sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Ganarán las putas de San Francisco su Distrito Rojo?


Signos de que va cambiando la percepción moralista del país: La "propuesta K" en la boleta sanfranciscana. El asunto también se debate en Berkeley.

No estamos en los tiempos de las guerras del siglo XX cuando el país se estremecía con el fantasma de la sífilis. Vivimos tiempos post-SIDA. El sexo no disminuye con el peligro venéreo, sino con la educación. Ejemplos del ostracismo de la ignorancia a la profesión milenaria huelgan: El terror de los años 201. Allan Brandt en su libro No Magic Bullet2, analiza la respuesta social a las enfermedades venéreas durante la primera y segunda guerras y concluye que atacar la prostitución se convirtió en símbolo viable de la propaganda bélica del momento. Por una parte se reafirmaba la dicotomía entre la mujer honesta y la puta (la primera necesitada de protección, la segunda, predadora peligrosa). Los reclutas eran entrenados acerca de los peligros del sexo. Otro frente moral de la guerra (similar al de la guerra contra la mariguana) era proteger los valores familiares: sus madres, hermanas y futuras esposas del peligro de la agresión sexual enemiga. Hay panfletos de la época que acusan a la prostituta de "ayudar a los hunos a debilitar las fuerzas liberadoras de América".


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1En la década del 20 la prostituta no tenía que ser acusada de crimen alguno para pasar la prueba venérea. La puta se consideraba culpable a no ser que la prueba fuese negativa. 2Allan M. Brandt, No Magic Bullet : A Social History of Venereal Disease in the United States since 1880 (New York, 1985).