lunes, 7 de julio de 2008
Así se forjó el acero
Adalberto Delgado
Fueron años duros los de ese exilio de los 60; todo lo contrario a lo que la gente recién llegada se imagina. Recuerdo la mantequilla de maní que regalaba “el refugio” (una especie de welfare que daba el gobierno en aquel entonces). La carne enlatada, muy similar a la carne rusa de Cuba; el queso blanco y un chequecito de $125 mensuales, que no alcanzaba para mucho. El espíritu y la hermandad del cubano exilado de esa época era gigante. Gracias a la inventiva de las abuelas la consabida mantequilla de maní era procesada en dulces riquísimos; la carne rusa que aparecía hasta en lasañas, el queso convoyando postres con guayaba -y hasta en sandwichitos preparados por las mamás con sobras de la noche anterior. Vivíamos como podíamos. El lema era “donde comen dos comen seis”. La Paloma no era diferente. Aparte de pseudo-solar, era nuestro Country Club. Imaginen los domingos a todas las familias reunidas compartiendo en onda comunitaria, sana y solariega, exhibiendo platos exquisitos (con lo que hubiese). Un buen día, el famoso cocinero miamense “Chef Lafita” comenzó a repartir cantinas. A “los de bajos ingresos” el Chef les fiaba la cantinita para ayudarlos. En el famoso Oso Blanco, los paquetes de comida salían por la izquierda, fiados hasta donde se pudiese, dada las circunstancias, gracias al difunto Sabines, quien ayudó mucho al exilio mientras era presidente de la Camacol, especie de cámara de comercio latina. A la gorda Concha, personaje animado y generoso del palomar le gustaba mucho comer y como recibía una pensión de parte del padre de Pepito su hijo, cocinaba los domigos para los comunales palomenses. La abuelita de Kika confeccionaba deliciosos tamalitos en hoja, con el maíz que conseguía en las siembras donde trabajaba. El negro René siempre traía alguna sobrita de la cocina del Fountain Blue. Vivíamos felices vacilando esas comiditas dominicales, hechas con pura sazón de corazón. Por supuesto, el maní no faltaba (el de fumar, digo). Ahí estaba la flaca figura de “veintepeso” acercándose sigilosamente al palomar a pegar la gorra, trayendo consigo sendas bolsas de hierba Colombian Gold, lo mejor de lo mejor de la época. Comiendo y bebiendo, la gente se arrebataba y se olvidaban las penas del exilio, la nostalgia de lo perdido. Yo que salí en el '65, ya conocía la escasez en La Habana. Mi mamá me obligó a ponerme unos zapatos búlgaros “quilla en buque”, que pesaban una tonelada (y para colmo medio punto más chicos), porque tenía que venir “arreglado” a la Yuma. Cuando llegamos a suelo Mexicano, los boté en la basura inmediatamente y obligué a la vieja a comprarme un par de zapatos que me sirvieran y que fueran “livianos”. Traigo memorias, sí, recuerdos de alegría y hermandad que vivimos toda una generación: Así se forjó el acero.
Buena crónica. Me despertó muchos recuerdos de esa época pero no en Miami, en otro escenario, pero con la misma solidaridad entre los exiliados.
ResponderEliminarSaludos,
MI
Adal: Gracias por esas historias tuyas de la paloma que nos hacen la vida mas llevadera.
ResponderEliminarqué tiempos aquellos! entonces fue así como comenzó la cantina?
ResponderEliminarLamento mucho la desaparicion de las cantinas... precios bajos y variedad.
ResponderEliminarAD, magnífico el título de este fragmento, de simbolismo contundente. un buen recordatorio para los que prefieren tildar a esa generación de históricos-histéricos. ellos fueron la base, la "aleación de hierro y carbono, en diferentes proporciones, que adquiere con el temple gran dureza y elasticidad". la dureza fue de ellos, sin duda. la elasticidad tiene que ser nuestra.
ResponderEliminaren todos los escenarios fue igual, como recalca MI arriba. a nuestra llegada a Madrid nadie nos esperaba. de casualidad mi padre vio a un conocido en la sala de espera. era amigo suyo de Cuba, y desde que estaba en España era parte de un grupo de cubanos de todas las edades y c. sociales: obreros, contadores, médicos, ingenieros, maestros, amas de casa, comerciantes... dos veces a la semana iban al aeropuerto a recibir los vuelos que llegaban de cuba en esa época. entre todos reunían unas pesetas y las repartían a los que llegaban sin nada, como nosotros. nos guiaron y ubicaron los primeros días. esto nunca se olvida, oía a mi padre repetir una y otra vez con la cabeza baja. él nunca lo olvidó, y yo tampoco.
Muy bueno Adal. A mi esposa le encantan estas vinyetas.
ResponderEliminarAdalbertico, qué lindo tu relato. Precisamente ayer el flaco y yo almorzamos en la cantinita de Flagler y la 18 avenida. Yo almuerzo mucho ahí porque se me hace fácil ir desde el trabajo. Es muy muy limpia, la comida no está sobresazonada, variedad de carnes y siempre dos sopas o potajes al día, vianda hervida, vaya, con opciones saludables. Y buen trato. Ya a las 10:30 am están empacando las cantinas que se van. El precio de la completa es insuperable: $4:50.
ResponderEliminarRI
Adal este post me ha recordado el libro de Pérez Firmat El año que viene estamos en Cuba, donde narra sus memorias de esa época. Debe haber sido duro ese comienzo, pero desde esos primeros momentos ya Miami era esta especie de segunda Habana, espejismo de lo dejado atrás. No hay nada más duro que salir de Cuba a un lugar donde nadie endiende por qué te fuiste y cuando mencionas de donde eres la gente abre los ojos y dice kiuba! como si fueras el embajador del sol de Varadero. DPC (de P el caso)
ResponderEliminarYo creo que dejariamos de ser cubanos si no nos despertaran los recuerdos estas palabras tan bien escritas, mi escenario fue NJ donde recogiamos los muebles que botatan en los dias de basuras para guardarlos para los próximos que llegaran, que tiempos aquellos como recogí ropa de la basura de una factoria que me quedaba cerca la zurcia y con ella iba a trabajar al otro dia muy orgullosa como si llevara algo de la 5ta Avenida, solo tenia 21 años y no me daba pena, por cuanto hoy en dia la juventud hace eso. Los cubanos nos hemos creado como el acero forjandonos en la lucha y en pasar trabajo, haoy veces miro hacia atras y me digo: Lo volveria a hacer otravez? Creo que si.....
ResponderEliminarSaludos
Gusanita
Son capas y más capas de fundamentos exiliados que no han aprendido a comunicarse y se achacan culpas mutuamente sin el menor asomo de respeto por lo que desconoce que el otro pasó.
ResponderEliminarTextos como este ayudan a que unos y otros comprendan lo jodido que resulta siempre este salto y apunta al cómo pasarla mejor en la periferia del sueño americano. Gracias.
"Girl in a Comma", la cantante me suena a Roy Orbison....
ResponderEliminarAdalberto me gusta mucho como escribes,encuentro mucha sinceridad en todo lo que cuentas.Tambien mucha sencillez.En los 80 tambien pasamos mucho trabajo.Porque la mala fama que teniamos por culpa de unos pocos que nos dieron mala fama a todos marielitos.En aquella epoca a mi me encantaba Macdonals y Berger King y ahora no lo toco.
ResponderEliminarAnamaria
Adalberto, qué buen artículo. Me ha recordado Next year in Cuba, de Perez Firmat. Para los que no somos de esa época, los testimonios de ustedes son invaluables. Tomando prestada una frase de Firmat, Miami fue, en aquellos tiempos "a joyful shot at how things could have been."
ResponderEliminarAY, caray! Mandé mi comentario y veo que RL ya había dicho algo similar. Te juro que no es plagio..
ResponderEliminaramigos y amigas, las cantinas continuan! yo conozco varias y las voy a mencionar en un futuro post, asi como mis posts de como "lunchar" en miami durante tiempos duros (econicamente hablando)
ResponderEliminarraysa, de nada, yo disfruto escribiendolas para ustedes muchisimo!
conozco la historia sonora y matancera, nosotros vinimos via mexico y fue igual, mi papa se dedico a ayudar a muchos cubanos a obtener sus visas para entrar a los estados unidos. le decian "el licenciado" jajajajaja
si rosie, es muy buena y muy limpia!
a mi me gusta mucho tambien.
oye rafa, voy a adoptar el "dpc" me encanto! jajaja hace rato no nos vemos! me mude a sunny isles!
nilo, me alegra poder mostrar una realidad k quizas pocos conocen. eso si, para mi todos los cubanos somos cubanos y ya esta. un abrazo
anamaria, en mi epoca, berger king era un punto de recreo para las familias. un whopper, papitas y batido, no llegaban a dos dolares. nos ivamos todos los domingos y despues haciamos sobre mesa. si chica, las "fritas" americanas, como les decia mi tia abuela...
teresa, "plage" o no, como decimos los cubanos "da igual" lo importante es k te hayas llevado algo del post. abrazos!
aclaracion: el articulo esta bueno e informa, gracias a la edicion de mis queridos amigos alfred y la flaca (rosie)