martes, 3 de febrero de 2009

Mis recuerdos de Severo Sarduy o réquiem rumbero para un poeta (séptima parte)




Ramón Alejandro

Poco antes de morir Severo publicó un cuento en la revista Linden Lane Magazine, en el cual parecía referirse a los últimos días de Lezama Lima, como autor frustrado ante la escasez e indiferencia de sus lectores. Después de leer su relato le dije que me parecía evidente que era una confesión de su propia experiencia y desengaño. A él le hubiera gustado tener un éxito rotundo y multitudinario como el que consiguió Reinaldo Arenas. Y sobre el intento que hizo Severo para evitar que Arenas fuera publicado en las ediciones del Seuil de las que él fue lector, la estudiosa Liliane Hasson ha publicado un excelente reportaje en el que pone a descubierto la fallida maniobra de Severo por engavetar y hacer definitivamente desaparecer el manuscrito de una novela que el recién exiliado escritor había puesto a su cuidado. De manera que nunca apareciese la edición francesa que finalmente al ser publicada le hizo alcanzar fama mundial. La intervención eficaz del pintor Jorge Cagancho y de su mujer Perla Pura, fieles amigos de Reinaldo Arenas ante el editor Durán, hizo fracasar el conato de censura en defensa propia que Severo intentó perpetrar apoyado por la influencia que La Momia tenía en esa famosa casa de ediciones de la Rue Jacob. En sus últimos meses de vida Severo me aseguró que estaba tratando de escribir para un público más amplio, y que cuando leyese Pájaros en la playa podría constatar que ya había abandonado las excesivas experiencias formales que hacían difícil al gran público la lectura de sus obras. Algo lo maniataba, como un extraño pudor de "contar", como si contar fuera ilícito. Una repugnancia supersticiosa a caer en lo anecdótico, lo mantenía preso en su torre de marfil mallarmeana. No quería rebajarse a caer en "el chisme", para complacer al vulgo. Después de la publicación de Big Bang, que coincidió con la de mi libro de dibujos eróticos Pura Pérdida en la misma casa de edición de Fata Morgana a la que me había introducido François Lunven, Severo quiso publicar otro libro en esa editora que estaba en pleno desarrollo publicando autores de la talla de Michaux y otras lumbreras del momento. Cuando se lo propuse a Bruno Roy que era quien dirigía esa editorial me dijo que no publicaría ningún otro libro de Severo de ahora en adelante, por qué Big Bang no se había vendido lo suficiente. Por cierto, mi Pure Perte tampoco fue un éxito comercial. Asuntos de la memoria: Fue por las populares calles y los cafés nocturnos de Montevideo que conocí a otro joven tan vagabundo como yo mismo, llamado Jorge Mara, que con el tiempo llegó a ser un excepcional marchand de pintura tanto en Madrid y Buenos Aires. Fue Jorge Mara quien años después me presentó a Emir Rodríguez Monegal estando ambos ya viviendo en París. Emir llevaba en su persona todo el prestigio que le confería su estrecha amistad con Jorge Luis Borges y por entonces estaba comenzando la publicación de la controversial revista literaria Mundo Nuevo. Fue Monegal quien llevó a Severo Sarduy al vernissage de mi primera exposición el día 17 de marzo del excepcional año de 1968, apenas dos meses antes de que estallara en París la famosa Revolución de Mayo. Severo me llevó al Museo de Arte de la Ciudad de París a ver una exposición de pinturas de su idolatrado Rothko, y me trató de comunicar su entusiasmo por esa expresión tan abstracta y quintaesencial de la pintura. Pero me pareció que el gran valor que él atribuía a esas sublimes telas apenas cubiertas de una ligerísima capa de color, casi monocromas, venía del hecho que el pintor se había suicidado corroborando el valor místico de la empresa en la que se había metido por cuenta propia. La Momia no le permitía a Severo distraerse de la actualidad. Recuerdo que cierta vez que entusiasmado por un libro sobre la Kábala de Henri Serouya que yo estaba leyendo quise comentarlo con ellos, La Momia con gran desprecio me dijo: "Ese libro es de 1943, y yo no puedo interesarme en ninguna obra que tenga más de tres años de publicada". Después de la publicación de Corona de las frutas, Severo me escribió dos cartas, en la primera me decía que se avergonzaba de haber publicado esas décimas "tan chillonas" y populacheras. La segunda me decía todo lo contrario, me agradecía haberle hecho escribir como nunca hubiera debido dejar de escribir, porque esas décimas reflejaban su verdadera estética y el fondo real de su inspiración y sensibilidad original. Fue a raíz de la fotografía de una fruta bomba de metro y medio que yo pinté dentro del marco del Simposio de la Joven Pintura de Québec en Baie-Saint-Paul en 1989, que Severo me mandó por vuelta de correo la décima que comienza por el verso: "Qué bien hiciste Ramón de pintar una papaya de ese color y esa talla con técnica perfección". Al yo pedirle otras nueve décimas inspiradas por las frutas cubanas para con todas ellas componer un poemario, fue que tuvo origen ese bello libro. Participamos juntos, mano a mano, en un programa cultural de Radio Latina en el comentamos ampliamente su última exposición de pintura en la Galería Lina Davidoff. Nos divertimos mucho desbarrando alegre e ingeniosamente sobre la relación entre la pintura y la literatura, sobre todo dentro de la civilización china, uno de los temas recurrentes de su mayor predilección. A raíz de ese programa fue que terminamos cenando en el restorán hindú antes de ir a su apartamento de Montparnasse para que yo conociese a su Eshu Trancarúa. El que abre y cierra los caminos de la Vida. Una vez que comentaba con Roland Barthes el sorprendente hecho que aconteció cuando al visitar el pintoresco publecito de Asilah cerca de Tánger, habiendo terminado de almorzar a la terraza de un restorán, Severo y yo nos percatamos de que La Momia no había comido nada. Al preguntarle como tal cosa había podido suceder, nos respondó que nadie le había preguntado si él quería comer. Como yo califiqué esa conducta de "timidez", Barthes me respondió: "Eso no es timidez, es otra cosa", y me confesó que Severo y La Momia le daban lástima. No quise preguntarle porque, ni quise que Barthes se extendiera sobre ese tema, porque sabiendo la amistad que los unía después de tantos años sentí que me estaba inmiscuyendo en un terreno resbaloso. Siempre me quedé con la curiosidad de saber que era lo que verdaderamente pensaba Barthes de esa curiosa pareja de amantes unidas por el lazo de la ascesis y la erudición. Y por la pigmalionesca pasión de la patética Momia, cuya verdadera obra fue la de mi querido amigo Severo Sarduy. Severo fue su estatua viva. Dos vidas congeladas por el saber y la aspiración a la Opera Magna. Conservada en el formol del intelecto pero muy lejos de la sabiduría de los textos orientales que tanto atraían al místico y sensual Severo. Para mí, ese extraño y singular amor entre Severo y La Momia se resume como dijo Louis Aragon, y lo cantó Brassens; "Il n'y a pas d'amour heureux", no puede haber amor feliz. Aquella vez que Severo me condujo en su automóvil hasta el Cabo Malabata desde donde se puede ya ver el faro de Tarifa y la entrada del Mar Mediterráneo. Más allá de donde finalizan los arenales de la extensa playa de Tánger, en un bucólico sitio donde suelen pacer los camellos. Aprovechando de que La Momia se había quedado enclaustrada en su habitación de hotel se pudo explayar con sus habituales quejas sobre la manera en que su posesivo amigo lo forzaba a vivir esa existencia estudiosa que para él representó el sacrificio de su lozanía y de su pasajera juventud, terminó su ya habitual descarga diciéndome de manera algo melodramática:"No voy a permitir que esa erudición se me convierta en superego". Terminado ese verano, todos y cada uno de los que solíamos pasar el período de vacaciones en Tánger volvimos de nuevo a París, y reanudamos nuestras diversas ocupaciones. Severo me reprochaba perder mi tiempo en Tánger leyendo novelas de Julio Verne, y viendo larguísimas películas musicales hindúes en los cines para moros de baja ralea y fumadores de kif y de haschish mientras él "estudiaba" la cerámica Tang y la Ming encerrado con La Momia dentro de la habitación de su hotel. Meses después al encontrarnos nuevamente, no pude evitar preguntarle en qué había quedado aquel deseo tan vehemente de emanciparse del yugo disciplinario que le imponía La Momia, y él con su histrionismo habitual me respondió algo secamente: "Escogí la muerte".

26 comentarios:

  1. Goodmorning. Estas cosas de Ramon son como un blast from the past a todo color en tercera fila.

    ResponderEliminar
  2. Que vida tan azarosa dificil como quiera llamarsele.. es muy triste que uno no pueda ser quien quere ser que viva amarrado por otro ser humano. La pregunta que no se hace Ramon es porque vivio asi por tanto tiempo?

    ResponderEliminar
  3. Para mí, ese extraño y singular amor entre Severo y La Momia se resume como dijo Louis Aragon, y lo cantó Brassens; "Il n'y a pas d'amour heureux", no puede haber amor feliz.

    ResponderEliminar
  4. Ramon, actuar sobre la base de la envidia es comun entre personas de talento? Lo que cuentas parece confirmarlo. Me quedo con Arenas, pero no dejo de reconocer el gran talento de Severo, su erudicion mas no su falta de sabiduria como dices.
    Piensas publicar estas memorias o son para tumiamiblog en esclusivo?Anamaria

    ResponderEliminar
  5. Como siempre los chismes y el detalle entre cubanos es tan entretenido como informativo.

    felicidades!

    ResponderEliminar
  6. Even the toughest rules require reasonable exceptions," said White House Press Secretary Robert Gibbs.
    That was a big step back from Obama's unambiguous swipe at lobbyists in November 2007, while campaigning for the Democratic presidential nomination. "I don't take a dime of their money," he said, "and when I am president, they won't find a job in my White House."

    ResponderEliminar
  7. .Que ganas tengo que llegue elcapitulo final de esta cosa.Ramon,deberias enfocarte mas en tu pintura y no en la vida de otros.A lo mejor hasta dejas de hacer giccle.

    Director del useo (MAMA)

    ResponderEliminar
  8. No pudiste escojer mejor titulo para tu libro de dibujos,como una premonicion,fue pura perdida para la editorial.

    ResponderEliminar
  9. Ano(s): Dejos vuestras analidades anónimas porque sé que Ramón las disfruta. Pero se me ocurre añadir que no es primera vez que un pintor escribe: Están las memorias de De Chirico, las escapadas literarias de Salvador Dalí, los intentos ensayísticos de Kosuth, Sol Lewitt y Hans Haacke y otros… ¿por qué Alejandro va a ser menos?

    ResponderEliminar
  10. Y los textos críticos o la intensa autobiografía de Marcelo Pogolotti. ¿Quién puede obviar que Del Barro y las Voces es uno de los testimonios más reveladores de décadas de vanguardia? El pincel no niega para nada la posibilidad de la palabra.

    ResponderEliminar
  11. Ramon no te achicopales con los envidiosos. Tu relato es formidable.

    ResponderEliminar
  12. Has pintado a Sarduy como un malevolo un envidioso. Un mierda.

    ResponderEliminar
  13. Si no me respondes (anteriormente tambien me ignoraste), no te pregunto mas nada.Pero de verdad que resulta fascinate toda esta historia.

    No estoy brava pero deberias entrar a responder.Anamaria

    ResponderEliminar
  14. Aqui esta la verdadera historia y no la mierda que escriben los academicos.

    ResponderEliminar
  15. ¡Chichón! Ano 1:18PM. The president went on TV and didn't excuse himself for Daschle, like your friend Mr. Egghead "the cowboy" GWB would've done in his good ol' days, who after 8 years of "enhancing info techniques" (call it torture), unilateralism, hegemonism, expansionism, secrecy, lying to the American people and screwing the country's reaches left office swearing on TV that "he had left the office with my head held high and a sense of accomplishment".

    ResponderEliminar
  16. asere ponle "comment" a lo de la musica pa poder descargar sin "adulterar" otros espacios...wild thing algo salvaje con solo 3 acordes

    ResponderEliminar
  17. Tambien las cartas a su hermano Teo de vangucho y Joseph Beuys...y mas y mas...y Davinci escribia alrevez pa' que nadie entendiese ni papa. Ah! eres pintor Ramoncete? Nunca vi nada que pintaste. Me gusta que no eres simple, pero q sabes ser complicado coherente y tambien como abarcas la complejidad del personajucho ese. Sigue mas...

    ResponderEliminar
  18. Tiene razón JR, lo mismo pasa con Carlos Enríquez y de eso me he ocupado un poco. Justo El Barro y las voces nos ofrece una ventana a la vida de Pogolotti ....y del otro también por sus anécdotas.

    ResponderEliminar
  19. That was a big step back from Obama's ....Mister AT,cual es el truco ? si critico a "your friend" Obama tu dice que el cowboy "Cabeza de huevo" (Gusano, Escoria) es mi amigo ,usted dice que , la miseria pasada justifica la miseria precente ? El que critique al nuevo mandatario es "Bushista" (C0ntrarevolucionario)entonces siga usted con su nuevo dios en jefe intocable , companero castrista .

    ResponderEliminar
  20. Frozen Anus: 8 years of bushism vs. a couple of weeks with el negro? You just can't take it. ¿The symptoms? Your eyes are bulging, your veins popping, your anus dilating... you have no cure (is lynching Ok?)

    Yes, I despise your Mr. Egghead cowboy (along with the majority of the country) and we have reasons for doing so. Obama just started, let's wait and see. If he fucks up, I'll be the first. In the meantime... let's give him a fucking chance -even to screw up.

    ResponderEliminar
  21. Willie: No hay tema. Tira. Sé que a Ramón le gusta el potaje.

    ResponderEliminar
  22. Ayer escuche en una emisora budista de miami" El presidente ya lleva casi un mes en la casa Blanca y aun no ha hecho nada", que les parece?

    ResponderEliminar
  23. La verdad es que está bien escrito pero deja un vaho de mala onda sobre Severo terrible. Y sobre la aNècdota de Arenas, vale la pena señalar que no tiene comparación el guajirito de carrozas con la obra y la erudicción de Severo ....aunque a Ramón Alejandro no le guste, claro está. Todo es cuestión gustos parece pero de ahí a divagar buscando que la aguja entre por el ojo del rico...Vaya, que si a él no le agrada Severo, a mí tampoo me gusta su pintura excéntrica, hipergritada, hipercromáatica, poco sublime y con poca poesía. Y no hablo de las papayas, ya esas son otras cuestiones..

    ResponderEliminar
  24. Oye............la gente no son una cosa. Son varias cosas. Vaya..que puedo ser malo y bueno y ser.

    ResponderEliminar