miércoles, 3 de diciembre de 2008
Mis recuerdos de Severo Sarduy o Réquiem rumbero para un poeta (primera parte)
Ramón Alejandro
"Le tiré con el rayo, pero la brujería se me viró". Así me dijo Severo, quien desde algún tiempo atrás estaba bastante disgustado porque La Momia se había echado un nuevo amigo. Un apuesto estudiante recién llegado del emirato de Omán lo había substituido como deshollinador titular del filósofo del estructuralismo. Severo tenía un complejo altar instalado en una mesita baja que tenía puesta junto a su cama en el apartamento que él y La Momia ocupaban cerca de Montparnasse. Entre los numerosos objetos de culto provenientes de diferentes religiones que allí se apretujaban, su predilecto era un Eshu Trancarúa bahiano que le había regalado el escritor Jorge Amado. Porque la verdadera fe de Severo fue siempre la Diosa Literatura, y a través de esa figurita de un pié de altura, hecha de hierro negro, que tenía por detrás un largo rabo enroscado que continuaba el diseño de la línea que se iniciaba en el pene que le colgaba por delante. Ese eje de equilibrio estático le permitía mantenerse bien parado sobre sus dos patas, y aún ostentar un tridente en contrapeso en una de sus dos manos. Por encima de eso y para no quedarse corto en atributos de poder, tenía dos cuernitos bien enhiestos sobre su rústica cabeza de corte tubular como el resto de sus miembros. Esta graciosa estatuilla más estaba cargada de poderes por haber sido un regalo de Jorge Amado que por representar al Orisha que abre y cierra los caminos de la vida. Porque la verdadero camino religioso de Severo fueron las letras, y tanto Santos como Bodisatvas sólo fueron pretextos para hacer desbordar su voluptuoso caudal de palabras, esa gozadora oralidad en la que se encauzaba la libido que lo hacía vivir a todo meter. Quemando la vela de su existencia por los dos cabos a la vez. Su molino de oraciones personal agitaba al viento papeletas de textos literarios en vez de plegarias. Y sus propias pinturas, a pesar del ahínco que puso en evitar sugerir el más mínimo sentido, contaban transparentemente su autobiografía sin que ninguna hermenéutica ni teoría semiótica pudiera interponerse en su descarada confesión. Los colores negro y blanco, o negro y rojo, que son los tres colores de las cuentas de los collares de Eshu-Elegguá, que simbolizan las dualidades Vida-Muerte, Verdad-Mentira, fueron sin el menor disimulo los colores que le sirvieron de base para su teorización del hecho plástico. Si hablaba tanto del Sunyata, de esa no substancialidad de los fenómenos de este Mundo, era del vacío afectivo en que cotidianamente vivía, la nada de las vanidades de este mundo que constataba amargamente día tras día en el medio editorial en el que vivió. Y la fecundidad de ese Vacío metafísico inventado por los filósofos del Indostán era la misteriosa fuerza creadora que lo hacía escribir a partir de esa frustración esencial, esa soledad afectiva de la que sacó las energías que necesitaba para escribir. A fuerza de hablar del "cuerpo", tema que tuvo en común con tantos otros escritores de esos años (que machacaron ad nauseam la importancia del cuerpo en sus obras literarias), era evidente que se trataba de su propio cuerpo insatisfecho, que lejos del trópico carecía del calor humano endémico y de la caricia de los elementos de los que había gozado antes de abandonar para siempre su Isla de Cuba natal. Tanto en sus textos como en su propia existencia vivía para el "paripé", el show off. Fingía una felicidad que estaba lejos de sentir. Cualquier cosa antes de reconocer públicamente la miseria humana de una existencia dirigida hacia un ideal de escritura sobrehumano, esa "experiencia límite" que cacareaba La Momia cuando hablaba de las novelas de Severo. Para él lo peor no era el sufrir, sino que se supiera que sufría. Aunque estábamos solamente él y yo ante su corte de divinidades heteróclitas apiñadas sobre su mesa de noche, Severo no podía evitar el tono entre burlón y profundamente teatral que tan a menudo afectaba. Hizo sonar su maraquita para invocar al Santo, es decir para impresionarme a mí que en ese instante era su privilegiado espectador. Su Santo era la atención que podía lograr de mi parte simulando rituales en los que no creía para nada. Y estando por encima de todo perfectamente consciente de que yo me daba cuenta cabal de su embeleco. Pronunció con afectada unción:"Anita Laroye coco".
No hace mucho en una fiesta con algunos amigos cubanos salio el tema de Sarduy y aunque no lo he leido, ahora se me hace que con tus memorias tengo que leerlo./ que me recomiendan para empezar?
ResponderEliminarGuaooooo! Estupenda anecdota! Visto asi Sarduy tiene mas sentido.
ResponderEliminarCafeina lee: De donde son los cantantes; Maitreya.
HRL
Perdonen la digresión, acabo de leer esto en cubaencuentro: Bush dice que su mayor error fue hacer caso a los informes sobre armas de destrucción en Irak (http://www.cubaencuentro.com/es/internacional/noticias/bush-dice-que-su-mayor-error-fue-hacer-caso-a-los-informes-sobre-armas-de-destruccion-en-irak-136481) Y después de tanto cadáver y de tanto renegarlo...Le ronca... Tú sabes qué?!!! Bush, me cago en la recontrarrresingá hora que te vió nacer!!!
ResponderEliminarDivertidisimo Ramon.
ResponderEliminarTRIFF BASEL EMPEIZA HOY Y USTEDES NO VAN A DECIR NADA DE LO QUE ESTA PASANDO???????
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJA
ResponderEliminarRamon Alejandro,
ResponderEliminarEres uno de mis escritores predilectos! Gracias por existir Asere! Bestiaaaaaaaaaaaaaa inmunda! Osea, disculpa, no lo tomes a mal, porque es de carinio. Lo que quiero decir es que aprendo mucho contigo y que ademas me fascina que en tu aparente desfachates exista tanta atencion a las pequenias vanalidadades enteras, mas o menos imperfectas de las que estan construidas las verdaderas realidades completas. Love pa' ti. Pon mas cosaaass. Yo te leo!!! ;+)
PD: No estoy para nada lamiendo botas que ese no es mi estilo!!!
Misha
Buenísimo Ramón. Es una mirada interior a lo melindroso del genio.
ResponderEliminarquien es La Momia?
ResponderEliminarY sera verdad todo eso que Ramon dice? Como se sabe que la historia es fidedigna?
ResponderEliminarCobra.
ResponderEliminarGENIAL RAMON
ResponderEliminarJR: Anoche comentamos tu comentario.
ResponderEliminarImagino que La Momia es Françoise Ewald. Para empezar con Severo, a la Cafeína le recomiendo "Barroco". Es un ensayo, pero... tiene su cosa.
ResponderEliminarI
SARDUY Y R.ALEJANDRO SON UN PAR DE BARROCOS.
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