sábado, 31 de enero de 2009
René Ariza: despojo eficaz de tantos males
Rosie Inguanzo
Entre la parodia cruda de Virgilio Piñera y la farsa siniestra de José Triana está el candor desvencijado de René Ariza, la vendimia de sus trabalenguas del acecho ("La sospecha", "Los bravos", etc.) y otros horrores sostenidos. Ariza perteneció al grupo de Los Doce, fue Premio UNEAC de teatro en 1967 por La vuelta a la manzana, y marielito de generación (según lo trazado por otro marielito, Reynaldo Arenas), ya que aunque no vino por el puente del Mariel (sale en 1979) compartió con sus coterráneos 20 años de dictadura. Curiosamente no concurre con muchos de los de su generación en la violencia verbal. Cuba aún funciona como el telón de fondo para esta literatura; también la burla, la simulación exaltada de nuestra idiosincrasia y la intención de desquite contra el régimen vigente. Pero en Ariza la denuncia es cándidamente insidiosa, aún pasmosamente testimonial, cuajada de una obstinación por plasmar en la obra la experiencia de la persecución. Cabe decir que en René omitir la vulgaridad sea una especie de enmienda con ese pasado atroz. Sobre la tabula rasa del exilio, ajeno a los acomodamientos aburguesados (nos consta que Ariza siempre fue un saltimbanqui inspirado y famélico), el juglar nutría su desamparo con relatos orales, monólogos graciosamente interpretados por él mismo, dibujos de Cristos que realizaba atrapado en semifarsescos performances de rapsoda. Imbuido y juguetón rescataba cuentos del horror y la locura, cuentos sobre lo cotidiano recuperados ahí donde la realidad social fungía como agente opresivo. Tristetemente, igual que sucedió a tantos otros escritores, los textos que escribió en Cuba habían sido confiscados y destruidos en repetidas requisas oficiales. René nos contaba como, ya en el exilio, había tenido que recuperar de la memoria muchos de sus escritos. En René confluye un parentesco antológico universal expresado en la diversidad de formas y personajes que toman sus temas: el máximo líder, la cultura machista, el policía perseguidor, el delator, las falsas apariencias, el desquicio cotidiano, la bestialidad autorizada y deshumanización de la vida en la sociedad moderna, la homosexualidad, el escritor perseguido, etc. Lo conocí en los talleres que orquestaba Teresa María Rojas en Prometeo (esa casa primera), y con cariño conservo una imagen polimorfa y polifónica repartida en los múltiples personajes de René: el juglar delgadísimo y leve, asexuado, con la mirada subrepticiamente extraviada; aquélla cicatriz en el rostro que le alcazaba la frente y aquel mito –nunca confirmado- de que le habían hecho una trepanación de cráneo en Mazorra (sabemos que sufrió electrochoques mientras estuvo preso, y que en Cuba es usual que la maquinaria represiva clasifique como enfermos mentales a escritores y disidentes, sometiéndolos a tratamientos psiquiátricos). Y ahí está su permanencia psíquica, lo que quisieron borrar en poemas y relatos, en mí imitándolo (da gusto representarlo). Cierto apego a lo terrible de esos años 70, cierta nostalgia de la experiencia fundacional, cualquiera que esta haya sido, lo devuelve una y otra vez a sus fantasmas. René regresa a ese pasado (es también un lugar en la memoria emotiva y sensorial, tan útiles para la representación), ámbito familiar y social que desarrollará con humoroso discernimiento. Espacio baldío de amor, desolado, asediado y brutal, que como daño irreversible lo marcara; pero también es el punto de partida para el juego teatral y el despojo rotativo y eficaz de tantos males.
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Instituto Cultural René Ariza
Bravo Rosi. De quien es la foto, de Pedro Portal?
ResponderEliminarEs muy buena para ser de el. EL fotopatrol
ResponderEliminarExcelente, Rosi. René es monstruo y delicado. Rememoro tus apropiaciones que le hicieron honor.
ResponderEliminarThe more creative one is in a closed society, the more that essence of that being is pesecuted.
ResponderEliminarLa Mano.
P.D. muy bello escrito rosir.
Rosiña, la última vez que ví a Rene (guardo ésta imagen junto a sus pinturas) le sangraban los dientes, como si lloraran...
ResponderEliminarT.
Hola, muy lindo escrito. Sabes? Yo nunca he leido a Jose Triana ni a Rene Ariza y lo que es peor a Virgilio tampoco lo he leido. Si me gusta mucho reinaldo arenas. No se nada de teatro cubano. Hace anios que me he deseado poner al dia con esto pero...no lo he hecho todavia. No se porque...bueno si lo se. Lo deseo hacer algun dia. Te gusta? Cual es la diferencia entre ellos? Creo que de Jose triana habia un poema o algo asi en el libro de primer grado de primaria. Muy interesante tu perspectiva como de alguien que lleva muchos anios aqui. Thanks Algun dia sabre mas sobre todo esto. Haz mas cuentos de esta gente please. :+)
ResponderEliminarOh no era una escuela que se llamaba Juan Triana. No? No se... no recuerdo.
ResponderEliminarpositivo yo no podia entrar a la pagina..
ResponderEliminarCreo que el asunto se arregló.
ResponderEliminarGracias, Willie.
la foto es del documental Conducta Impropia, de Orlando Jiménez Leal y Néstor Almendros
ResponderEliminarbajaron la estatua del zapato en Irak.
ResponderEliminarExcelente Rosie.
ResponderEliminarYvonne
Recomiendo ir a ver la expo de A.Delagado en Mosquera.
ResponderEliminarRene Ariza es uno de nuestros escritores mas importantes. Hay que ensen~arselo a las generaciones de hoy y del man~ana. Que tenga justicia poetica, no importa que llegue tarde si llega. Que se hagan sus obras de teatro alla en Cuba libre para que todos se enteren de lo bueno que fue.
ResponderEliminarNo hay libros de el por ningun lado, pero los video si estan buenisimos.
Buenisimo Rosi, Rene se lo merecia hace rato. Hace ya cuantos anos murio? Tu te acuerdas? Parece que fue ayer.
ResponderEliminarA Ariza se le hizo una recolecta en el ballet de Pedro Pablo Pena y fueron cantidad de personas para ayudarlo con los gastos medicos. Ya no se donde esta Pedro Pablo. Era un poeta de la calle, sincero de arriba abajo.
Anamaria
Quien es? Quien fue? Me quede botao
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