domingo, 24 de mayo de 2009
Hammam
William Navarrete
Sólo el secreto sutil de las miradas
Perdura entre cortinas ahumadas,
Ahí donde las manos laboriosas,
Despojadas de sus arabescos de cálamo,
Entregan la nobleza de tu fuerza
A quien tal vez no siente nada,
Y espera que le sanen las heridas
Escondidas por las risas o el vapor.
No veo más que cuerpos desangrados
Que compran la ilusión de los remedios
Y manos que se agitan sin descaso,
Como mariposas rendidas ante el viento
Entregándose a una danza de piruetas,
Simulacro de tacto, inútil cura,
Cómplice sereno de silencio,
Minuto pasajero entre mi cuerpo y yo.
He comprado el silencio de esas manos
-como compro un canto que no entiendo-
en la estancia del alivio efímero,
a sabiendas que el olvido no se compra,
ni se olvida la magia de la danza
el misterio delicado de mi ausencia,
la pregunta escabullida en mis respuestas,
y he salido del hammam, sin ver el sol.
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Tomado de Lumbres veladas del sur, Aduana Vieja, 2008
http://cubaleah.blogspot.com/2009/05/todo-lo-que-hay-que-saber.html
ResponderEliminarBuena reseña de la presentación, pero te fuiste a millón y no pudimos conversar.
ResponderEliminarCreo que el autor debe estar satisfecho. Buena concurrencia, cálida introducción por parte de Daniel Fernández y William hizo gala no solo de sus dotes líricas, sino también como cronista oral, algo que los cubanos disfrutamos embelesados cuando estamos ante un viajante que sabe comunicar pintorescamente sus experiencias. Por mi parte, le agregué al saldo el haber saludado a Olga Connor, Daína Chaviano, a Daniel, a Heriberto Hernández y su delicada esposa, compartir con Alfre y Rosie, conocer al célebre Willie Trapiche y a la poeta María Eugenia Caseiro, amiga de Facebook, reencontrarme después de varios años con la dramaturga Carmen Duarte, toparme con la pintura erótica de Cándida Rodríguez, excompañera de trabajo de Bellas Artes, los calados de Salvador Lorenzo, viejo amigo diseñador con el que trabajara durante un tiempo en Sears, el tojosismo postmodernizado del amigo Carlos Acostaneyra, otra vieja amistad que conozco desde mis tiempos en el Hurón Azul de Párraga y observar de cerca, por primera vez, la obra de nuestra amiga Ana María Sarlat. Todo en dos horas y media de la noche.
ResponderEliminarFelicidades por este nuevo poemario, William. Desafortunadamente no pude asistir a la presentación.
ResponderEliminarJR muy bueno eso de materializar una amistad que era cibernetica virtual , fue un placer sin dudas fue una noche de sumas
ResponderEliminarano si os refereis a mi, pues mis escusas por no despedirme y si, tengo siempre mil un planes que me gustaria compartir con usted .
ResponderEliminarWilliam: No pude ir y de veras que qeuría.
ResponderEliminarGracias por venir y apoyarnos! Y mil gracias por los comentarios de todos ustedes por aca..Saludos, Manny
ResponderEliminarGracias a ustedes Rosie y Alfredo.
ResponderEliminarY a todos los que estuvieron y a los que no estuvieron pero que también estuvieron de alguna manera. Y a Manny que sabe organizarlo todo suave, discreto y eficaz.
me encanta William!
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