El País: No ha sido ésta una batalla entre el bueno y el malo. No llegan hoy los estadounidenses a las urnas con la duda sobre qué figura les ha inspirado o cuál merece más confianza. Obama es el claro favorito a la victoria, no porque su rival haya fracasado, sino porque él representa el futuro y McCain, por su edad, por su historia, por su mensaje, es el pasado. Un pasado no necesariamente aborrecido por electores o, al menos, no en todas sus facetas. Hay aspectos del patriotismo y la entrega de McCain que muchos votantes de Obama admiran y quisieran incluso ver en su propio candidato.
Le Figaro: Incluso antes que los americanos elijan hoy su presidente 44, el resto del mundo ha votado. La preferencia es clara y sin posibilidad de discusión. El planeta, si pudiera votar, elegiría a Barack Obama con una mayoría muy por encima de lo que puede esperarse en su propio país. De Tokio a París, de Estocolmo a Pretoria, nunca hubo tanta pasión por una elección en los Estados Unidos; nunca la gente había tomado partido con la misma convicción. La personalidad del primer candidato negro a la Casa Blanca, su elegancia y su fuerza de convicción, el símbolo de la hermandad que encarna podría acaso explicar esta locura que no tiene precedente.