Paraíso, un bolero perdido

Amílcar Barca

Iván (Adrián Más) es un cubano medianamente joven que llega a través de las aguas revueltas del Atlántico en balsa. Encuentra a Remigio (Miguel Gutiérrez), el padre que lo recibe con los brazos abiertos en su apartamento de Key Biscayne y, a escondidas y por interés, fornicará con Alina, (Lilian Rentería), la mejor amiga de su mentor. Al mismo tiempo, se enamora de Tamara, (Tamara Melián) que no revela un pequeño crimen que acomete en su trabajo. Una noche, en la cafetería Versailles, se encontrará con un amigo de la infancia (Ariel Teixidó) y posible delator de un pasado que esconde. Por último, acorralado por la culpa y los acontecimientos que la sostienen, León Ichaso, gracias a un inteligente final abierto, le pone punto y aparte al personaje a través de un monólogo radial del padre. Un bolero sin terminar queda suspendido de momento. Algo que no le es extraño a Alfredo Triff, que teje las notas de la música bajo un jazz urbano y casi nocturno en cada espacio citadino donde los personajes se asientan. Paraíso roza “la catarsis”, según las palabras del director, de una comunidad que presiente un final próximo. Las razones y sinrazones de cada generación quedan, aunque bastante sintetizadas y algo tópicas, patentes en la obra. Ichaso, amante siempre de mostrar lo marginal y “sucio” de los personajes principales (Piñero, El cantante...) juega en todo momento más con el editaje que con el guión. Pero éste a la vez, ofrece varias citas memorables, por ejemplo cuando Alina le pregunta a Iván al cabo de un tiempo de estancia en Miami “¿Estás contento de estar aquí?” e Iván le responde “No lo sé, yo diría que estoy aprendiendo a estar contento”. La película ofrece un sinfín de secuencias en blanco y negro que no necesariamente remiten al flash back y que a veces nos confunden aunque otras se agradece. A destacar, el viaje de Iván y Tamara en el metromover por el centro de la ciudad, o los planos que se suceden en un asesinato que el protagonista ejecuta. Hay notas de homenaje a través del balcón, a otro balcón memorable donde Sergio en Memorias del subdesarrollo de Gutiérrez Alea mira a una ciudad que acaba de empezar una nueva etapa. Al final de la proyección, subieron casi todo el elenco del equipo y Alejandro Ríos ensalzó que “En esta película aparecen las tres últimas generaciones de actores cubanos”. Particularmente yo añadiría que Paraíso es la primera película abiertamente crítica y directa sobre la convivencia y enfrentamientos de las tres migraciones de la Isla en Miami: la del primer exilio, la del Mariel, y la de los balseros. Obra polémica... sin duda que cierra su trilogía sobre el asunto pero, al mismo tiempo, necesaria para todo aquél que busca una pronta reconciliación a través del valor de la libertad y la tolerancia en ambos lados del país.
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Para los que no tuvieron oportunidad de verla el miércoles, Paraíso se proyecta este domingo en el Tower a las 5 de la tarde. De obligada visión para todo cubano – o no- que viva en esta ciudad.