apenas resaltada en su contribución a la memoria común de nuestra época.
Esos imprecisos enemigos, cargados de malas intenciones, quisieron reducir y eclipsar el esplendor de nuestras acciones profesionales con la insana intención de desfigurarnos como primates movidos por instintos básicos. Alguien, misteriosamente, tras bambalina, propaga la superficialidad, nuestro desnudo, la piel de los sexos, la sonrisa con que celebramos la fiesta copular. La maquinaria quiere vernos así: somos peligrosos en otros órdenes y prefieren mostrarnos como pornográficos, rebajar la categoría de nuestras opiniones; tratan de silenciar otros discursos donde y por medio de los cuales somos más útiles y polémicos.
En fin, en lo que a mí respecta, nací desnudo y la transparencia ha significado un credo en mi conducta, no me puedo quejar de esos favores malintencionados que me hacen quienes me desquieren. Promovieron otro departamento de mi yo, que era patrimonio exclusivo de mi pareja y de los médicos. Ya lo han visto y constatado en mi trabajo cinematográfico: uso el cuerpo como uso cualquier virtud asignada por la naturaleza, no hay arrepentimientos ni penas, por lo cual nunca habrá castigo. No lo puedo evitar, un artista prefigura libertades siempre a contrapelo de las normatividades coyunturales de la sociedad, debate con la axiología predominante, cambia el status quo. Un artista debe, cuando menos, mover el tapete de las formas de la conciencia social: arte, filosofía, ciencia, religión, ética, política, y la ley. Me dieron alas y al vuelo me debo, alas que se alimentan de la irracionalidad de mi tiempo, del sin sentido de las dos orillas. No será mi cuerpo lo que más recuerden mis contemporáneos acerca de mí, por suerte no soy un David miguelangelado; apenas mi cuerpo es el de un hombre común. Pero he liberado otras toxinas, otras hormonas más productivas y aunque siempre doy la bienvenida a la testosterona y a las endorfinas, soy y seré un proyecto del placer que no logra eludir lo estético, soy un hijo del goce, su promotor incansable. Quieren reconocerme sólo aquella arista de susceptibilidad “insana”, de eso no me quedan dudas, pero no suele hacérsele emblema a un hombre con aquello que lo homogeniza con los demás. Sólo puede promover excelencia y exaltar con distingo aquello que recomnota excepcionalidades, aquello que hiperboliza al individuo por encima del común denominador: mi desnudez nunca me singulariza, por suerte he sido dotado con proporciones estándares. Si fuera sólo el simio que convive dentro de mi, acataría feliz, pero por suerte en esas fotos se exhibe una perspectiva estética, una mirada curtida para el bien, una preocupación casi inconsciente por lo humano secreto.
En una de las fotos me acompaña una cámara, otro instrumento de inteligencia además de mi cerebro, que no captó el enemigo rumor. Ese artefacto que tanto respeto y gracias al cual dejo rastros, testimonios y huellas. Por medio de él capturo instantes y apelo al artificio de la lente -tercer ojo- que imprime mi selección de realidad, mi ángulo sutil, mi reconstrucción del mundo. Así voy plasmando futuridad en todo lo que hago, es mi desafío contra los tiempos, contra la desmemoria, convencido de que saludo desde el hoy a alguien sentado en el mañana, a la espera de noticias.
En un mundo patriarcal, tarado en lo moral por doctrinas seculares que adjudican impudicias al cuerpo humano, ese mundo que, como advirtiera John Lennon, califica de obscena la desnudez pero no a la guerra, debo como caballero genuflexionarme y solicitar el perdón a la mujer agraviada. Sólo lo hago en complacencia de los credos interiores que ambos compartimos, la amistad, por ejemplo, pero nunca para complacer los ritos de comportamiento “civilizados” que calman la sed viciosa y sujeta a patrones fijos, preconcebidos por los sistemas dominantes, para anestesiar a las muchedumbres.
Daysi Balmajó sabe quién voy siendo, yo sé quién va siendo ella. Mi generación, ese barco hundido que navega, y nuestros contemporáneos cubanos, los buenos de aquí y los de allá, sabrán rescatarnos de la esquizofrenia mediática, del bochorno populista provocado al manipular nuestro derecho y libertad individual. Los que tienen vocación de justos sabrán ponernos en el lugar, simple y ameno, nunca sagrado, que merece nuestra cosecha mediática, nuestra parcela de logros profesionales como aportación a un tiempo enrevesado que fabricaron para malestar nuestro, los padres de todas las patrias, que pesan como viejos ropajes. En mi jardín, que alguna vez perteneció a Epicuro, pastan los eroes.
sábado, 25 de julio de 2009
viernes, 24 de julio de 2009
Parole d'esquimau
Wendy Guerra
Por ti dejaré la nieve y esquiaré en la arena
no escribiré grafittis sobre el hielo
tendré acento de occidente y ropas de verano
mis dientes no ablandaran otra piel que la tuya
mi olor se diluye en tu lavanda limpia
así como el esturión pierde el caviar perderé mi nombre
olvidaré el rito del iglú la mujer y la presa
miraré el deshielo como agua de mi sexo
no regalaré al extraño lo que es tuyo al final de la noche
quedaré en tu cama toreando al fuego
borraré de mi boca el cebo y el pescado
dejaré en libertad los perros del trineo
intentaré olvidar el exilio del hielo
invernaremos juntos mientras duela el invierno.
sobre el confín del iceberg viajando en la isla blanca
sobreviven una lágrima helada de mi madre
y el murmullo suplicante de tu padre
tal vez la amnesia sea lo mejor
aunque todo parezca cosa de otro mundo
cazaremos juntos
palabra de esquimal.
Pour toi je délaisserai la neige et je skierai sur le sable
je n'écrirai pas de graffitis sur la glace
j'aurai un accent d'occident et des vêtements d'été
mes dents n'attendriront pas d'autre peau que la tienne
mon odeur se dilue dans ta lavande propre
comme l'esturgeon perd le caviar je perdrai mon nom
j'oublierai le rite de l'igloo la femme et la proie
je regarderai le dégel comme de l'eau de mon sexe
je n'offrirai pas à l'étranger ce qui est à toi au bout de la nuit
je resterai dans ton lit à toréer le feu
j'effacerai de ma bouche l'appât et le poisson
je laisserai en liberté le chiens de traîneau
j'essaierai d'oublier l'exil de la glace
nous hivernerons ensemble pendant que l'hiver fera souffrir
sur le confine de l'iceberg voyageant sur l'île blanche
survivent une larme gelée de ma mère
et le murmure suppliant de ton père
peut-être l'amnésie vaut-elle mieux
même si tout semble extraordinaire
nous chasserons ensemble
parole d'esquimau.
___________________________________
Para Wendy y su músico
Jesús Rosado
Leyendo a Wendy no pude evitar que se filtraran unas distantes notas de Philippe Sarde, uno de los grandes autores de la música francesa contemporánea, conocido fundamentalmente por sus memorables scores para el cine. De sus tantas composiciones vienen de pronto a la mente, por ejemplo, la música concebida para Tess (1979) y Los inocentes (1982). Su primer trabajo para el cine lo realiza en 1970 para Las cosas de la vida del director Claude Sautet, un filme que dejara larga huella entre los cinéfagos setentosos y de donde proviene precisamente la Chanson d’Helene, que interpretan la adorable Schneider y el actorazo Michel Piccoli. Temas delicados como estos provocaban impetuosamente besos y roces subversivos amparados en las oscuridades de los cines. Y cuando se abandonaba el lunetario, exhaustos y con labios inflamados, era para remontar, en pleno Caribe, las calles de un utópico París.
jueves, 23 de julio de 2009
tetas
Eslinda Cifuentes
Hace un par de días, sumergidos hasta el cuello en la tibieza de esa agua turquesa de South Beach, hablábamos sobre la selección natural y el despliegue de encantos por parte de algunas especies de aves durante la seducción -incluso a riesgo de la supervivencia. Y ahí que caigo en cuenta (ante el desparramamiento de mamas intervenidas desafiando la gravedad sobre la arena), de lo siguiente: las dichosas tetas de silicona que ya parecen el símbolo estético de nuestra época (como lo fueron en su momento las sayuelas alambradas y las pelucas entalcadas, los bombines, las collares hippie, o el Santa Claus de la Coca-Cola…etc), tienen como propósito la mismísima preservación de la especie. Noto que ese acentuamiento de pechos tan en boga, labios y culos inyectados (todos en pares) busca ofrecer al macho semental, a buen recaudo erotizado y alelado ante la exageración, una fertilidad ficticia, impostada. Porque bien jodidos estamos, si tenemos en cuenta que en nuestras ciudades atestadas, apretados en un apartamentico a duras penas parimos un hijo único -si acaso; que vivimos hacinados en oficinas, arredrados en esfuerzos y utilidades cuestionables, sujetos a prisas que atentan contra el retozo sexual, o el cultivo esmerado de una vasta familia equilibrada. Este circo de espécimen "intervenido" compitiendo en la selección natural, igualadas en apariencia por el botox, las liposucciones y la cirugía plástica, no es más que un intento de representar nuestras carencias, nuestro deseo de perpetuarnos sí (insertado en ese otro deseo de que no se esfume la juventud), aunque sólo sea simbólicamente. De ahí proviene la distorsión de la belleza que postulamos las hembras. Acentuando nuestros órganos sexuales y atributos femeninos ofrecemos gato por liebre; ese instinto primitivo fustigado por la postmodernidad se expresa plástico, resolviéndose muchas veces en excesivos fantoches. Queremos decir, aunque sea de mentirita, que somos madres eternas, preñables e imperecederas. Y esto es lo que piensa un hombre cuando te ve por primera vez desnuda (igualmente atrapado en deseos contradictorios, salivando): “Oh my god, I can’t believe they’re not real! But who cares?!”
miércoles, 22 de julio de 2009
ma ya mi a mi
om ulloa
miami me resbala en la piel como almíbar espeso, savia pegajosa. mayami mosquito molesto, portador de vicios; miami caramelo empalagoso, crocante de arena encajado en muela cariada. siempre fue así. un ecogrito ascenso de peyorativo a diminutivo alternado en voces varias, interiores e isleñas, costeñas, serranas, todas revolcadas en el tímpano mismo…el mío mi ami… nos va mos pa ma ya mi a mi… desde lejos luego siempre insiste en ser la nubenostalgia vaporosa de olores huecos y sol macizo amenazando con el abrupto estallido de lluvia, el huracán precipitado en destrucción. la propia de ellos mismos nosotros. un pueblo. una aldea. una tribu distinguida por su falta de coincidencia consigo misma. nos va mos. nó ma das. miami me resbala entre los omoplatos como la sangre que siempre brota de la puñalada. la profunda que ninguno esperaba. se desbordan, ruedan las gruesas gotas por mi amplio lomo, común con el de ellos. justo a la altura de las colosales colectivas nalgas se coagulan en rubíes ovalados que se rozan entonces, una con la otra. la eterna fricción trasera que nos persigue. descomunales. las nalgas, las fricciones. entre las grietas de los corales compartidos de las millas de los milagros y los cocoteros castrados de fruta se opacan las cincuenta mentiras de los flamboyanes aguerridos sobre la desinformada verdad. de miami. el mayami. el único de la bulla. de los saludos eufóricos. de la habladuría de buena mierda (ésa que inspira, motiva y arrebata). del taconeo y el chancleteo rítmico. de la materva fría, la medianoche crujiente, las mariquitas-chicharritas-malanguitas-chicharroncitos. del pipo, el papi, la jeva, la mami. del ambiente. de la fiesta. de la noche. tropical. del chuleo y el brinqueteo de un madrugón en movimiento. de las piernas bronceadas. de la playa llena de gente, la carne llena de playa. de los ojos serenos de los viejos ya sin espanto. del tenue mi amor de las viejas. ma ya mi a mi. la misma que de reojo y con indiferencia hasta atina a ser el celofán plástico que envuelve el regalo que nunca se da con sinceridad y que se recibe por obligación. en la oscuridad es nuestra linterna de pilas y farol quinqué. por teléfono a larga distancia es el ansiado rumor de las olas y el repiquetear de la losa de las tazas cargadas de café. en postal con timbre tardío miami es la frase breve y la escueta despedida, el paisaje fotogénico montado como escenografía parca pintorreteada de pigmentos acuarelas. chorreada e indefinida mancha de humedad perenne, miami me llora en los ojos como perpetua cebolla podrida. en su habitar constante en mi olfato me destupe aromas de urbanidades arcaicas empolvadas de historia para apoderarse en pleno de la cavidad nasal con su frío olor a aire acondicionado, contemporánea emisión histórica, su delineado filo de gas embarrado de la grasa dulce de plátanos maduros fritos. en la distancia miami me escuece la lengua con su salitre viciado y su sudor contenido de censura, de cine oscuro a plena luz, la tanda doble que intenta ser corrida sin cambiar el largometraje que ya no es de estreno. miami me persigue entre puentes, bajo puentes, por los puentes. y llego antes de irme. mayami en persona es el asco. al calor, a la gula de los pastelitos, al amargor de los amores muertos. al desamor de las querencias olvidadas. a la caricia maternal de una orfandad disforme. ma ya mi a mi me resbala en la piel como almíbar espeso, como todo gránulo disuelto en agua y cuajado a fuego… lento, eterno.
martes, 21 de julio de 2009
Añoranza de Boca Ciega
Ileana Fuentes
Está nublada esta tarde que contemplo sobre los techos de Miami desde el alto balcón donde desde hace poco resido. Escuchaba a Celeste Mendoza hace un rato… por un momento también a Elena Burke. Floto sobre Miami. Desde esta altura no hay raíces, sólo la posibilidad de alas. Saco el CD de Sierra Maestra de la gaveta. Los majases ya no tienen cueva… Los exiliados tampoco… De los reptiles se encargó Felipe Blanco… De nosotros fue otro quien se encargó. No quiero ni pronunciar su nombre. Tanto ruido en el sistema no hay quien lo soporte, ni puedo permitirme el lujo de que ese nombre venga a joderme el "Son para ti" que me transporta a Boca Ciega, año ‘61 y a aquella tarde de verano –no como ésta- en que pude valorar entre mis bolas de jugar –mis cuquitas- y un beso. Aquel suspiro de amor no pudo vencer al tiempo… cuántas como yo todavía añoran aquel primer abrazo que no cuajó en su habitat por las otras sentencias que había en el aire. Nos quedamos con las ganas de ser la mujer del hechicero navegar de algún Adonis cubano. Nos convertimos en wendys voladoras hacia derroteros sin son, sin bocaciegas, sin trópico. Cuando meses después, recién exiliada, me re-encontré con aquel beso –si fue beso aquel frágil roce de labios- la vida había tomado el “otro” camino de un rumbo bifurcado. Acabo de entender en esta tarde nublada, casi medio siglo después, que la posibilidad de que aquel beso pudiera ser re-tomado por la niña de trece y el joven de dieciséis -determinó que en vez de un hogar temporal con parientes lejanos en la sagüesera, la muchachita inocente terminara en un orfanato en casa del carajo entre monjas estériles y gringuitas tristes. ¡Nadie puede imaginar el shock existencial e imborrable de semejante transplante! Mi primo de seis años, que había salido del país conmigo, sí pudo permanecer en aquel modesto hogar de sus parientes paternos, en espera de la pronta reunificación. A mí me regresaron esa noche al campamento de peterpanes refugiados, pista de despegue hacia la relocalización que me mantendría distante durante casi un año al pie de las montañas rocosas. Y me doy cuenta de que casi medio siglo después, aún quiero irme para Boca Ciega... que los cuarenta y siete años que llevo enferma de nostalgia no tienen cura, sólo alivios como el de sumergirme en una instalación de arte más cubano que el mar profundo de Yemayá –como hice ayer-… o el bálsamo de la voz de mi hija, fruto de este rumbo paralelo al otro, que me serena.
lunes, 20 de julio de 2009
Conversaciones en la Compañía de Tabacos de Filipinas o Barcelona y Miami, sin humo en nuestras bocas
Amílcar Barca
En el espacio donde el poeta Jaime Gil de Biedma recibía a sus clientes -…y posiblemente algún amante antes que el sida tocase a su puerta- , hoy transformado en un elegante sala de bar donde lo acogedor, y lo clásico se unen, Iván de la Nuez levanta su copa de cava junto a las nuestras y las burbujas del recuerdo entre Miami y Barcelona estallan en cada turno de palabras. (A mi lado Ana Ochoa, la razón por la cual hoy estamos aquí reunidos, y su proyecto “Suite Miami”, que en breve prometo hablarles de esta pequeña joya que interpreta una vez más, una parte de la ciudad que todos compartimos. Pues bien, hablamos de la transformación del barrio Xinu en barrio del Raval, de los tiempos cuando la revista Ajoblanco ocupaba el espacio contracultural de los setenta en España. De los paseos semidesnudo del pintor Ocaña frente al teatro de la Opera del Liceo y del dibujante de historietas Nazario que desde la revista El Víbora reflejaba la vida de los “quinquis” -así se llamaba a los maleantes en los años 80- de la Plaza Real con un estilo propio pero sin olvidar a su maestro Crumb. Recordamos el proyecto de Food Culture Museum que Miralda promovió infortunadamente aquí y que ha presentado varias veces en Miami. De Pasqual Maragall, el alcalde que transformó la ciudad bajo un instante de rauxa –adjetivo de la lengua catalana para denominar el estallido de creatividad incontenida que un individuo posee. Del rumbo que va a tomar el prestigioso CCCB (Centro de Cultura Contemporànea de Barcelona) institución donde Iván estuvo desde su fundación; de su etapa en el Palau de la Virreina como curador y de su catalanidad entendida como una apertura a todo lo que venga y al respeto por todo lo añadido. Pero Miami y su lenguaje también estuvieron alrededor del brindis: la ciudad que se empuja a sí misma a partir de Basel, y la que recibe los vientos huracanados de su crisis inmobiliaria. Salieron por supuesto “los pintores” -no especifico a nadie para que no haya envidias (je je je) y los que los promueven: sus “críticos” o gestores del espacio visual en el que habitan, de los que aún utilizan la pluma para hablar o del impacto de la última película de León Ichaso en la comunidad. Hablamos hasta del nuevo local que aglutinara en plan “neodemodée” la intelectualidad hispana en Decadencia y del Centro Cultural Español o de Books and Books. De las famosas cenas improvisadas en casa de los propietarios de este blog, y de la importancia de Tumiami en la comunidad no sólo cubana sino también miamense. Hablamos de “derechas e izquierdas”, pero no de buenos ni de malos. O desde la libertad, la trasgresión, la crítica y la originalidad, conversamos sobre el humanismo que todo proyecto de hoy requiere para ser expuesto a la globalidad. Cuando las copas ya estaban vacías y la fresa que coronaba la boca de la copa se posaba en los labios, le formulé con la misma dulzura-ácida de este fruto la siguiente pregunta: “Por cierto, ¿tienes hijos Iván?”. Arropado por la piel de becerro oscura del sofá y más como un gentelmen irlandés en un pub que como un caribeño de origen, me respondió: “No por favor, no soportaría que nadie se repitiera como yo”. Con lo cual quiero constatar lo irrepetible y cotidiano que fue este encuentro bidireccional entre dos metrópolis y el asombro que me produjo que alguien que no hubiera nacido allí supiera al dedillo los entresijos de la ciudad donde me crié.
domingo, 19 de julio de 2009
La Habana Talibán que nos corre por las venas
Leyendo veraniegamente, me tropiezo con El amor a la ciudad, una joyita de Alejo Carpertier publicada por ALFAGUARA (1997), con prólogo de Fabio Murrieta Rodríguez. En el ensayo "Sobre La Habana 1912-1930" Carpentier va de tema en tema divinamente: lectura pop de cuento, pre-blogosférica, entretenida, buena literatura sin pretensiones. Me llama la atención un tema sobre la segregación femenina brutal que se vivía en La Habana de la república temprana; evidencia esta de nuestro pasado -¿por qué no llamarlo?- talibán. Aquí va:
Cuando yo les decía a ustedes que La Habana era una ciudad sin mujeres, quiero recordar cosas que hoy les van a parecer a ustedes absolutamente inverosímiles. Estaba mal visto que una mujer saliera sola, eran tan imposible que una mujer entrara en un café sola ni acompañada, que los únicos cafés de La Habana que hast alos años 1920,1921, 1922 pudieron entrar las mujeres fueron, a saber: El Néctar Soda de la calle San Rafael, el salón La Habanera de la calle Obispo, y la segunda mitad del café La Isla. La parte de delante reservada a los hombres y la parte de atrás reservada a lo que llamaban las familias. Los cafés más importantes estaban todos en torno al Parque Central, pero o bien era El Inglaterra o bien era El París donde iban después de la ópera las mujeres con sus esposos, o bien eran esos tres cafés los únicos lugares donde una mujer honesta pudiera refrescar, porque se tenía entendido que una mujer que entrara sola en un café, o con una amiga o con una hermana, o con la misma madre, era una mujer que andaba buscando algo. Los cafés eran de hombres solos y, lo repito, había una segregación completa. No había costumbre que la mujer trabajara, en el sentido en que empezó a trabajar en los años treinta y tantos. Las mujeres trabajaban o bien como maestras de primaria y de ahí no pasaban,por aquello de que la atención al niño chiquito, la puede prestar mejor la mujer que un hombre; trabajaban en tiendas, por ejemplo, de artículos femeninos que necesitaban de una prueba, que hubiera que probarles la ropa a las mujeres, porque los géneros, las telas, los encajes y todo, los vendían los hombres. El típico hortera madrileño que hemos visto en todos los sainetes. Trabajaban de enfermeras en salas de mujeres, y trabajaban, las que estaban un poco más altamente calificadas, en farmacias algunas, para la venta de artículos de consumo femeninos, productos de belleza y cosas por el estilo. Y trabajaban en bancos, que eran considerados los bancos como una cosa respetable y una cosa honesta, aquellas que tuvieran conocimiento de inglés, taquigrafía, mecanografía en castellano. Y alguna que otra compañía muy seria, muy importante, en ciertas copañías de seguros, venta de terrenos, etc. Pero eso excepcionalmente. Y las madres iban a buscar a las hijas al lugar de trabajo, o la hermana o el hermano cuando daban las cinco de la tarde para acompañarlas hasta su casa, porque se consideraba muy mal que una mujer caminara sola por la calle, una mujer joven, aunque fuera para ir del lugar del trabajo a su casa, un trayecto de cinco minutos. Y yo cuento siempre porque eso da la medida de lo que era aquella época el hecho de que una sobrina de una amiga de mi madre, norteamericana, venía a pasarse sus vacaciones a La Habana con ella, era una muchacha de dieciocho años, saliese conmigo por la calle Obispo o por Prado a la vista de todo el mundo, es un motivo de escándalo. A mí me llamaban por teléfono después para preguntarme quién era ésa, de dónde tú has sacado eso, cómo es que te han visto con una mujer por la calle Obispo. Un día Luis Baralt se hizo regañas violentamente por su padre porque había caminado cinco cuadras por la calle O'Reilly en compañía de una periodista cubana. Era una cosa increíble en ese sentido y no hablemos de relaciones amorosas llevadas en otro camino que no fuera el del matrimonio, porque eso prácticamente no existía.
sábado, 18 de julio de 2009
Leftfield: Original (tomado de Leftism)
Leftism es uno de los mejores albums del llamado "Progessive House"* y "Dub"** de la década de los 90.
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*"Progressive" aplica a la fusión de jazz y rock (Pink Floyd o King Crimson). Hoy por hoy implica la música electrónica que trabajan la "atmósfera" con la experimentación del género. Abundan los loops de la guitarra, ruíso generado, así como mezclas con otros géneros. **"Dub" tiene de reggae, sampleo y apropiación de canciones y melodías existentes. El re-mixeo requiere manipulación, generalmente sin voz, donde protagonizan el bass-drums y las frecuencias "riddim", eco, reverberación, y delay.
viernes, 17 de julio de 2009
Pedro Pérez Pita-Pousa piensa partir pronto para París para pintar paisajes por poco precio para personas pobres
Alfredo Triff
Recuerdo cuando años atrás, durante mi juventud setentosa, estudiábamos el origen del lenguaje basado en la tesis de Engels en El origen de la familia la propiedad privada y el estado. Confieso que me sorprendió la elegancia de la concepción materialista-evolucionista de Engels (estudió a Spenser, Haeckel, pero en particular se casó con Darwin, y se sabe que Marx le comunicó: “El Origen de las especies… es el libro definitivo”). Lo cierto es que la discusión sobre el origen del lenguaje se ha puesto más candente que nunca. Les recomiendo algunos libros que he estado hojeando: Evolution of the Brain: Creation of the Self, de John C. Eccles, Words and Minds: How We Use Language to Think Together de Neil Mercer, The language instinct, de Steven Pinker y The Meme Machine de Susan Blackmore.
Primero los ortodoxos con la tesis de Steven Pinker: El lenguaje es un resultado de la selección natural que viene dado por el aumento de la comunicación entre los individuos de la especie. Se trata de módulos mentales que hacen posible la adaptación del llamado aparato sónico/gutural. Hay otras teorías llamadas psico-sociales de tipo adapcionistas, como la del desarrollo de lenguaje debido a la comunicación entre cazadores. Pinker sugiere que el leguaje se da bajo el control voluntario de la corteza cerebral (controladora del lenguaje) y que deviene en una combinación súpercompleja de eventos mentales.
Luego vienen los heterodoxos: Stephen Jay Gould opina que el lenguaje se crea como subproducto de otros procesos evolutivos (no necesariamente como adaptación especial que surge por selección natural). Para Gould, la selección natural hace el cerebro humano más grande, pero no interviene en sus propiedades. Se trata más bien de consecuencias que tienen que ver no con la adaptación, sino con la complejidad. Gould usa el término spandrel, i.e. “el efecto de la construcción de un dispositivo con complejidad estructural”. Es decir, nuestros antepasados se enfrentan a un medio ambiente que requiere razonamientos avanzados (un cerebro más grande), pero el lenguaje como tal, es un spandrel causado por neuronas coartadas en funciones hasta ese momento secundarias. La tesis de Gould es apoyada por Noam Chomsky, quien sostiene que la capacidad de lenguaje del cerebro no puede ser explicada en términos de selección natural.
Susan Blackmore defiende una tesis memética: El lenguaje como selección social, es decir, la interacción entre individuos con diversos intereses que facilitan nuestra facultad cognitiva. Y es el aumento de dicha capacidad la que podría haber posibilitado el desarrollo de los órganos lingüísticos. Pero se trata de la influencia positiva de los memes y no el resultado de una adaptación a los mismos. Para Blackmore el meme del lenguaje es imitativo lo que hace posible que se propague social y culturalmente. Por ejemplo, la transmisión del sonido ofrece obvias ventajas (pueden ser escuchados por oyentes múltiples, incluso de noche). Después de la transmisión del sonido (lo que ella llama proto-lenguaje), viene otro estadío de “digitalización” del lenguaje en unidades discretas o palabras, que no son más que el mecanismo que garantiza la fidelidad de los memes, o la falta de errores en los nuevos ejemplares. ¿La gramática? Una adaptación que coadyuva la abundancia y la fidelidad memética, proporcionando el marco apropiado para el desarrollo de memes más complejos. Es entonces que el lenguaje comienza a ejercer presión sobre los genes, una selección de tipo cerebral: Si el lenguaje deviene en preferencia reproductiva, entonces los genes que permiten ventaja a esos individuos con memes diferentes serían “seleccionados” por la próxima generación. Este proceso a su vez conlleva de nuevo un desarrollo cerebral, que ofrece ventaja de supervivencia a esos capaces de transmitir dichos memes.
¿Cuándo? Posiblemente durante el llamado Gran salto adelante...* hace 50,000 años aproximadamente: aparecen herramientas y armas más sofisticadas, esculturas talladas, frescos primitivos y el comercio. De ahí que los humanos antiguos se atrevieran a salir de África y viajar hasta los confines de Eurasia y Australia. Este llamado “salto adelante” es consecuente con la desaparición de los neanderthaleses (lo que algunos atribuyen a la interacción entre estos y la especie Cro-Magnon y la especie Sapiens). Este debe ser el momento del llamado condicional que indicaría la cláusula verbal del subjuntivo.
_________
*Nada que ver con este otro salto adelante...
Primero los ortodoxos con la tesis de Steven Pinker: El lenguaje es un resultado de la selección natural que viene dado por el aumento de la comunicación entre los individuos de la especie. Se trata de módulos mentales que hacen posible la adaptación del llamado aparato sónico/gutural. Hay otras teorías llamadas psico-sociales de tipo adapcionistas, como la del desarrollo de lenguaje debido a la comunicación entre cazadores. Pinker sugiere que el leguaje se da bajo el control voluntario de la corteza cerebral (controladora del lenguaje) y que deviene en una combinación súpercompleja de eventos mentales.
Luego vienen los heterodoxos: Stephen Jay Gould opina que el lenguaje se crea como subproducto de otros procesos evolutivos (no necesariamente como adaptación especial que surge por selección natural). Para Gould, la selección natural hace el cerebro humano más grande, pero no interviene en sus propiedades. Se trata más bien de consecuencias que tienen que ver no con la adaptación, sino con la complejidad. Gould usa el término spandrel, i.e. “el efecto de la construcción de un dispositivo con complejidad estructural”. Es decir, nuestros antepasados se enfrentan a un medio ambiente que requiere razonamientos avanzados (un cerebro más grande), pero el lenguaje como tal, es un spandrel causado por neuronas coartadas en funciones hasta ese momento secundarias. La tesis de Gould es apoyada por Noam Chomsky, quien sostiene que la capacidad de lenguaje del cerebro no puede ser explicada en términos de selección natural.
Susan Blackmore defiende una tesis memética: El lenguaje como selección social, es decir, la interacción entre individuos con diversos intereses que facilitan nuestra facultad cognitiva. Y es el aumento de dicha capacidad la que podría haber posibilitado el desarrollo de los órganos lingüísticos. Pero se trata de la influencia positiva de los memes y no el resultado de una adaptación a los mismos. Para Blackmore el meme del lenguaje es imitativo lo que hace posible que se propague social y culturalmente. Por ejemplo, la transmisión del sonido ofrece obvias ventajas (pueden ser escuchados por oyentes múltiples, incluso de noche). Después de la transmisión del sonido (lo que ella llama proto-lenguaje), viene otro estadío de “digitalización” del lenguaje en unidades discretas o palabras, que no son más que el mecanismo que garantiza la fidelidad de los memes, o la falta de errores en los nuevos ejemplares. ¿La gramática? Una adaptación que coadyuva la abundancia y la fidelidad memética, proporcionando el marco apropiado para el desarrollo de memes más complejos. Es entonces que el lenguaje comienza a ejercer presión sobre los genes, una selección de tipo cerebral: Si el lenguaje deviene en preferencia reproductiva, entonces los genes que permiten ventaja a esos individuos con memes diferentes serían “seleccionados” por la próxima generación. Este proceso a su vez conlleva de nuevo un desarrollo cerebral, que ofrece ventaja de supervivencia a esos capaces de transmitir dichos memes.
¿Cuándo? Posiblemente durante el llamado Gran salto adelante...* hace 50,000 años aproximadamente: aparecen herramientas y armas más sofisticadas, esculturas talladas, frescos primitivos y el comercio. De ahí que los humanos antiguos se atrevieran a salir de África y viajar hasta los confines de Eurasia y Australia. Este llamado “salto adelante” es consecuente con la desaparición de los neanderthaleses (lo que algunos atribuyen a la interacción entre estos y la especie Cro-Magnon y la especie Sapiens). Este debe ser el momento del llamado condicional que indicaría la cláusula verbal del subjuntivo.
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*Nada que ver con este otro salto adelante...
XXIV Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami
El Festival Internacional de Teatro Hispano de Miami este año tributa a Colombia. Para acceder al programa del festival pulsa aquí.
jueves, 16 de julio de 2009
Paranoia con pachanga
Rafael López-Ramos
Sonaron los primeros acordes de Hotel California y ambas parejas empezaron a bailar en un gesto casi automático, que algo tenía de ritual, pues en aquellos días la pieza de Eagles dominaba las ondas radiales de gran parte del planeta, marcando todo un hito musical entre los jóvenes. Boris colocó sus manos en la cintura de Irene, ella las suyas en los hombros de él y comenzaron a girar despacio, siguiendo el ritmo de la música. Los ojos y las bocas de ambos quedaron frente a frente, muy cerca, y se dijeron las cosas sin aparente propósito que suelen ser dichas a esa edad en tales circunstancias, mientras sus cuerpos intercambiaban el diálogo real, cuyo tema evidente era la armonía, que inmediata y naturalmente se instaló entre ellos, atraída por el movimiento coordinado de sus cuerpos como si fuesen su propia imagen reflejada en un espejo. En plena era moderna el baile seguía obrando su parte ancestral en el ritual de conquista amorosa. Si la fémina aceptaba bailar una segunda pieza, casi siempre permitía o propiciaba un mayor acercamiento corporal que él trataría de hacer más estrecho, hasta que se producía una erección, la cual ella también disfrutaría con disimulo hasta que, un par de piezas más tarde, acababa reclinando su cabeza en el hombro de él, como signo de consenso total y luz verde al próximo paso: besos en el cuello, que pasaban inmediatamente a los labios y la lengua, esa otra ancestral comunión erótica con que sólo los humanos preconizamos el acto supremo de la cópula.
Así, en medio de la tiniebla y la nube de humo, Irene y Boris, Liliana y Pepito sentían retumbar en sus pechos aquel alud de decibeles y llegaban a palpar una especie de Gloria o pequeño Nirvana, abrazando a su pareja y dejando sus cuerpos fluir en el suave contoneo de la danza, movimiento casi terráqueo pero forzosamente reducido a la rotación, pues era imposible toda traslación en aquel espacio abarrotado por otras parejas en idénticos giros planetarios y cósmicas fricciones de cintura.
Entonces, a pesar del calor sofocante, el humo de tabaco que dominaban el local y el sudor que pegaba a sus cuerpos las ropas sintéticas de moda, todo podía llegar a ser mágico y perfecto si empezaba a sonar algún bolerón en la voz de José Feliciano, quien llevaba años prohibido en la radio nacional por haber dedicado un concierto a los cubanos libres en el exilio, prohibición que sólo logró hacer que su música fuera aún más atractiva para los jóvenes. Aquella dedicatoria, que pudo haber sido más herramienta de mercado que declaración política, provocó una ridícula censura que terminó produciendo el resultado opuesto –y benéfico- de mantener a los adolescentes en contacto con aquella importante tradición de la música latina.
martes, 14 de julio de 2009
Sonatina
Ramón Alejandro
Ilustración: Mark Ryden
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! ¿Porqué vuelvo de nuevo a este país, como mosca empecinada tratando de volar a través del vidrio de un ventanal cerrado? Al ver la luz que lo atraviesa ya siente que surca el espacio que se extiende ilimitadamente a las afueras. Tomando su deseo por una realidad, se imagina que su cuerpo puede penetrar esa resistente transparencia. Porque apenas se aterriza comienza el incesante asedio, desde la misma aduana. Luego no hace más que continuar desplegándose bajo diversas formas. El acoso no solamente viene de los palestinos uniformados ni de los mulatos peligrosos cazando eventuales víctimas de sus encantos. El asedio surge simultáneamente de innumerables fuentes. Es el vidrio mismo a través del cual la mosca de cabeza blanca cree poder traspasar. Palpita en cada uno de nuestros corazones. Fracaso a fracaso y golpe por golpe voy a terminar por entender, y entonces podré abandonar mi insensato empeño. Hazme daño, abusa conmigo a ver si por fin escarmiento. -Qué va, tu ya no escarmientas.
La princesa está triste. La princesa está pálida. Sin embargo, anoche le pedí que me dejara solo, lo aburrí adrede. Me puse a leer mientras él jugaba con su aparatico de música y se filmaba a sí mismo esperando el momento de volver a lo mismo. Le expliqué que esta noche no podía más. Para disuadirlo, le dije que la fecha de mi partida se acercaba y eso me ponía demasiado triste. Que ya estaba cansado de tanto amor en rama. Pero volvió borracho de madrugada. Fingiendo necesidad de caricias. Diciéndome que era justamente porque el momento de la separación ya se acercaba que mejor valía aprovechar el poco tiempo que nos quedaba para saciarnos mutuamente de nuestros cuerpos. Sonaban falsas sus palabras, hablaba como los actores de las telenovelas brasileñas dobladas en México. El sonido de sus palabras no correspondía exactamente al movimiento de sus labios. Mientras se enjuagaba bajo el titubeante chorrito de agua que caía de la ducha insistía para persuadirme, tocándome sabiamente para despertar mis deseos. Me contó que pasando frente a un bar se había encontrado unos viejos amigos de cuando estuvo en el servicio militar y que después de algunos tragos los había dejado para volver a verme dicéndoles que tenía una mujer de la cual estaba enamorado. Que era la primera vez que tan sólo por verse a solas con un alguien había abandonado la juerga entre amigos. Luego de declamarme torpemente su pasión arregló con esmero sus pantalones y camisa blancos, bastante arrugados, sobre el respaldar de una silla y se dispuso a entregarse a mí. Como si diera por descontado que a pesar de mis remilgos mi tácito deseo era empezar de nuevo. Cuando se echó boca arriba a todo lo largo sobre la cama ya se había hecho realidad su calculada previsión. A pesar de todas sus torpezas y el olor a cerveza que lo envolvía, aún después de la ducha, la visión de su cuerpo extendido con toda su elegancia a cuestas me hacía recordar a un San Juán que desnudándose de sus pieles de carnero se hubiese escapado de un icono bizantino para andar suelto y sin vacunar por entre las ruinas de la ciudad.
Entré en su juego y me dispuse a cumplir con mi papel de amante como cada vez que a él le venía en gana representar el papel de amado. Sabía soberanamente dejarse querer y nuevamente yo entraba en su juego. Me pidió que me callara poniendo su dedo sobre mi boca. Como queriendo monopolizar durante esta mañana todos los discursos. Ahí sólo él declamaría sus mentiras, y no habría libertad de expresión para las mías.
En eso estábamos cuando escucho la voz de Jorge llamándome por mi nombre desde la puerta del apartamento. Inmerso en los prolegómenos del placer intento no responder, hacerme el dormido. Pero la voz de Jorge tiene acentos de urgencia, hay una alarma en su insistencia. Me envuelvo en la sábana y asomándome por la puerta entreabierta le pregunto qué es lo que sucede. -Unos negros con cara de asesinos están buscando a Maikel, subieron a la azotea y tocaron destempladamente a nuestra puerta muy temprano, saben tu nombre, y me enseñaron su carnet de identidad. -Las cosas que me pasan a mí no le pasan a nadie, caballeros. Comentó por lo bajo el San Juán bizantino mientra se volvía a vestir con parsimonia. -Es mejor que no salga ahora porque lo están esperando afuera. Me acerco a la persiana del balcón que hace esquina, y la dispongo de manera a abarcar toda esa encrucijada con la mirada. En efecto, hay tres negros y cuatro negras con pinta de venir directamente del reino de Ampanga en la legendaria Angola. Se agitan y miran hacia el tercer piso en el que nos encontramos, como si pudieran ver a través de las persianas desde el nivel de la calle. ¿Quiénes son y cómo saben mi nombre? ¿Cómo saben que vivo ahí, y porqué tienen el carnet de identidad de Maikel? Jorge me confiesa por lo bajo que sospecha que sea una encerrona calculada por Maikel para introducir a sus compinches en el edificio. Pero en seguida me dice que Maikel Jesús no debe salir a enfrentarlos ahora porque son gente maleante. Parece no poder decidirse entre las dos versiones de los hechos que se disputan su entendimiento. Según una de ellas, Maikel es cómplice de esa pandilla de delincuentes que quieren llegar a mí para sacarme dinero. La otra es que van a entrarle a golpes a Maikel para vengarse de no sé que afrenta, o robarle sus ropas, o la cámara fotográfica digital. Después de unos instantes de perplejidad durante los cuales llega Regina mostrando todo el azoro que el sobresaltado despertar le causa. Todavía no son las siete y media de la mañana y la calle aún está bastante vacía. Tan sólo gesticulan y se hablan entre ellos a voz en cuello los miembros del ominoso grupito que se aleja un poco pero que espera firmemente en pié de guerra la llegada de Maikel, no se sabe porqué.
Después de posar con esmero el breve y niquelado prisma restangular de la máquina digital que yo le traje de México, sale Maikel a hacerle frente a los prietos de cara patibularia, mientras observamos desde detrás de las persianas Jorge, Regina y yo. Se enfrasca con todos y cada uno de ellos succesivamente en una intensa palabrería con mucho manoteo desde diferentes poses, adoptando diversas posiciones coreográficas mientras se van desplazando de una acera a la otra, ocupando todo lo ancho de la calle con su parlamento. Regina no cree que Maikel sea parte de ningún complot. Jorge dice alzando las cejas que él conoce a su gente. Abajo la palabraría parece no terminar nunca. Me pongo a comentar la rara cualidad que tiene Maikel Jesús de provocar incidentes espectaculares. Sobre todo cuando bebe. Recuerdo que en la época cuando manejaba un bicitaxi se le atravesó fortuitamente un palo de escoba entre los rayos de una rueda paralizándole en seco el vehículo, dio una vuelta de carnera por encima del manubrio y fue a dar con su frente contra el farol de un taxi rompiéndolo. O la vez que puso un vaso de agua sobre una computadora y al vertirse el contenido encima de ella provocó un corte circuíto que la achicharró en su propia tinta. Otra vez volviendo a las cuatro de la mañana después de un concierto en Alamar cruzó el túnel caminando desde la otra orilla de la boca de la bahía y a la salida lo recogieron los guardias y lo tuvieron preso hasta el siguiente mediodía mientras estuvieron investigando que no fuera a ser un malintencionado terrorista. Llegó una mañana tan cubierto de mierda que hasta se le llenaron los zapatos por dentro, porque en su nota se resbaló encima de un reguero colectivo de diarrea. También terminó preso la noche que saliendo solo a orinar a las tres de la madrugada contra uno de los pilares del portal de su casa, unos turistas uruguayos le preguntaron donde podrían comprar una botella de ron a esas horas. En eso llegó la patrulla y se lo llevaron, como de costumbre, acusado de asedio al turista.
Pero la vez aquella que culminó con mi forzoso encuentro con su madre fue la que le puso la tapa al pomo. Su buen corazón le costó pasarse dos noches aislado en la celda de una cárcel de Guanajay. La muchacha que se había prestado a ser poseída por él delante de mí y del chofer que yo tenía contratado, al no recibir el acordado y merecido pago por sus complacencias sufrió un ataque equizofrénico y Maikel tuvo que alquilar un carro para llevarla a su casa. Al llegar en plena noche al pueblo, los padres lo acusaron de aprovecharse de su pobre hija enferma. Mi tarjeta de crédito no funcionó porque el dia anterior yo había pagado con ella el alquiler del carro por un mes y por el resto de esa semana mi crédito ya estaba agotado. Era la víspera del 26 de julio y todos los bancos estarían cerrados. El chofer llevó a su madre a Guanajay ya de madrugada y al enterarse de que yo estaba en La Habana se dio cuenta de que no era Rocío, esa amante española que había inventado Maikel para justificar los frecuentes regalos que yo le hacía. Que el maniroto que así lo agasajaba tan magnánimemente era José Ramón, el supuesto amigo de Rocío.
-Yo sé muy bien cual es el carácter de sus relaciones con mi hijo. Me dijo lo más secamente que pudo con ese jadeo característico con el que suelen hablar lo obesos, sin poder levantarse del asiento en el que estaba empotrada por el execeso peso de sus desbordantes carnes. A partir de esa madrugada ese acontecimiento dio origen a una situación de perpétuo chantaje, pues para hacerla soportar la afrenta que representaba para la honra familiar el jineteo de su hijo, tuve que ir contribuyendo aún más abundante y frecuentemente al mantenimiento de los cinco miembros con que contaba su familia. María es humilde de profesión, y santera por vocación. Y por el beneficio de lo regalitos que le hacen sus numerosos ahijados.
Poco a poco nos vamos sosegando los tres, y Jorge y Regina se retiran a empezar su jornada dejándome solo. Yo aprovecho para advertirle por teléfono a María que esa noche unos maleantes le quitaron el carnet de identidad a su hijo. Mientras le hablo, como en esos momentos él está llegando a su casa, ella le pregunta en directo si tiene su carnet. Por supuesto que no lo tiene. -Vaya regalo de cumpleaños que me ha hecho, rezongó resignada. Si no se lo advierto yo capaz que no se lo dice y anda despreocupadamente por esas calles del Demonio sin ninguna identificación encima, como cuando su hermana le metió en la lavadora el documento que había quedado por inadvertencia dentro del bolsillo de su pantalón. Aunque no pudieron encontrar el coche del presunto delito se lo llevaron preso a Santiago de las Vegas cuando me esperaba en el aeropuerto a la llegada de mi vuelo, porque algún desconfiado uniformado presumió que estaba boteando y buscaba turistas que llevar ilegalmente a la ciudad. Sin carnet hubiera quedado de nuevo a merced del asedio de esos orientales que no pierden ocasión de llevárselo a la comisaría con el menor pretexto. La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?
Qué va, a mí este muchacho no me conviene, ya no estoy para tanta intranquilidad y sobresalto. La vida con él no tiene sosiego. ¿Y todavía quieren que me lo lleve a vivir conmigo al extranjero? Por cierto que es el país entero lo que tampoco me conviene. Esta majomía constante en la que se vive no me interesa. Ya sé que a mis años no voy a encontrar amante más diestro ni más hermoso en ninguna otra parte del mundo. Aquí es el único lugar en que me puedo dar ese lujo. Los suspiros escapan de su boca de fresa.
lunes, 13 de julio de 2009
Para los del Norte... culinarias
Tatiana Saldarriaga
Con frecuencia el Miami que existe al Norte de Flagler Street es ignorado y/o menospreciado por una gran parte de la población cuando hablando de restaurantes se trata. Si bien es cierto que la mayoría hispana se concentra al sur de la mencionada calle, el norte goza de una gran variedad cultural; inmigrantes de diversidad de países y continentes hacen de esta porción de nuestro condado un área rica y fascinante en todo sentido; al fin y al cabo decidimos vivir en un país multicultural, entonces por qué no salirnos de los esquemas y explorar un poco todo lo que se nos ofrece. Esta influencia se refleja en el comercio, la vibra de las ciudades y por supuesto, los restaurantes. Y para los latinos que vivimos en el “norte”, que somos muchos, es un verdadero placer poder contar con la opción de comer nuestra comida peruana, argentina, colombiana, mexicana, etc. O disfrutar de platos del resto del mundo sin salirnos de nuestro presupuesto. Así que esta reseña va para los del “norte” y para los del sur que se quieran aventurarse por estas tierras extrañas de vez en cuando. En la NW 57 Avenida y el Palmetto encontramos a “Balkanes”, una panadería colombiana que también ofrece un menú limitado de comidas, pero en la que les puedo asegurar, todo es hecho con el mejor sabor y tradición colombianas. Las empanadas y papas rellenas son hechas de pura carne y para alguien que no coma mucho pueden ser, por si solas, un almuerzo. Y ni hablar de los pandebonos, los favoritos de mi amigo Bert… Yendo un poco más al Norte llegamos a Sunny Isles Beach, sector que ha crecido y se ha transformado vertiginosamente en los últimos años trayendo con esto gente de todas partes del mundo y por supuesto, los infaltables latinos sin los que Miami no sería lo que es hoy por hoy. Para seguir con Colombia, encontramos “El Megachuzo” en Collins y la 161; piénsese en “La Moon” pero con una comida más deliciosa y un servicio absolutamente superior al de sus paisanos. Abierto hasta las 5:00 am (¡!) y con variedad de platos y aperitivos, es la parada obligada después de una noche de rumba o antes de llegar a casa cuando no hay ganas de cocinar. Recomendados especialmente los patacones (tostones) con carne o pollo desmechado, que aunque se encuentran listados como appetizers fácilmente constituyen una comida completa, y las arepas, cuadradas, crujientes y rellenas de queso. Porciones generosas, precios razonables y un servicio excelente, hacen de este lugar uno de mis restaurantes favoritos. En la 163 y NW 30 Avenida esta el nuevo “Kajobi”, restaurant libanés con aire contemporáneo y toques propios de su cultura, atendido por sus dueños y con platos deliciosos y auténticos a precios muy razonables. Tienen los libaneses un queso crema con yogurt que sirven con pita y que satisface hasta al más exquisito de los paladares; también recomendados los wraps de pollo o cordero. Más restaurantes cubanos, colombianos, vietnamitas, thai, chinos, rusos, peruanos , hindúes… y muchos por descubrir, abundan en el “norte”, no sólo en Sunny Isles Beach sino en Surfside, Miami Lakes, Aventura y North Miami. Sólo ábranse a las posibilidades de experimentar un poco de las maravillosas culturas que nos rodean, tan válidas como las nuestras, y conocer una ciudad que se sigue transformando constantemente, desde otro punto de vista. ¡Buen viaje!
Con frecuencia el Miami que existe al Norte de Flagler Street es ignorado y/o menospreciado por una gran parte de la población cuando hablando de restaurantes se trata. Si bien es cierto que la mayoría hispana se concentra al sur de la mencionada calle, el norte goza de una gran variedad cultural; inmigrantes de diversidad de países y continentes hacen de esta porción de nuestro condado un área rica y fascinante en todo sentido; al fin y al cabo decidimos vivir en un país multicultural, entonces por qué no salirnos de los esquemas y explorar un poco todo lo que se nos ofrece. Esta influencia se refleja en el comercio, la vibra de las ciudades y por supuesto, los restaurantes. Y para los latinos que vivimos en el “norte”, que somos muchos, es un verdadero placer poder contar con la opción de comer nuestra comida peruana, argentina, colombiana, mexicana, etc. O disfrutar de platos del resto del mundo sin salirnos de nuestro presupuesto. Así que esta reseña va para los del “norte” y para los del sur que se quieran aventurarse por estas tierras extrañas de vez en cuando. En la NW 57 Avenida y el Palmetto encontramos a “Balkanes”, una panadería colombiana que también ofrece un menú limitado de comidas, pero en la que les puedo asegurar, todo es hecho con el mejor sabor y tradición colombianas. Las empanadas y papas rellenas son hechas de pura carne y para alguien que no coma mucho pueden ser, por si solas, un almuerzo. Y ni hablar de los pandebonos, los favoritos de mi amigo Bert… Yendo un poco más al Norte llegamos a Sunny Isles Beach, sector que ha crecido y se ha transformado vertiginosamente en los últimos años trayendo con esto gente de todas partes del mundo y por supuesto, los infaltables latinos sin los que Miami no sería lo que es hoy por hoy. Para seguir con Colombia, encontramos “El Megachuzo” en Collins y la 161; piénsese en “La Moon” pero con una comida más deliciosa y un servicio absolutamente superior al de sus paisanos. Abierto hasta las 5:00 am (¡!) y con variedad de platos y aperitivos, es la parada obligada después de una noche de rumba o antes de llegar a casa cuando no hay ganas de cocinar. Recomendados especialmente los patacones (tostones) con carne o pollo desmechado, que aunque se encuentran listados como appetizers fácilmente constituyen una comida completa, y las arepas, cuadradas, crujientes y rellenas de queso. Porciones generosas, precios razonables y un servicio excelente, hacen de este lugar uno de mis restaurantes favoritos. En la 163 y NW 30 Avenida esta el nuevo “Kajobi”, restaurant libanés con aire contemporáneo y toques propios de su cultura, atendido por sus dueños y con platos deliciosos y auténticos a precios muy razonables. Tienen los libaneses un queso crema con yogurt que sirven con pita y que satisface hasta al más exquisito de los paladares; también recomendados los wraps de pollo o cordero. Más restaurantes cubanos, colombianos, vietnamitas, thai, chinos, rusos, peruanos , hindúes… y muchos por descubrir, abundan en el “norte”, no sólo en Sunny Isles Beach sino en Surfside, Miami Lakes, Aventura y North Miami. Sólo ábranse a las posibilidades de experimentar un poco de las maravillosas culturas que nos rodean, tan válidas como las nuestras, y conocer una ciudad que se sigue transformando constantemente, desde otro punto de vista. ¡Buen viaje!
domingo, 12 de julio de 2009
Y no llegaron a Beatles
Jesús Rosado
Badfinger se considera el pionero del power pop, una manera de hacer en la sonoridad contemporánea donde se combinaba el riff y las armonías contagiosas. En el caso de este grupo, lo que le hace singular es que remontan el sonido beatle con criterio derivativo, acercándose a las tentaciones de la herencia. Cuando Beatles entra en su fase de descomposición, Apple Records fija su atención en esta banda buscando posiblemente una continuidad recaudadora. Un McCartney ya abrumado por la crisis del legendario grupo, y secundado poco después por Harrison, quien también se interesó en el reciclaje que rastreaban los chicos de Badfinger, emprenden entonces el apadrinamiento inicial. El propio nombre de la agrupación se debe a la canción With a Little Help from My Friends del cuarteto de Liverpool. Debutan con el Come and Get It de McCartney y son catapultados, en 1969, con Carry On Till Tomorrow, tema del filme The Magic Christian protagonizado por Peter Sellers y Ringo Starr. Sus comienzos estuvieron marcados por otras piezas como No Matter What que irrumpe como un refrescante remake del estilo beatleriano y la memorable Without You que hiciera famosa Harry Nilsson y que ha dado la vuelta al mundo durante cuatro décadas cautivando con su sentimentalidad. En 1971, Harrison se involucra en la producción de dos sencillos de la banda, Day After Day y Baby Blue. La primera fue un exitazo que parecía haber surgido de la musa del propio George, aunque más bien Harrison era el que se declaraba devoto de Pete Ham, líder del grupo, quien había compuesto el melodioso número. Hasta se pensó incluso que el track de la guitarra lead en Day After Day era ejecutado por George, cuando lo divertido era que ocurría todo lo contrario, es decir, el exbeatle estaba descubriendo una especie de ingenua clonación en la limpieza interpretativa de Ham. Por último, el productor George Martin se incorporó a los esfuerzos para pactar este intento de sucesión al hito de una época, desestimando que los ciclos gloriosos difícilmente se repiten. Badfinger desde siempre, y a pesar de sus rostros cool y sus seductoras melodías, estuvo marcado por el aura de la negatividad, la frustración y las desazones financieras que desembocaron drásticamente en el suicidio de sus dos principales inspiradores. Primero se quitaría la vida Ham y tiempo después, el bajista y vocalista Tom Evans, quien junto a Ham integraba la fórmula autoral del grupo a la manera que lo había sido el dueto antológico Lennon-McCartney. Pero además, aún con sus destrezas evocadoras, Badfinger era una tropa que no contaba con el ángel excepcional de sus padrinos. Fue una banda que por voluntad superior, nació siendo hermosa criatura, pero sentenciada a invalidez y muerte discreta. Legaron piezas dignas que se hacen escuchar con deleite, pero ni remotamente llegan a ser lo que pretendieron aupar sus geniales antecesores. Si acaso, quedan como amago de un mito breve, tierno y aciago, que de no mencionarse, no se invoca. Aparentemente, entre ese fatalismo misterioso y la delicadeza de sus temas es donde radica la cuota que les tocó de permanencia.
sábado, 11 de julio de 2009
"Mis demonios a veces están cansados"
Tomo el siguiente párrafo del blog Octavo Cerco, de Claudia Cadelo como ejemplo de pura música revolucionaria existencial, al nivel de los mejores momentos de Marcel en su Jornal metafísico, Sartre en La Náusea, Camus en El Mito de Sísifo:
Hay días en que pierdo un poco las fuerzas y me canso de la idea de seguir y seguir en un camino al que no se le ve muy claro el fin. Es difícil sentirse nadar contra la corriente, o contra las corrientes, porque por momentos de verdad siento que me voy quedando sola con dos o tres gatos que son los que me inspiran cuando estoy cansada. Creo que extrañaría esta bitácora como nunca he sentido la falta de nada, y es que encontrar un espacio de libertad ha sido lo más extraño que me ha pasado, de hecho ya no es algo que me haya pasado, es algo que es. Es por eso que me cuesta utilizar adjetivos como bueno o malo, porque es difícil calificar la existencia.
Foto, cortesía de Octavo Cerco.
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